Autor: Daniel Gascón
Editorial: Debate
Fecha: 2018
Páginas: 224
Lugar: Madrid

El proceso mental del ‘procés’

Política Exterior
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El libro de Daniel Gascón sobre la crisis catalana, El golpe posmoderno, es también –aunque quizá de forma involuntaria– una guía para la vida moderna. Sus páginas evidencian el trasvase entre lo político, lo social y lo íntimo: el predominio de los sesgos en nuestros puntos de vista, que falsamente creemos objetivos, y cómo en defensa de dichos argumentos manipulamos, de manera consciente e inconsciente, buscando la defensa de nuestras posiciones. Si bien dicha manipulación ha existido siempre, en nuestros tiempos se maximiza por la ansiedad derivada de Internet: tanto por la amplificación de contenidos en los medios digitales como por las redes sociales.

El libro se centra en los procesos mentales que caracterizaron el amago de secesión catalana en el otoño de 2017 más que en la cadena de sucesos que los provocaron. En las argumentaciones que sustentan el proceso de independencia catalán, más allá de sus consecuencias. En cómo los discursos más radicales influyen, como si existiera una especie de decantación, en todos los demás.

Gascón descompone las causas de tan humano sentimiento: sentirse, primero, parte de un colectivo, y segundo, superior a otro. Es humano porque el supremacismo da calor, incrementa la autoestima, aunque sea mediante un placebo tan primario como el agua con una cucharada de azúcar. El golpe posmoderno es, por tanto, un libro antirromántico, destinado a poner a todos los pies en el suelo. A amargar el día –pero poco más porque la lucidez es tan dolorosa que casi nadie la acepta– a los románticos de turno, que orgasman mientras sueñan que cabalgan en un corcel negro, con coros wagnerianos a todo volumen y buscan el Santo Grial. Porque, como afirma el autor, todos queremos ser Cleopatra pero no los obreros de las pirámides, muertos bajo los enormes bloques de piedra y ni siquiera olvidados porque nadie osó recordarles.

En esta misma línea, Gascón denuncia el conflicto de la izquierda, siempre al lado del romanticismo, creación inteligente como pocas –más bien recreación o trampantojo–. Al fin y al cabo, el nacionalismo se apoya en los sectores de renta más alta y más arraigados en Cataluña. El nacionalismo persigue un final obvio: revertir la solidaridad interterritorial y quedarse con todo su dinero, lo que no es, ni mucho menos, una causa izquierdista. Sin embargo, el independentismo catalán se ha revelado extremadamente hábil a la hora de aprovechar su historia literaria, creativa, y su supuesto martirio franquista, también convenientemente maquillado (no por su inexistencia, sino porque también lo sufrieron otras regiones del país). Gascón incluso examina su origen, emparentado con el romanticismo alemán que surgió por la necesidad de contrarrestar el dominio francófono con una épica propia, nacional, germánica.

Se trata, en resumen, de procesos mentales en los que la ilusión prima sobre la razón. Como si en vez de asuntos decisivos para la vida de personas, familias y empresas nos encontrásemos ante una competición deportiva. Esta, más que la exposición del propio procés, es la cuestión central que aborda El golpe posmoderno. Pero Cataluña no es la protagonista exclusivo del libro de Gascón. También analiza el Brexit –o, mejor dicho, al referéndum para una supuesta salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, que no se concretará nunca–, identificándolo como una patología con síntomas similares.

El golpe posmoderno no sirve para conocer qué ocurrió durante el otoño catalán de 2017. Tampoco es un manual histórico, ni un estudio de las derivas legales del procés. El libro se centra en lo inédito del fenómeno: “una rebelión contra una democracia liberal en una región donde la renta per cápita supera los 25.000 euros”, señala Gascón. “¿Una revuelta posmoderna, líquida, sería capaz de vencer a un Estado moderno?”.