La pausa de 90 días en los aranceles del Día de la Liberación del presidente Trump debía expirar el 9 de julio, pero su aplicación se aplazó hasta el 1 de agosto. Trump envió cartas tipo a cerca de dos docenas de países, prometiendo enviar más, en un intento de llevar las negociaciones a buen puerto. Con solo seis acuerdos cerrados en lugar de los 90 prometidos en 90 días, la Casa Blanca ha declarado que estas cartas son “acuerdos”. Mientras tanto, se han anunciado aranceles del 50 % sobre el cobre y del 200 % sobre los productos farmacéuticos. Los aranceles sobre el acero y el aluminio también se han duplicado al 50 % desde principios de junio.
Por muy perjudiciales que sean los aranceles para el comercio mundial y la economía mundial, el daño inmediato proviene de la incertidumbre. Muchas empresas de Estados Unidos –muy pocas no dependen del comercio– han suspendido o cancelado importantes decisiones de inversión, y lo mismo ocurre, aunque en menor medida, a nivel mundial.
Hasta principios de mes, solo Reino Unido y Vietnam habían cerrado acuerdos con la Casa Blanca, y ahora se han sumado Indonesia, Japón y Filipinas. También se ha acordado un acuerdo marco con China con las tierras raras y semiconductores en el centro del pacto. Eso solo reduce la incertidumbre de forma temporal. La mayoría de estos “acuerdos” no serán reconocidos por la OMC y son incompatibles incluso con la interpretación más generosa del derecho comercial internacional. Y Trump podría romperlos en cualquier momento, al igual que rompió todos los acuerdos comerciales que Estados Unidos había firmado en el Día de la Liberación.
Una certeza es que los aranceles estadounidenses han llegado para quedarse. Son la herramienta favorita de Trump, con la que cree que podrá alcanzar cualquier objetivo. Y reducir los aranceles no será fácil para el sucesor de Trump. Biden no redujo los aranceles anteriores de Trump a China. Los aranceles de Trump han creado toda una industria de empresas e intereses creados en explotar las rentas que les reportan.
Estados Unidos ha cambiado. De ser el garante de las normas comerciales mundiales, se ha convertido en su principal saboteador. Confiar en que Trump siempre se acobardará (TACO, por sus siglas en inglés) no es una estrategia.
La Unión Europea fue la siguiente en recibir una carta de Trump. Europa ha aprobado las contramedidas si no se alcanza un acuerdo antes del 1 de agosto, mientras parecen avanzar a un acuerdo con aranceles del 15%. Mientras tanto, China y la Unión Europea están inmersas en su propia contienda comercial por el comercio de vehículos eléctricos y otros productos. La escalada aumentará la incertidumbre comercial mundial y la presión sobre otros mercados.
Los aranceles estadounidenses ya están desviando enormes volúmenes de comercio chino hacia otros mercados, y los nuevos aranceles del Día de la Liberación que se aplicarán –incluso los impuestos a países como Vietnam– ejercerán presión sobre otros mercados. Así es como se propagan los aranceles y cómo el contagio mundial se convierte en un riesgo.
Pero el debilitamiento o el colapso del sistema comercial mundial y un mundo en el que impera la ley del más fuerte no son inevitables. La respuesta del resto del mundo será clave para determinar si la guerra comercial de Trump se extiende por todo el mundo. Los que más tienen que perder –las economías pequeñas y medianas que son abiertas y dependen del comercio– tienen un incentivo para coordinarse y mantener la línea frente al contagio proteccionista.
La exitosa integración del sureste asiático en las cadenas de valor significa que exportan mucho a Estados Unidos y que sus superávits comerciales con este país –lo que Trump considera que otros países están robando a Estados Unidos– es la razón por la que han sido tan duramente atacados.
Los nuevos modelos elaborados por la Oficina de Investigación Económica de Asia Oriental de la ANU y el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Yakarta muestran que los aranceles del Día de la Liberación reducirían el PIB del sureste asiático en un 2,3 % y el empleo en un 5,9 %.
El contagio mundial de los aranceles, con un aumento de 15 puntos porcentuales, diezmaría las economías del sureste asiático, con una caída del PIB del 11 % y del empleo del 25 %, lo que supondría una amenaza directa para la seguridad política. Las economías del sureste asiático han logrado integrarse en la economía mundial y tienen una alta dependencia del comercio, con una ratio media de comercio sobre el PIB superior al 100 %. El comercio es una fuente primaria de desarrollo, prosperidad y seguridad para la región.
El aumento medio de los aranceles durante el colapso del comercio mundial en la década de 1930, en respuesta a la Ley Smoot-Hawley de Estados Unidos, fue de 15 puntos porcentuales. No es descartable que se repita esta situación, ya que otros países se enfrentan a las consecuencias de los aranceles de Trump, que en general son superiores al 15 %.
La respuesta de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN) a Trump ha sido hasta ahora ejemplar. Sus próximos pasos serán cruciales no solo para los resultados regionales, sino también para los mundiales.
El modelo EABER-CSIS muestra que, si los miembros de la Asociación Económica Regional Integral (RCEP, por sus siglas en inglés) (Australia, China, Japón, Nueva Zelanda, Corea del Sur y la ASEAN) cumplen los compromisos adquiridos en la RCEP y evitan aumentar los aranceles entre ellos y con el resto del mundo, incluso si sus exportaciones se ven excluidas de los mercados estadounidenses, las economías de la ASEAN crecerán un 1,9 % y el empleo un 2,1 %.
Esto reforzaría la defensa del sistema comercial e impulsaría otras iniciativas, como la propuesta de conectar los bloques comerciales del CPTPP (Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico) y la UE. La RCEP representa algo menos de un tercio del comercio y el PIB mundiales, por lo que su apertura al comercio puede actuar como amortiguador en un mundo proteccionista.
La ASEAN y sus socios de Asia Oriental tienen un interés vital en frenar el contagio proteccionista mediante la defensa y el refuerzo del sistema comercial multilateral.
Artículo traducido del inglés de la web de East Asia Forum.

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