Vista de Singapur desde Henderson Waves Bridge GETTY

¿Cómo se enfría una ciudad?

El verano de 2022 en Europa ha dejado claro que el cambio climático ya está aquí y que requiere soluciones urbanísticas para crear en las grandes urbes “islas de frío” que contrarresten las de calor que generan las masas de cemento y acero. El problema va a requerir políticas públicas cada vez más activas para enfrentar una crisis que es, en último término, de salud pública.
Luis Esteban G. Manrique
 |  30 de agosto de 2022

El verano de 2022 en Europa, el más caliente y seco que se recuerde, ha dejado claro que el cambio climático ya está aquí y que requiere soluciones urbanísticas para crear en las grandes urbes y megalópolis mundiales ‘islas de frío’ –con mini-bosques, fuentes, jardines en azoteas…– que contrarresten las de calor que generan las masas de cemento y acero que absorben y retienen la radiación solar en las modernas junglas de asfalto. Hacia mediados de siglo vivirán en ellas el 68% de la población mundial.

Los cambios se sentirán sobre todo en zonas del norte del Viejo Continente donde las viviendas se construyen desde tiempos inmemoriales para conservar el calor, no para disiparlo. En Reino Unido, desde 1884, cuando comenzaron llevarse registros, los 10 años más cálidos han ocurrido este siglo. En Francia, dos ciudades bretonas, Nantes y Brest, llegaron este año por primera vez a los 42º.

En Estados Unidos, también por primera vez, Newark (New Jersey) tuvo cinco días consecutivos con máximas de 40º. En pleno agosto, en el Financial Times Simon Kuper se preguntó si dentro de 50 años seguirá viviendo alguien en la meseta castellana debido al calor y la despoblación, que año tras año vacía las tierras centrales de la península. Muchas agencias de viaje europeas registraron este verano cambios de último momento, con cientos de familias optando por Ámsterdam, Copenhague o Dublín como destino en lugar de Roma o Barcelona.

 

Golpes de calor

La tendencia parece irreversible pese a las declaradas intenciones de la comunidad internacional de cumplir las metas del Acuerdo de París. Debido a la reactivación de su industria pesada, las emisiones de gases de carbono de China superaron en los últimos 12 meses las de todos los miembros de la OCDE juntos. En 2019, India se convirtió en el tercer mayor emisor de CO2, por delante de la UE.

El problema va a requerir políticas públicas cada vez más activas para enfrentar una crisis que es, en último término, de salud pública. Cuando se superan los 35º con un 100% de humedad relativa, el impacto sobre el organismo humano puede ser mortal porque el cuerpo disipa el calor del metabolismo a través del sudor.

Por encima de los 35º y humedad elevada, el sudor no se evapora, impidiendo la refrigeración corporal y creando las condiciones para golpes de calor como los que este verano mataron en España a unas 2.500 personas, la mayoría mayores de setenta años, personas que con la edad pierden la sensación de sed. La ola de calor de 2003 se cobró en toda Europa unas 70.000 vidas, buena parte ancianos que vivían solos. En Barcelona, con 40º y 50%-60% de humedad, hay una alerta de peligro severo para la salud. La ONU estima que en 2050 el estrés de calor urbano reducirá un 20% la capacidad de trabajo de la fuerza laboral mundial en los meses cálidos.

 

Singapur, campo de pruebas

Lee Kwan Yew, exprimer ministro de Singapur, solía decir que el aire acondicionado fue el invento más importante de la historia porque cambió la “naturaleza de la civilización” al posibilitar el desarrollo económico en los trópicos, que, entre otras cosas, llevó a los 60.000 dólares el PIB per cápita de su ciudad-Estado y convirtió al sur de China en la fábrica del mundo.

Singapur está situada casi sobre la línea ecuatorial. Sus temperaturas oscilan todo el año alrededor de una temperatura media de 31º con una humedad del 84% y que está aumentando a un ritmo que duplica la media mundial. Este año, la isla, que alberga uno de los complejos petroquímicos más grandes del mundo, alcanzó los 37º con una humedad relativa del 75%.

Los aparatos de aire acondicionado son responsables de sus mayores emisiones después del sector industrial. En 2015, un estudio climático oficial pronosticó que la temperatura media podría aumentar unos cuatro grados de aquí a 2100, lo que impedirá actividades al aire libre y hará prácticamente inhabitable la ciudad fuera de recintos cerrados y protegidos por sistemas de aire acondicionado.

 

« Los aparatos de aire acondicionado son responsables de sus mayores emisiones después del sector industrial.»

 

Esas condiciones hacen de Singapur un campo de prueba privilegiado para la innovación urbanística en condiciones climáticas extremas. Cooling Singapore, un proyecto público lanzado en 2017 está diseñando un gemelo digital climático de la ciudad para evaluar la eficacia de las medidas para mitigar el calor.

Según sus investigaciones, la urbanización tras la independencia aumentó el calor al sustituir los bosques naturales de la isla por rascacielos de concreto, acero y vidrio. Entre el centro de la ciudad y los bosques del noroeste, las diferencias pueden superar los 7º. En 2017, Cooling Singapore recomendó 86 medidas urbanísticas innovadoras, entre ellos cambiar la orientación de los edificios para crear corrientes de viento y el uso de sistemas de refrigeración natural para enfriar el aire o pintar de blanco o colores reflectantes diversas superficies.

Según Winston Chow, su director de investigaciones, el proyecto busca dilucidar los componentes climáticos críticos –velocidad del viento,  temperatura del aire, radiación solar…– que más afectan el bienestar ciudadano y encontrar formas de crear “islas de alivio” en las que se puedan encontrar brisas y ambientes refrescantes.

 

El método Miyawaki

Unas soluciones son más onerosas que otras. En 2030, Arabia Saudí usará más energía en enfriar aire que la que exporta actualmente en forma de petróleo. En los días más cálidos, el aire acondicionado consume el 79% de la electricidad de Riad.

En aire acondicionado –cuyos dispositivos usan en su mayor parte hidrofluorocarbonos (HFC), gases que atrapan el calor en la atmósfera 1.000 veces más que el CO2–, ya consume el 10% de la electricidad a escala global.

Otras soluciones son más baratas y sostenibles. En 2019, la Universidad de Wisconsin estimó que las ciudades de EEUU necesitaban un 40% más de árboles en parques, jardines y calles para reducir significativamente el calor urbano.

 

«En 2019, la Universidad de Wisconsin estimó que las ciudades de EEUU necesitaban un 40% más de árboles.»

 

Una de las opciones son los bosques en miniatura que concibió Akira Miyawaki (1928-2021), que plantó unos 1.500 en su natal Japón, un modelo que han adoptado, entre muchas otras ciudades, Singapur, París, Bangalore, Mumbai, Karachi y Lahore. Según Chow, la presencia o ausencia de sombra es determinante en la exposición al calor, por lo que se deben privilegiar árboles frondosos como el millón se ha propuesto plantara Singapur de aquí a 2030. Hasta ahora lleva más de 388.000.

El método Miyawaki hace crecer de modo muy rápido bosques urbanos densos en pequeñas parcelas de tierra y terrenos degradados usando árboles nativos y replicando los procesos de regeneración natural de los bosques. Los urbanos de Miyawaki pueden reducir la temperatura circundante hasta 1,3º, mejorar la calidad del aire y crear oasis naturales para pájaros e insectos polinizadores.

En condiciones ideales, la técnica puede recrear hábitats biodiversos en zonas tropicales deforestadas. Hasta ahora se han creado con éxito más de 2.000 bosques utilizando los métodos del botánico y profesor de la Universidad de Yokohama y premio Planeta Azul 2006, el Nobel de ecología. Investigadores de la Universidad de Wageningen han descubierto que los bosques Miyawaki holandeses albergan una mayor biodiversidad que los bosques naturales cercanos y absorben hasta 30 veces más carbono que monocultivos como el maíz o el trigo.

Los mini-bosques tienen un aspecto artificial porque todos sus árboles son de la misma edad, pero la gran densidad de las semillas que se plantan hace que los brotes crezcan rápido porque compiten entre sí por la luz del sol.

 

Sociología de los bosques

Mientras vivió, Miyawaki restauró bosques en más de 1.300 lugares en Japón y en India, Indonesia y Brasil. En India hay cientos, entre ellos el de Thiruvananathapuram de Nueva Delhi y el de Hyderabab. Chennai ha prometido crear un millar. La compañía india Afforestt ha creado 1.348 de esos bosques en 44 ciudades mundiales porque, entre otras cosas, sus árboles suelen crecer 10 veces más rápido, con lo que el método Miyawaki consigue resultados en 20 años que en condiciones naturales exigirían 200.

Para diseñar sus bosques, Miyawaki se basó en la fitosociología, que estudia los modos en que las plantas interactúan entre sí y uno de cuyos pioneros fue el biólogo alemán Reinhold Tüxen, su maestro y mentor. Los árboles, por ejemplo, en alianzas simbióticas pueden nutrir a árboles vecinos o advertirles de peligros enviándoles señales químicas a través de sus raíces.

 

«En 1998, Miyawaki congregó a 4.000 personas para plantar 400.000 árboles a lo largo de la Gran Muralla China. En 2000, su método fue probado por primera vez en un ecosistema mediterráneo en Cerdeña.»

 

El botánico japonés se inspiró además en los chinju-no-mori, los bosques sagrados que rodean los templos y santuarios sintoístas, hogar de especies autóctonas como el roble japonés (Quercus glauca) o el castaño japonés (Castanea creanata) que descienden de bosques prehistóricos y lograron sobrevivir al estar protegidos por razones culturales y religiosas.

En 1998, Miyawaki congregó a 4.000 personas para plantar 400.000 árboles a lo largo de la Gran Muralla China. En 2000, su método fue probado por primera vez en un ecosistema mediterráneo en Cerdeña, en un área en la que los métodos tradicionales de reforestación habían fracasado. Los resultados claramente favorables después de 11 años movió a París a adaptarlo en 2018 para restaurar un área de 400 metros cuadrados cerca de la Porte de Montreuil.

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