POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 225

Los alemanes juegan con fuego

Hay que pensar en el futuro en clave democrática y de progreso social, pero no hay que olvidar la importancia de modelar el presente.
Ana Alonso
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Los descendientes de los protagonistas o testigos del régimen nazi sabían que con el odio al diferente no se juega. Tenían presentes los crímenes contra la humanidad cometidos antes y durante la Segunda Guerra Mundial por una ideología que buscaba exterminar, a los judíos primero, y a todos los étnicamente diversos después. Sin embargo, en la Alemania de 2025 Alternativa para Alemania (AfD), calificada como “extremista de derechas” por la Oficina de Protección de la Constitución, es la principal fuerza de la oposición tras las elecciones del 23 de febrero. Cuenta con 152 diputados de los 630 del Parlamento federal. En los Länder de la antigua República Democrática es la fuerza más votada.



Populismo Pardo. El auge de la extrema derecha en Alemania
Pilar Requena del Río
Catarata, 2025
160 págs.


¿Qué ha pasado en Alemania? La periodista Pilar Requena del Río, gran conocedora de la realidad alemana gracias a su trabajo como corresponsal en Berlín para RTVE, explica las razones del auge de AfD en su último libro titulado Populismo pardo. Para analizar el germen del monstruo, Requena parte de la caída del muro de Berlín, hecho que atribuimos al deseo de libertad de los ciudadanos de la República Democrática Alemana. Muchos ansiaban más la prosperidad que la libertad en el este de Alemania. En la Alemania del Este no había apenas sociedad civil, se había confiado en el Estado durante cuatro décadas, y se hizo borrón y cuenta nueva con el nazismo cuando se implantó el comunismo. (En el oeste la revisión fue lenta y costosa pero en la educación sí hubo una clara voluntad de conocer el Holocausto). Además, era una sociedad homogénea con escasa relación con población extranjera.

El cóctel molotov se completa cuando se produce la reunificación, que en realidad fue una absorción. De la noche a la mañana todo un país desapareció del mapa. Como subraya Requena, y al final así lo reconoce Wolfgang Schäuble, quien fuera delfín de Helmut Kohl, “faltó calor humano en la reunificación”. En el este se consideraban y eran considerados como ciudadanos de segunda.

 

«La reunificación fue en realidad una absorción. Todo un país desapareció y en el Este se consideraban ciudadanos de segunda»

 

Una “apatía llena de ira” echa raíces en el este de Alemania desde los años noventa. Los más violentos buscan cómo desatar su cólera y lo hacen contra los extranjeros. Todos los partidos, desde el NDP a la DVU o los Republicanos, que en aquel momento surgieron con el mensaje antiinmigración y ecos neonazis, tuvieron escaso éxito. Parecía cumplirse lo que dijo el líder de la CSU, Franz-Josef Strauss, en 1986: “A la derecha de la CDU y la CSU no debe haber ningún partido legitimado”.

El problema ahora es precisamente que AfD, de extrema derecha y cada vez más radical, está llevando a los partidos tradicionales a cambiar su agenda, sobre todo en inmigración. AfD, que nació en 2013 como una escisión de la CDU por sus diferencias sobre el euro, ha ido creciendo con las crisis, sobre todo con la de refugiados, después de que Angela Merkel permitiera que casi un millón entraran en Alemania. Expertos en redes sociales, admiradores de Donald Trump y filorrusos, esgrimen un discurso anti-élites, hipernacionalista, islamófobo, euroescéptico y antiinmigración. Su permisividad con los neonazis ha llevado a líderes como Björn Höcke a ser referentes para el partido. Su candidata a canciller, Alice Weidel, juega con su imagen de ejecutiva de multinacional pero defiende la “reinmigración» (deportación de extranjeros) sin rubor.

De momento aún es posible formar coaliciones alternativas y dejarles fuera gracias a que se aplica el cordón sanitario. Pero los alemanes han de tomarse en serio su poder y dejar su actitud resignada, o incluso laudatoria, como único remedio a su insatisfacción con un estado del bienestar que va mermando. La extrema derecha solo da soluciones simples a problemas complejos y su voluntad es destruir todo lo que ha construido el pueblo alemán desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Es un riesgo para la democracia. Requena cita al filósofo Philipp Ruch que afirma que, si AfD consigue gobernar, “pondrá en práctica su plan: abolir la democracia y reformar la democracia desde dentro”. Es hora de ser intolerantes con los intolerantes.