La difícil tarea de insuflar vida a la Unión por el Mediterráneo

 |  3 de junio de 2011

Desde su creación en 2008, la Unión por el Mediterráneo (UpM) ha navegado entre la inoperancia y el fatalismo. Los dos primeros intentos de celebrar una cumbre, en junio y noviembre de 2010, fracasaron. El jordano Ahmad Masadeh dimitió del cargo de secretario general de la organización el pasado mes de febrero, mientras la primavera árabe continuaba floreciendo. Desde entonces, el puesto estaba vacante. Su sustituto ya tiene nombre: Youssef Amrani, diplomático de carrera marroquí que ha ocupado, entre otros puestos, el de número dos (secretario general) del ministerio de Exteriores de Marruecos, además de haber sido embajador en tres países latinoamericanos. Fue él quien presidió la comisión negociadora del tratado bilateral de Marruecos con la Unión Europea.

Los recientes movimientos de la diplomacia estadounidense en relación al Norte de África y Oriente Próximo subrayan la irrelevancia de la UpM. Estados Unidos ha planteado una Iniciativa de Asociación Comercial e Inversora para estas regiones, mientras el G-8, reunido en Deauville, ofrece 20.000 millones de dólares en empréstitos. La Unión Europea ha hecho suya esta propuesta, pero sin dejar apenas lugar para la institución encargada en teoría de lidiar con proyectos euro-mediterráneos de este calibre.

Los franceses, padrinos del proyecto, ya han desvelado algunas de las tareas que deberá acometer Amrani, a través de un comunicado de Alain Juppé, el ministro de Asuntos Exteriores galo. “Deberá prestarse una atención especial a varios ámbitos: la juventud, a través del proyecto de creación de una Oficina Mediterránea de la Juventud, la sociedad civil, el desarrollo económico, las energías renovables o la protección civil”, ha afirmado Juppé.

La tarea de revitalizar la UpM encargada a Amrani se antoja ciclópea. Alejandro Lorca, catedrático de Fundamentos del Análisis Económico de Universidad Autónoma de Madrid y Gonzalo Escribano, profesor de Economía Aplicada de Universidad Nacional de Educación a Distancia, hablaban a mediados de marzo de este año en una nota del Real Instituto Elcano sobre el réquiem a la UpM. “Uno de los pocos elementos de consenso sobre los cambios en la ribera sur del Mediterráneo es la necesidad de replantear la estrategia europea hacia la región –afirmaban Lorca y Escribano–. La irrelevancia de la UpM y el alcance de los cambios socio-económicos subyacentes han reivindicado, en cierta medida y dentro de sus limitaciones, el enfoque del Proceso de Barcelona».

Para más información:

Julia Anglès, «Movimientos democráticos en el Mediterráneo: ¿dónde está Europa?». Afkar/Ideas núm. 29, primevera 2011.

Larabi Jaidi, «UpM: los callejones sin salida de una ambición «. Afkar/Ideas núm. 28, invierno 2010-2011.

José Luis Pardo, «De París a Barcelona, dos años en la vida de la UpM». Afkar/Ideas núm. 28, invierno 2010-2011.

Jesús A. Núñez, «Mediterráneo: el viaje a ninguna parte de la UE». Política Exterior núm. 136, julio-agosto 2010.

Ridha Kéfi, «Proceso de Barcelona-Unión por el Mediterráneo: expectativas y reservas en el Sur». Afkar/Ideas núm. 19, otoño 2009.

 

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