El 1 de abril, los líderes de la Unión Europea y China celebrarán una de las cumbres más importantes de los últimos años. Las dos partes llegan al encuentro con reivindicaciones tradicionales, pero con dos posiciones a las que ninguno está acostumbrado. La Unión, con la urgencia de parar una guerra en el corazón del continente; el gigante asiático, con una vulnerabilidad económica que comienza a ser preocupante.
En Bruselas perciben el encuentro como “de alto riesgo”, tanto por lo que está en juego como por la disputa reciente a costa de Lituania. La UE abrió en enero un nuevo frente con China al iniciar un procedimiento contra el gigante asiático ante la Organización Mundial del Comercio por prácticas comerciales que considera discriminatorias hacia el país báltico. Lituania autorizó en su territorio la instalación de una Oficina de Representación de Taiwán, a lo que el régimen de Xi Jinping respondió…

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