Declaración de los miembros del panel de expertos del
“Grupo de Amigos del Voto por Mayoría Cualificada” de la UE:
El mundo está cambiando y la Unión Europea debe equiparse con los medios necesarios para responder adecuadamente a los grandes desafíos. Durante décadas, la UE ha sido criticada por su inacción, la lentitud de sus respuestas y la cacofonía de voces a la hora de gestionar crisis mundiales. Al mismo tiempo, las posiciones de los Estados Miembros sobre el papel de la UE como actor global han ido convergiendo. Reconocer a la UE como una “comunidad de destino” que se enfrenta a amenazas de seguridad compartidas ya ha impulsado una actuación más cohesionada de la UE. La UE debe cumplir con su mandato de “fomentar la paz, la seguridad y el progreso en Europa y en el mundo”. Su nueva conciencia geopolítica le exige aumentar su capacidad de actuación.
Sin embargo, en momentos cruciales, el requisito de que todos los Estados Miembros estén de acuerdo en cada decisión de política exterior ha mermado la capacidad de la Unión para actuar como una fuerza unificada a un nivel mundial. Con demasiada frecuencia, decisiones cruciales y urgentes en materia de política exterior son bloqueadas por uno o dos Estados Miembros, frecuentemente por razones ajenas a los asuntos en cuestión. Esto crea un sistema de incentivos negativos, en el que el veto puede ser beneficioso y expone a la Unión a la influencia de terceros que buscan dividirla.
Para evitar comportamientos de bloqueo y aumentar la capacidad de la UE para responder mejor a los retos globales, los Estados Miembros deben acordar alejarse de la unanimidad y utilizar con mayor frecuencia el Voto por Mayoría Cualificada (VMC). Los Estados Miembros solo podrán aceptar esta cesión de soberanía si confían en la existencia de mecanismos efectivos para proteger sus intereses vitales.
Doce Estados Miembros (y dos observadores), unidos en el llamado “Grupo de Amigos del VMC” creado en mayo de 2023, han asumido esta tarea. Como parte de un “Panel de Expertos”, un grupo de académicos asesoramos sobre las alternativas legales y políticas.
Los Tratados de la UE ya prevén mecanismos para facilitar la toma de decisiones. En primer lugar, el Consejo Europeo puede decidir por unanimidad ampliar la lista de asuntos que se pueden decidir por VMC. En segundo lugar, los Estados Miembros pueden abstenerse de votar si no están de acuerdo con una propuesta, permitiendo la adopción de la decisión a pesar de sus objeciones. En tercer lugar, pueden utilizar el llamado “freno de emergencia” si un Estado Miembro debe oponerse a una decisión propuesta por razones vitales y declaradas de política nacional. En tales casos no se llevará a cabo una votación por mayoría cualificada. En su lugar, el Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad (actualmente Josep Borrell) buscará una solución. Si no tiene éxito, los Estados Miembros pueden involucrar al Consejo Europeo, donde la unanimidad sigue siendo la norma.
Sin embargo, es necesario ir más lejos para asegurar a los Estados Miembros que sus intereses nacionales no serán ignorados. Solo si se comprenden verdaderamente los motivos que laten tras las objeciones, el Alto Representante y los demás pueden encontrar soluciones que protejan al Estado Miembro en cuestión, fortalezcan su resiliencia y hagan frente a las responsabilidades globales de la UE. Esto requiere que el Estado Miembro objetor explique sus razones. Se necesita una “red de seguridad” más amplia para hacer aceptable el paso hacia el VMC a aquellos que temen perder influencia en la política exterior de la UE.
¿Cómo conseguirlo? Sin cambiar los Tratados, los Estados Miembros podrían alcanzar un compromiso político sobre la transición al VMC. Junto con la extensión del VMC a la PESC, los Estados Miembros podrían acordar un procedimiento que permita prolongar las discusiones sobre un asunto (un mecanismo similar al compromiso de loánnina). También podrían constatar que el Consejo siempre busca el consenso, incluso con el VMC, una práctica bien establecida para encontrar soluciones con el mayor apoyo posible. Además, un mayor uso de la infrautilizada abstención constructiva debería equilibrar la acción colectiva con las preocupaciones individuales de los Estados. Finalmente, los Estados Miembros podrían trabajar hacia un compromiso político para reemplazar los vetos individuales con un “veto colectivo”, que podría requerir, por ejemplo, tres Estados Miembros que representen un cierto porcentaje de la población.
¿En qué áreas debería utilizarse el VCM? Debería aplicarse al menos a situaciones que afecten a los valores compartidos por todos los Estados Miembros en razón de su pertenencia a la Unión. Esto significa que las declaraciones sobre derechos humanos, democracia y Estado de Derecho no serían bloqueadas. En respuesta a crisis internacionales, la UE debería actuar rápidamente. Por lo tanto, el VMC debería convertirse en el método de votación por defecto para la adopción de determinadas sanciones, el establecimiento de misiones civiles de gestión de crisis y la adopción de medidas en materia de ciberseguridad.
Al considerar cuidadosamente estas medidas y prestar especial atención a la protección los intereses vitales nacionales, la UE puede posicionarse mejor para hacer frente a la necesidad inmediata de superar las limitaciones del veto. También podría potenciar a largo plazo su capacidad de actuación a escala mundial, un objetivo que ha contado con un amplio apoyo de la opinión pública en las últimas décadas.