la empresa social y la lucha contra la pobreza

 |  10 de febrero de 2011

Las empresas sociales. Una nueva dimensión del capitalismo para atender las necesidades más acuciantes de la humanidad, de Muhammad Yunus. Editorial Paidós. Madrid, 2011. 256 pág. 21 euros.

Occidente ha fracasado, por el momento, a la hora de refundar el capitalismo, como demandó, entre otros, el presidente francés Nicolas Sarkozy en pleno ojo del huracán de la crisis económica y financiera global. No será por falta de ideas. Entre los pensadores y, ante todo, actores en pro de un nuevo capitalismo destaca Muhammad Yunus, premio Nobel de la Paz en 2006 por su contribución a la erradicación de la pobreza y a la justicia social, gracias a su sistema de microcréditos puesto en práctica en su Bangladés natal.

Tras “El banquero de los pobres” y “Un mundo sin pobreza”, Yunnus se dedica en su última obra, “Las empresas sociales”, a explicar el concepto, su puesta en marcha y el mantenimiento de las mismas. La idea en la que se basa el libro es crear y hacer realidad la idea de una nueva forma de capitalismo y un nuevo tipo de empresa basada en la actitud desinteresada de las personas.

“La empresa social –explica Yunus- es un tipo de negocio que tiene por objeto tratar de resolver los problemas sociales, económicos y medioambientales que desde hace tiempo atormentan a la humanidad: el hambre, la carencia de hogar, la enfermedad, la contaminación y la ignorancia”.

Un buen ejemplo de este tipo de empresas es el propio Grameen Bank, que fundó Yunus con el objetivo de convertirse en el banquero de los pobres. En la actualidad, el conocido como “banco del pueblo” es un banco de ámbito nacional que sirve a los pobres en todos los pueblos del país. El 97% de sus ocho millones de prestatarios son mujeres.

Los dueños del banco son los prestatarios que, en su calidad de accionistas, eligen a nueve de los 13 miembros de la junta directiva. El Graneen Bank presta más de 100 millones de dólares al mes en préstamos sin aval con un importe medio de 200 dólares. El índice de devolución de los préstamos es muy alto, sobre el 98%, a pesar de que el banco se centra en las personas más pobres, aquellas a las que los bancos convencionales consideran “no solventes”.

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