Las ciudades consumen unos dos tercios de la energía del mundo y generan el 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Ciudades contra el cambio climático

Alicia García Romero
 |  20 de noviembre de 2017

Las ciudades solo ocupan un 2% de la superficie terrestre, pero su impacto climático se mide en una enorme huella ecológica. Además, en la actualidad un 70% de ellas ya está sufriendo los efectos del cambio climático y casi todas están en situación de riesgo. Por si fuese poco, más de un 90% de las áreas urbanas son costeras, lo que las pone en riesgo de inundaciones por aumento del nivel de mar y por las tormentas.

El crecimiento urbano no muestra signos de detenerse. Las ciudades se han hecho muy grandes y muy contaminantes. Las grandes urbes del siglo XXI tienen un gran apetito, consumiendo unos dos tercios de la energía del mundo y generando un 70% de las emisiones de CO2 globales.

Así esbozado, es lógico pensar que las ciudades han de asumir una gran responsabilidad en la lucha contra el cambio climático. Como centros neurálgicos de comunicación, comercio y cultura tienen el poder de mitigar el impacto del actual estilo de vida dominante. A través de la planificación y la creación de infraestructuras más eficientes pueden ayudar a conseguir una mejor calidad de vida para sus habitantes y, al mismo tiempo, disminuir la huella ecológica.

Así lo cree el grupo C40, una organización fundada en 2005 por 18 ciudades con el propósito de aunar esfuerzos en la lucha contra el calentamiento global. El C40 cuenta con redes que facilitan el diálogo entre los dirigentes de ciudades de más de 50 países, permitiendo construir relaciones de confianza a través del intercambio de ideas y experiencias. La organización pretende, a través de la innovación y la acción urbana, alcanzar y reforzar los objetivos del Acuerdo de París.

Partiendo de la responsabilidad directa de los alcaldes, en ocasiones las ciudades resultan actores más ágiles en la toma de decisiones que los mandos a nivel nacional, pues sus acciones suelen tener resultados más inmediatos.

 

A la vanguardia del cambio

El 23 de octubre se reunieron en París doce alcaldes de ciudades pertenecientes al C40; en total, sumaban una población de casi 80 millones. Se trataba de Anne Hidalgo, alcaldesa de París; Sadiq Khan, alcalde de Londres; Eric Garcetti, alcalde de Los Ángeles; Frank Jensen, alcalde de Copenhague; Ada Colau, alcaldesa de Barcelona; Gregor Robertson, alcalde de Vancouver; Miguel Ángel Mancera, alcalde de Ciudad de México; Giuseppe Sala, alcalde de Milán; Tim Burgess, alcalde de Seattle; Mauricio Rodas, alcalde de Quito; Patricia de Lille, alcaldesa de Ciudad del Cabo, y Phil Goff, alcalde de Auckland.

Todos ellos han establecido el objetivo de convertir sus ciudades en lugares más verdes, saludables y prósperos a través de un Compromiso con Calles Verdes y Saludables, materializado en una Declaración por unas Calles Libres de Combustibles Fósiles.

 

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Dentro de las ciudades que conforman el C40, el tráfico constituye la primera causa de contaminación del aire: el transporte es responsable de un tercio de los gases de efecto invernadero que se emiten. Con el paulatino crecimiento de las ciudades, la gente emplea más tiempo en traslados, aumentando la congestión. ¿La consecuencia? Muertes prematuras relacionadas con enfermedades respiratorias. Según la Organización Mundial de la Salud, la contaminación atmosférica provoca cada año siete millones de muertes prematuras.

Los alcaldes de las doce ciudades citadas coinciden en que resulta necesario cambiar la forma en que las personas se mueven por las ciudades. Quieren aumentar el número de usuarios del transporte público, el transporte compartido, las bicicletas y, también, el número de peatones. El objetivo es lograr una movilidad con cero emisiones y para ello pondrán en circulación autobuses con cero emisiones a partir de 2025 y, cinco años después, buscarán garantizar que amplias zonas de las ciudades estén libres de emisiones. Estas áreas de emisión cero implican más zonas verdes, áreas peatonales y carreteras donde solo circulen vehículos eléctricos.

En Barcelona, a partir de 2025 la flota de autobuses será de cero emisiones, se impondrán restricciones a los vehículos contaminantes, se expandirá el carril bici y las zonas verdes y se incentivará la adquisición de vehículos de cero emisiones. En Londres, las autoridades han fijado la fecha de 2037 para que sus más de 9.000 autobuses sean de cero emisiones; impuestos sobre vehículos contaminantes ya han sido introducidos. En París, desde 2014 solo se adquieren autobuses híbridos, eléctricos o de gas natural, y se va a proceder a la peatonalización de los márgenes del Sena. En Los Ángeles, considerado el lugar con mayor número de muertes por contaminación en EEUU, se va a invertir en la red de transportes con la introducción de una flota de autobuses con cero emisiones para 2030.

El resto de ciudades comprometidas han desarrollado medidas de peatonalización, creación de zonas verdes, mejoramiento y aumento de la accesibilidad del transporte público y expansión del sistema de bici compartida, entre otras.

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