Esta semana en Informe Semanal de Política Exterior

 |  10 de agosto de 2009

Rivalidad estratégica en el Índico

El reciente lanzamiento de un submarino nuclear por India, uno de los pocos países con la tecnología capaz de producir ese tipo de nave, demuestra la intención del gobierno de Nueva Delhi de no perder el control de las rutas marítimas que cruzan el océano Índico desde el mar Arábigo a Extremo Oriente, una zona cada vez más presente en el objetivo estratégico de China. El submarino INS Chakra, que podrá disparar misiles balísticos desde el mar, ha costado 2.900 millones de dólares y entrará en pleno servicio dentro de dos años. Su construcción se ha basado en el modelo ruso Akula-1, pero su reactor nuclear ha sido desarrollado en el Centro de Investigación Atómica Indira Gandhi de Kalpakkam.
India ha aumentado en un 25% su gasto militar este año. Se trata de un enorme esfuerzo para un país que pese a un crecimiento económico per cápita del 4% desde 1980, tiene aún al 40% de su población en condiciones de extrema pobreza (ingresos diarios por debajo de 1,25 dólares).
La marina india tiene 55.000 efectivos que tripulan 220 navíos de guerra, incluyendo 16 submarinos, ochos destructores y 14 fragatas y pronto adquirirá el portaaviones ruso Almirante Gorshkov. China, por su parte, tiene 255.000 marinos desplegados en 650 barcos de guerra, incluyendo 62 submarinos (ocho de ellos nucleares), 28 destructores y 50 fragatas, pero ningún portaaviones, según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos.
El despliegue naval chino en el golfo de Adén para escoltar barcos amenazados por la piratería somalí fue una clara muestra de su creciente capacidad de proyección de poder militar. El hecho de que Pekín hiciera atravesar una flota todo el océano Índico, lanzó un inequívoco mensaje geopolítico que no pasó desapercibido en Nueva Delhi.
La marina china carece de capacidad logística para mantener líneas de suministro a largo plazo para operaciones de ese tipo, pero su misión en Somalia es indicativa de sus ambiciones a largo plazo. El almirante Yin Dunping, que comandó la expedición antipirata, declaró tras su conclusión que China necesitaba una armada fuerte para proteger sus intereses nacionales, lo que incluía la capacidad de “rescatar y evacuar ciudadanos chinos, mantener la paz y otras tareas militares”.
La economía china triplica a la india y sus exportaciones representan el 9% del total mundial, frente al 0,7% de las indias. En el marco de su estrategia del “collar de perlas”, China está financiando y construyendo puertos a lo largo y ancho del Índico, los últimos de ellos en Sri Lanka (Hambantota), Birmania (Sittwe) y Pakistán (Gwadar), lo que le permite un punto de vigilancia de rutas marítimas por las que pasa el 70% del tráfico mundial de petróleo.
China es además el principal suministrador de armamento de Pakistán, Birmania, Nepal y Sri Lanka, cuyos gobiernos mantienen tensas relaciones políticas con Nueva Delhi y a los que China proporciona protección diplomática. En 2006 el Libro Blanco de defensa chino ya anunció que su marina extendería su radio de acción más allá de sus líneas costeras.
El presupuesto de defensa chino crecerá este año un 17,6%, mientras que los ingresos del gobierno aumentaron un 22%. El gasto militar chino representa, según cifras oficiales, el 1,4% del PIB, frente al 4,6% en EE UU o el 3% de Reino Unido. Sin embargo, analistas independientes estiman que esa cifra es cercana al 6%. Pero la resistencia al ascenso chino es importante: sólo el 10% de los japoneses, el 21% de los surcoreanos o el 27% de los indonesios aprobaría que China se convirtiera en la potencia líder en Asia.

Para más información:

Marcos Suárez Sipmann, «Indiay África: el renacimiento de una vieja relación». Política Exterior 128 (marzo-abril 2009).

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