Manual europeo para hacer frente a terremotos

 |  15 de febrero de 2011

Cuando Catherine Ashton apenas llevaba un mes en el cargo de Alta Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, un devastador terremoto asoló Haití, dejando alrededor de 200.000 muertos y un país reducido a escombros. Ashton fue criticada en aquellos momentos por su aparente inacción, en especial por parte de la diplomacia francesa, que se movilizó con premura para ayudar a su antigua colonia. El mandato de la Alta Representante no empezaba del todo bien.

Un año después, un terremoto político sacude la región del Norte de África y Oriente Medio. ¿Ha aprendido la Alta Representante de sus errores? La secuencia de acontecimientos sugiere una actitud sobre todo prudente y comedida, en ocasiones clara y firme, en otras tópica y sin demasiada sustancia. ¿Conclusiones? Ser Alta Representante de la UE no es una tarea fácil.

Ashton empezó 2011 con un viaje a Israel y los territorios palestinos (5 y 6 de enero), queriendo enviar una señal al mundo de su compromiso con la paz en Oriente Próximo. Mientras, en Túnez, con quien la Unión Europea negociaba la concesión de un Estatuto Avanzado similar al que goza Marruecos, el hombre de 26 años que se había prendido fuego para protestar contra el gobierno, moría debido a sus heridas. Las revolución tunecina ganaba velocidad a sangre y fuego.

El 14 de enero, Ashton y el comisario Stefan Fülle pedían calma a ambas partes, protestantes y autoridades, al tiempo que predicaban el diálogo como vía para encontrar soluciones a la crisis tunecina; soluciones democráticas de largo aliento, por supuesto. Ese mismo día, el dictador Ben Alí abandonaba el país. Tres días después, Ashton y Fülle condenaban, “una vez más”, la represión de las protestas, y constataban que Túnez había alcanzado “un punto de no retorno”. Un poco tarde, quizá.

Los egipcios toman entonces el revelo de los tunecinos en su empeño por derrocar a un régimen, presidido por Hosni Mubarak, con 30 años de Estado de excepción a sus espaldas. El Consejo Europeo de Asuntos Exteriores se reúne a finales de enero en Bruselas y lanza sus conclusiones sobre Túnez (“la Unión Europea está preparada para movilizar todos los instrumentos a su disposición para ayudar al proceso de reforma … reforzar las instituciones democráticas y ofrecer un mayor apoyo a la sociedad civil”, afirma el comunicado, claro y firme) y sobre Egipto, a cuyas autoridades urgen a embarcarse en una transición ordenada en pro de reformas democráticas sustanciales.

Un día después, Mubarak anuncia que no se presenta a las elecciones presidenciales, pero que continuará hasta que se celebren y dirigirá la transición. Las protestas en las calles se recrudecen. Los partidarios del régimen de Mubarak comienzan sus ataques contra los protestantes. Tras 15 días de protestas, Human Right Watch calcula 297 muertos y más de 3,000 heridos. El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, explica que “se ha acabado el tiempo en que los gobiernos sobreviven con la represión”.

Las afirmaciones de la Alta Representante inciden la necesidad de satisfacer las demandas y expectativas del pueblo egipcio, e insiste en una transición ordenada, irreversible e inmediata. Su intención es visitar el país tan pronto como sea posible. El 10 de febrero, Mubarak se aferra al poder en un discurso que levanta las iras de los protestantes. “Ellos deben juzgar si los pasos anunciados por el presidente –afirma Ashton- satisfacen sus aspiraciones… Seguiremos con suma atención la respuesta del pueblo egipcio en las próximas horas”. Un día después, Mubarak abandona la presidencia del país.

El 14 de febrero, Ashton viaja a Túnez, y anuncia ayudas por un total de 258 millones de euros para antes de 2013. “Vamos a entablar la discusión del estatuto avanzado con las autoridades de transición y esperamos que esté listo para ser ratificado por el gobierno salido de las elecciones”, añade.

Queda pendiente el viaje a Egipto y su valoración de la salida de Mubarak. Las críticas por su actuación y la de la UE en su conjunto no han cesado. Al cumplir 100 días en el cargo, Ashton apostó por una Unión Europea “creativa” y que “asuma riesgos” en política exterior. A pesar de los avances, la asignatura sigue pendiente.

Para más información:

Catherine Ashton, «Statements». Council of the European Union, enero-febrero 2011.

Susi Dennison y Anthony Dworkin, «Valores y política exterior en la Unión Europea». Política Exterior núm. 138, noviembre-diciembre 2010.

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