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Economía de la reputación: el caso de España

Juan Luis Manfredi
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Al incremento de la prima de riesgo se unió la prima de reputación, la sensación de que España no iba a ser capaz de afrontar la devolución de los préstamos. No es real ni tampoco importaque lo sea: la reputación es atribuida y consiste en cómo uno es percibido no en lo que uno es.

 La imagen exterior de España es un asunto recurrente en los últimos años. La mirada de los otros sobre España,en palabras de Emilio Lamo de Espinosa, puede hacerse mediante concienzudas encuestas que nos darán unos resultados previsibles: España es un buen país para vivir, pero no para trabajar; el peso de la historia moderna y contemporánea en la configuración del país; los estereotipos románticos de los viajeros británicos del siglo XIX; y la pésima autoimagen. Los trabajos de Javier Noya, en el Real Instituto Elcano, y Fernando Prado, en Reputation Institute, avalarían estas conclusiones. Más aún, se puede realizar una prueba bien simple: teclear “España”en el banco de imágenes de Google. Ese paisaje que combina las elección española de fútbol, la leyenda negra, el flamenco o los toros es una simplificación de la percepción que se tiene en el exterior. No hay rastro de las empresas internacionalizadas (banca, telecomunicaciones, pero tampoco la industria textil o la gastronomía) ni de otras buena noticias. La imagen está apalancada en un conjunto de valores (conservadora, tradicional, buenvivir) que facilita la sobre exposición en el turismo de sol y playa.

No basta con Spain is different. Precisamente, porque en el ámbito de la industria turística, la imagen de España no ha sufrido.Seguimos superando año tras año el número de visitantes, bien por la calidad de los servicios o bien por la inestabilidad de la competencia en el norte de África. No obstante, en un contexto turbulento, es necesario valorar…

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