INFORME SEMANAL DE POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 1432

Visitantes interactúan con un brazo robótico biónico inteligente durante la World Smart Industry Expo 2025 el 6 de septiembre de 2025 en Chongqing, China. GETTY

La nueva mano de obra que sostiene el poder de Pekín

China está viviendo una transformación silenciosa, pero de enorme calado para la economía. A medida que los salarios crecen y el país pierde parte de la abundante mano de obra barata que durante décadas cimentó su rol como fábrica del planeta, una nueva fuerza laboral está emergiendo: los robots.
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Impulsados por un fuerte apoyo gubernamental y por la pujanza de fabricantes locales, miles de empresas chinas están abrazando la automatización de bajo coste como estrategia para mantener su competitividad en sectores intensivos en mano de obra: desde los juguetes hasta el textil, pasando por muebles, bicicletas o vehículos eléctricos.

Durante años, las potencias occidentales pensaron que la industria china decaería cuando los costes laborales empezasen a subir. Pensaron que la producción se deslocalizaría hacia otros países del sureste asiático menos desarrollados y con mano de obra más barata. En cierto punto ha ocurrido, pero con una intensidad inferior a la que se esperaba. La clave está en la sustitución de trabajadores por máquinas. El motor de esta revolución es el plan Made in China 2025, lanzado por Xi Jinping con el objetivo de situar al país en la vanguardia tecnológica de la manufactura.

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