POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 31

Una nueva etapa para las Naciones Unidas

Butros Butros-Gali
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Ha comenzado una nueva etapa en la historia de las Naciones Unidas. Con renovado interés, la organización mundial está siendo invocada con una mayor frecuencia y urgencia. La ma­quinaria de las Naciones Unidas, que a menudo resultó inope­rante debido a la dinámica de la guerra fría, se encuentra en el centro de los esfuerzos internacionales llevados a cabo para abordar los problemas que quedaron sin resolver en décadas anteriores, así como aquellos que emergen de cuestiones presentes y futuras.

Para las Naciones Unidas la nueva era supone una renovada credibilidad. Además, crecen las expectativas de que la ONU adopte mayores responsabilidades y un papel más importante en la resolución de obstáculos interrelacionados en el camino de la paz y el desarrollo. La comunidad inter­nacional y la Secretaría de las Naciones Unidas deben utilizar esta extraor­dinaria oportunidad para ampliar, adaptar y reforzar su trabajo de manera que los objetivos originalmente trazados en su Carta fundacional puedan empezar a cumplirse.

El mantenimiento de la paz es la actividad primordial de las Naciones Unidas. Los cascos azules en las primeras líneas del frente, desplazados en cuatro continentes, son un símbolo del compromiso de las Naciones Unidas con la paz y la seguridad internacionales. Proceden de 65 países aproximadamente, lo que representa más de un 35 por cien de sus miembros.

El mantenimiento de la paz es un invento de la ONU. No está específicamente definido en la Carta, pero se desarrolló como un instrumen­to no coercitivo de control de los conflictos, en una época en que los imperativos de la guerra fría impedían al Consejo de Seguridad adoptar las medidas más severas contempladas en la Carta. Entre 1948 y 1978 se pusieron en marcha trece operaciones de mantenimiento de la paz. Cinco de ellas permanecen, y su antigüedad oscila entre 14 y 44…

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