El nutrido cortejo de mandatarios mundiales que asistieron a las exequias del rey Abdula bin Abdelaziz fue una clara muestra de la influencia internacional del poderoso reino del desierto, poseedor de las mayores reservas de petróleo del mundo. Las turbulencias geopolíticas en Oriente Próximo han hecho aún más importante el papel exterior de la monarquía absolutista fundada por Abdelaziz bin Saud.

La gira europea del nuevo primer ministro griego, Alexis Tsipras, y de su ministro de Economía, Yanis Varoufakis, para tantear el terreno sobre los modos de aligerar el peso de la deuda externa de su país (175% del PIB), ha tenido resultados más favorables de lo que muchos esperaban. La actitud predominante entre los analistas ha sido condescendiente con Atenas. “Las deudas que no se pueden pagar, nunca se pagan”, señaló, por ejemplo, Martin Wolf en el Financial Times. Pese a la informalidad de sus gestos –ambos sin corbata en todas las capitales que visitaron– y a la brusquedad de algunas de sus declaraciones, las primeras propuestas de Tsipras y Varoufakis han sido recibidas con cierta comprensión, pero con contundencia respecto a los compromisos adquiridos.

La elección del juez Sergio Mattarella como sucesor de Giorgio Napolitano en la presidencia de la República ha supuesto una notable victoria política para el primer ministro, Matteo Renzi, en momentos en que más necesitaba reforzar su liderazgo político e institucional. Con la candidatura de Mattarella, Renzi ha logrado unir detrás de sí al Partido Democrático (PD), incluyendo al sector izquierdista, que hasta ahora había sido la única oposición real en el Parlamento. Al mismo tiempo, con su designación logró romper la disciplina de voto de Forza Italia (FI), fragmentando aún más al partido de Silvio Berlusconni.

En la permanente tensión que se vive en la frontera entre Israel y Líbano, un nuevo episodio de violencia como el que costó la vida al cabo español Javier Soria, integrante del contingente de cascos azules de la Unifil, forma parte de la rutina sangrienta de la zona. La guerra del verano de 2006 entre Israel y Hezbolá, provocó, por ejemplo, más de un millar de muertes de libaneses y de 165 israelíes.

Con el inicio, en diciembre, de la construcción de un canal interoceánico en Nicaragua por la empresa china HKND, a la que se le suponen estrechos vínculos con el Partido Comunista Chino, el país asiático demuestra que sus intereses en Centroamérica son una apuesta a muy largo plazo y que no piensa detenerse ante “detalles” como los daños al medio ambiente, las formalidades legales o el recelo que provoca en Washington su financiación de grandes proyectos de infraestructuras.