#BásicosPolExt: Guantánamo, pasado, presente, futuro

 |  23 de enero de 2015

En agosto de 2002, tras ser detenido en Mauritania, Mohamedou Ould Slah ingresó en Guantánamo como el prisionero número 760. Había combatido a principios de los noventa en Afganistán a las órdenes de Osama bin Laden, además de tener contacto con varios miembros de Al Qaeda. En 2010, un juez federal de Estados Unidos ordenó su liberación aduciendo que la evidencia en su contra era poco consistente y además obtenida mediante tortura. Desde 2012 permanece en una especie de limbo legal, después de que el departamento de Justicia enredase el caso en una apelación hoy sin resolver. Funcionarios de EE UU indican que no es probable que Slah sea liberado este año, según The Guardian.

El 20 de enero, el diario de Slah sobre sus 13 años de cautiverio ha sido publicado en 20 países. Una buena oportunidad para volver sobre el pasado, presente y futuro de esta herida abierta en la conciencia de EE UU.

 

¿Qué es Guantánamo?

EE UU estableció una estación naval en la bahía de Guantánamo (Cuba) en 1898, durante la ocupación militar de la isla que siguió a la derrota de España en la guerra hispano-estadounidense. En 1903, EE UU y la República de Cuba firmaron un tratado por el que los cubanos arrendaban a perpetuidad la base militar a los estadounidenses.

Situada junto a la bahía de Guantánamo, a 920 kilómetros al sureste de La Habana, la base tiene 117 kilómetros cuadrados, de los que 50 son de tierra firme, y una línea costera de 17 kilómetros y medio. Fue acondicionada como prisión de alta seguridad durante la invasión de Afganistán que siguió a los atentados del 11 de septiembre.

 

¿Por qué Guantánamo?

Su peculiar estatus legal fue determinante a la hora de ser elegida por la administración presidida por George W. Bush. Los detenidos acusados de terrorismo en la base naval se encontraban legalmente fuera de EE UU, por lo que se les podían negar los derechos constitucionales que hubieran tenido garantizados de haber estado encerrados en suelo estadounidense.

Según narra Miguel Máiquez, el 17 de septiembre de 2001 Bush habría firmado un memorando de carácter secreto en el que autorizaba a la CIA a instalar centros de detención fuera del territorio de EE UU (incluyendo cárceles en Afganistán e Irak). Dos meses después, Bush firmaba una orden ejecutiva sobre “Detención, tratamiento y enjuiciamiento de ciertos extranjeros en la guerra contra el terrorismo”, por la que autorizaba al Pentágono a mantener a ciudadanos no estadounidenses bajo custodia indefinida sin cargos. El estatus oficial de los detenidos era el de “combatientes enemigos ilegales”.

 

¿Quiénes han pasado por Guantánamo?

A lo largo de 2002 y 2003, EE UU llevó a cientos de detenidos acusados de terrorismo, la mayoría de ellos capturados en Afganistán; algunos supuestamente asociados con los talibanes o con Al Qaeda, otros arrestados en lugares tan remotos como Gambia, Tailandia y Bosnia-Herzegovina. El entonces secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, aseguró que eran los “asesinos más peligrosos, mejor entrenados y más sangrientos sobre la faz de la Tierra”. El vicepresidente, Dick Cheney, los describió como “los peores de un grupo muy malo. Son muy peligrosos. Están decididos a asesinar a millones de estadounidenses”.

Según expertos en antiterrorismo y militares, sin embargo, muchos de los detenidos no eran más que luchadores de bajo nivel y algunos no deberían haber sido detenidos en ningún caso. Como explicaba en 2004 en este artículo de The New York Times el teniente coronel Thomas S. Berg, que formó parte del primer equipo legal para acciones judiciales militares, “a medida que fuimos revisando las pruebas nos quedó claro que, en muchos casos, simplemente habíamos pillado a los más lentos en el campo de batalla”.

 

¿Cuántos detenidos quedan en Guantánamo?

El 11 de enero de 2002 aterrizó en la bahía de Guantánamo el primer avión con 20 detenidos. Desde entonces, un total de 779 presos han pasado por esas instalaciones. El censo de detenidos alcanzó su nivel máximo en mayo de 2003, con 680 personas. Con los años la cifra ha ido reduciéndose. Desde que llegó Obama, los detenidos han pasado de 241 a 127, con 28 liberados en 2014.

 

¿Por qué es tan difícil cerrar Guantánamo?

“Al parecer, sacar a una persona del marco de protección que proporciona el Estado de Derecho es más sencillo que su reintegración en un régimen legal que respeto los derechos,” apuntaba Jennifer Daskal, abogada y consejero en materia de antiterrorismo en Human Rights Watch (HRW), en este artículo para Política Exterior en 2008. En la campaña electoral de aquel año, ambos candidatos –Barack Obama y John McCain– coincidieron en que el centro de detención debía cerrarse. En su segundo día en el cargo, Obama anunció que cerraría Guantánamo en un año, aludiendo al “falso dilema entre nuestra seguridad y nuestro ideales”. Seis años después, la prisión sigue abierta.

Los 127 detenidos que quedan pueden dividirse en cuatro grandes grupos. El primero y principal, los cinco sospechosos de participar en los planes del 11-S, además de otros dos que han sido acusados de crímenes específicos y tres que han sido condenados. El plan inicial era que un tribunal federal de Manhattan los juzgase, pero los republicanos se opusieron a ello alegando razones de seguridad. En su lugar, son juzgados por tribunales militares que, según el relator especial de la ONU sobre Ejecuciones Arbitrarias, Sumarias y Extrajudiciales, Philip Alston, “no cumplen en absoluto las normas internacionales”.

El segundo grupo está compuesto por 23 detenidos pendientes de juicio pero que no han sido acusados de crimen alguno. También serán juzgados por tribunales militares.

El tercer grupo lo componen 59 individuos a los que la administración no considera que representen una amenaza que justifique su detención indefinida. De ellos, 52 son yemeníes. El gobierno de EE UU ha rechazado su liberación aduciendo que la situación en Yemen en demasiado volátil. De los siete restantes, algunos no pueden ser devueltos a sus países de origen por miedo a que sufran opresión. Ningún país se ha ofrecido a acogerlos.

El cuarto y último grupo lo forman 35 personas “demasiados peligrosas” para ser puestas en libertad, pero contra las que no hay suficientes evidencias para juzgarlas, o bien no han cometido un crimen punible. Por el momento, languidecen en Guantánamo.

En los años de la administración Obama, ningún nuevo detenido ha sido llevado a Guantánamo. En su lugar, los sospechosos de terrorismo capturados en el extranjero son llevados ante tribunales federales para ser enjuiciados. “Obama ha mantenido su promesa de tratar Guantánamo como un problema heredado más que uno que él agrava”, afirma Kenneth Roth, director ejecutivo de HRW. Sin embargo, añade Roth, a pesar de recientes esfuerzos, no ha habido progreso real hacia el cierre de la prisión, que cada año cuesta a los estadounidenses tres millones de dólares por detenido. “La mayoría lleva en Guantánamo más de una década sin siquiera haber sido acusado de un crimen, no digamos ser juzgado”, sentencia Roth.

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