El desempleo y la pobreza, así como las oportunidades limitadas a una buena educación y un hogar digno, hacen de los romaníes ciudadanos de segunda clase. GETTY

#BásicosPolExt: Romaníes en Europa

Alicia García Romero
 |  12 de diciembre de 2017

Las comunidades romaníes constituyen la mayor minoría étnica del continente europeo: 12 millones de personas, unos seis en la Unión Europea. La mayoría se encuentra en el centro y este de Europa: Rumania, Bulgaria, Hungría, Eslovaquia y República Checa. Desde su llegada a Europa desde India, hace siglos, han sido perseguidos. Fueron esclavizados en Rumania y Hungría en el siglo XV y asesinados durante el genocidio gitano o porraimos. A día de hoy siguen sufriendo discriminación y exclusión. Esto se debe a la estigmatización a la que se ven sometidas: la imagen que se ha creado sobre estas comunidades está plagada de estereotipos.

El término romaníes se emplea para referirse a las distintas comunidades de origen romaní que habitan en Europa. El uso del término no tiene intención de invisibilizar la gran diversidad dentro de los diferentes grupos romaníes y comunidades relacionadas, evitando difundir estereotipos.

A pesar de su presencia en numerosos países, sufren una discriminación sistémica que les impide acceder de manera igualitaria a servicios básicos. El desempleo y la pobreza, así como las oportunidades limitadas a una buena educación y un hogar digno, los sitúa como ciudadanos de segunda clase dentro de un espacio de convivencia que tiene los derechos humanos como uno de sus pilares.

 

Fuente: El Confidencial

 

La protección de los derechos humanos es esencial en cualquier sociedad democrática y un requerimiento legal de los Estados miembro de la UE y requisito para potenciales miembros, materializado en los Criterios de Copenhague. Pese a ello, los derechos de los romaníes son negados de manera sistemática.

Su peso demográfico, sumado a su situación de exclusión social, ha puesto este tema en la agenda política europea. La UE lleva señalando desde hace tiempo la necesidad de una mejor integración de los romaníes. Tanto las instituciones europeas como cada Estado miembro tienen una responsabilidad conjunta. En 2011, la Comisión Europea adoptó un marco para el desarrollo de estrategias nacionales para la integración romaní. Se designaron cuatro áreas centrales para fomentar la inclusión exitosa: educación, empleo, salud y vivienda. Cada Estado miembro cuenta, así, con una estrategia de políticas evaluadas por la Comisión.

Pese a los esfuerzos, la situación de las comunidades romaníes sigue siendo crítica. Los gobiernos no logran implementar legislaciones anti-discriminatorias exitosas y en general se encuentran en una situación de mayor desventaja que la población mayoritaria, con mayores riesgos de desempleo y pobreza, condiciones precarias de vivienda y dificultades en acceder a una educación de calidad, sanidad y servicios básicos. Además, muchos no están familiarizados con los servicios de apoyo disponibles o no confían en ellos debido a experiencias pasadas de discriminación. Hay muchos proyectos y recursos invertidos, pero hay que mejorar tanto el enfoque como la eficiencia.

 

Fuente: The Economist

 

La mayoría de ciudades en Europa tienen múltiples y distintivas comunidades romaníes, que representan una mezcla de comunidades autóctonas (asentadas durante siglos), romaníes residentes por un largo periodo (llegados en los años noventa de la antigua Yugoslavia) y romaníes recientemente llegados de los Estados miembro de la UE incorporados en 2004. Los romaníes son una comunidad heterogénea compuesta por grupos muy diversos, pero en general, su población tiende a ser joven en edad de trabajar. Cada población romaní tiene diferentes necesidades y derechos dependiendo de su origen. Por ello, experimentan distintos obstáculos y tipos de discriminación. Esto requiere de distintas políticas y acciones a nivel local.

Los romaníes autóctonos tienden a vivir en mejores condiciones que aquellos que acaban de llegar. La mayoría de los romaníes recién llegados viven en la pobreza y en condiciones precarias, si bien consideran que viven mejor que sus compatriotas en sus países de origen. Las formas y causas de pobreza más experimentadas por romaníes son vivir en nivel de subsistencia, vivir de los beneficios sociales, en barrios pobres o de chabolas, lastrados por la falta de ingresos y servicios básicos y bienes.

La situación de las comunidades romaníes varía también según su localización geográfica. Aquellos que viven en grandes ciudades tienen una mejor situación que aquellos viviendo en áreas rurales. Esto se explica por las oportunidades económicas disponibles en las ciudades, así como el mejor acceso a la educación y servicios de salud. Pese a ello, en las ciudades los romaníes están, en general, en mayor desventaja que la población media. Se enfrentan a mayores riesgos de desempleo y pobreza, a viviendas más precarias y acceso difícil a educación de calidad, salud o incluso servicios básicos. También están subrrepresentados en la vida política y pública y los medios de comunicación los retratan de manera negativa.

En algunas ciudades, las comunidades romaníes están concentradas en ciertos barrios, mientras que en otras están dispersos. Gran parte vive en guetos y asentamientos segregados, sufriendo en muchas ocasiones falta de energía, electricidad y agua corriente: los romaníes es uno de los grupos más afectados por la pobreza energética. Dadas sus precarias condiciones, muchas familias viven bajo el mismo techo, lo cual lleva al hacinamiento, que provoca condiciones de vida poco sanitarias. Su esperanza de vida es menor a la del resto de la población y estar en mayor riesgo de contraer cierto tipo de enfermedades.

La falta de oportunidades laborales sumada a la discriminación les dificulta que encuentren un trabajo decente. La falta de recursos estables les dificulta tener acceso a una buena vivienda. Las precarias condiciones de vivienda limitan su acceso a servicios básicos, que a su vez afecta a su salud. Confrontando la discriminación y la marginación, los romaníes no creen en los servicios públicos, limitando su participación en educación. Eso limita su oportunidad para obtener las cualidades para encontrar empleo. Muchos no terminan la educación obligatoria y son enviados a colegios especiales segregados donde reciben un nivel inferior de educación. Por ello los niveles de formación son tan bajos, lo cual, unido a los prejuicios, provoca que muchos no consigan empleo y sobrevivan gracias a subsidios.

La alta especialización del mercado laboral se traduce en una escasa oferta de oportunidades para aquellos con baja y media cualificación. Las limitadas oportunidades dificultan que los romaníes trabajen de manera legal y los empuja a empleos inestables en el mercado negro. Esto los hace vulnerables a la explotación en empleos de bajos ingresos, ocasionales y de corta duración.

 

Fuente: The Economist

 

El rechazo de las sociedades mayoritarias hacia las comunidades romaníes es flagrante. En algunos lugares en Eslovaquia han construido muros para para separar los asentamientos romaníes del resto de la comunidad. Casos como la expulsión en Francia en 2013 de individuos de comunidades romaníes a sus lugares de origen ponen de relieve el arraigado rechazo hacia esta población, extendido por toda Europa.

Las instituciones de la UE combaten estas situaciones de vulneración de derechos humanos. El Parlamento Europeo ha aprobado la condena enérgica a la discriminación, la incitación al odio contra las poblaciones romaníes y exige abordar la discriminación múltiple que afecta a las mujeres de dichas comunidades.

El Consejo de la UE ha adoptado el primer instrumento jurídico para la inclusión de la población romaní, por el cual los Estados miembros se comprometen a implementar una serie de recomendaciones para fomentar la inclusión socioeconómica de las poblaciones romaníes. Además, la Comisión elabora un informe anual de monitoreo de la implementación de las estrategias nacionales de inclusión de las poblaciones romaníes.

Los países de la UE están bajo presión para desarrollar planes de acción que solucionen el problema. No solo hace falta combatir la discriminación, sino que también asegurar su integración a través de mejores viviendas, salud, empleo y educación. La UE debe intensificar sus esfuerzos para romper el círculo vicioso de la exclusión y la pobreza y promover el diálogo con los Estados miembros. Esto es parte de la Década de Inclusión de los Roma (2005-2015) y la Estrategia Europa 2020. Estas iniciativas paneuropeas canalizan esfuerzos de gobiernos y organización inter y no gubernamentales para erradicar la discriminación y conseguir mejoras tangibles en la situación de la comunidad con más población marginada.

Algunas de las medidas apuestan por la inclusión de las comunidades en el diseño, implementación y evaluación de los proyectos para asegurar que responde a sus verdaderas necesidades. Resulta esencial la participación de mediadores y trabajadores sociales romaníes que actúen como puente. También resulta importante apoyar la asociación y autoorganización romaní para que se autorrepresenten, a través de consejos para el diálogo entre las comunidades y las autoridades locales.

Durante mucho tiempo han sido los no romaníes quienes han monopolizado la representación popular de los romaníes. Por ello es necesario construir espacios para que la propia comunidad presente la imagen de quiénes son. En Berlín se encuentra el Instituto Romaní Europeo de Arte y Cultura, plataforma dirigida por académicos, activistas y artistas romaníes, comprometido a establecer la presencia artística y cultural de los romaníes.

Además, el acceso a una vivienda digna es un requisito esencial para encontrar empleo, enviar de manera regular a los niños a la escuela y tener acceso a servicios básicos, componentes clave de la inclusión social e integración.

Los presupuestos limitados, las competencias limitadas a nivel local, la falta conocimiento de los romaníes acerca de las oportunidades disponibles son algunas de las dificultades que hay que superar para plantar cara al desafío de la integración.

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