INFORME SEMANAL DE POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 935

#ISPE 935. 27 abril 2015

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Cinco años después de que el entonces comisario de Competencia, Joaquín Almunia, iniciara un procedimiento contra Google por abuso de posición dominante, sin mayores resultados, su sucesora, Margrethe Vestager, ha reabierto el caso acusando a la compañía de aprovechar su abrumador dominio en el mercado de buscadores (90% de las búsquedas en Europa), para “dirigir” a los usuarios hacia sus portales de comercio electrónico como Google Travel, Google Shopping o Google Flights.

Sin embargo, muchos analistas dudan que la comisaria pueda probar sus acusaciones, algo que tampoco consiguió Almunia. Para lograrlo, tendría que demostrar tres hechos. Primero, que Google abusa de su posición dominante, algo cada vez menos evidente tras la irrupción de Facebook o Amazon en el mercado de los motores de búsqueda.

En segundo lugar, una vez demostrado ese dominio, la Comisión tendrá que demostrar que Google usa su web para primar sus sitios y penalizar los ajenos, lo que muchos analistas consideran irrelevante dado que la supuesta “discriminación” es inherente al concepto de cómo trabaja un algoritmo, como señala Mario Mariniello, experto del think tank Bruegel de Bruselas.

Además, Google sostiene que no está obligada a garantizar el acceso de sus competidores a su web. Por último, la Comisión tendrá que probar que Google ha perjudicado a los consumidores, lo que tampoco es seguro. La compañía sostiene que es muy difícil que sus acciones afecten la competencia, dado que sus sitios comerciales son un porcentaje ínfimo del comercio online en Europa. Por otra parte, el avance de los teléfonos inteligentes ya ha reducido el papel de los buscadores en Internet.

En los smartphones, los usuarios van directamente a ciertas aplicaciones o sitios de compras como e-Bay o Amazon. El “ecosistema” tecnológico es tan fluido que empresas que alguna vez dispusieron de una posición…

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