desembarco chino
Cajas de suministros médicos donados por China a Colombia, el 9 de junio de 2020 en Yinchuan (China). GETTY

Segundo desembarco latino de China

China es hoy el mayor socio comercial de América Latina. En 2019, el comercio bilateral rondó los 223.000 millones de dólares, frente a los 198.000 millones con EEUU.
Luis Esteban G. Manrique
 |  23 de diciembre de 2020

Entre 1850 y 1950 emigraron más de 10 millones de chinos, que se desperdigaron desde Java y Sumatra a Hawái y las Antillas, en uno de los mayores movimientos poblacionales de la historia. Para llegar a las Américas, su canal habitual era a través de Filipinas y México, desde donde se dirigían a California, Perú, Panamá, Jamaica y Cuba, entre otros destinos, donde no tardaron en prosperar los china towns que surgieron desde San Francisco a Lima, donde se publica desde entonces el Man Chin Po, el diario en mandarín más antiguo del continente.

En muchos lugares y épocas, la diáspora china pagó un precio elevado por su éxito. Entre 1965 y 1967, las matanzas del yakartazo desatadas por Suharto se cobraron un millón de vidas de comunistas, opositores y chinos étnicos, que sufrieron asesinatos, expulsiones, discriminación legal y hasta la prohibición del uso de caracteres chinos en los carteles de sus negocios.

En Kuala Lumpur, en los disturbios antichinos de 1969 murieron un millar de personas. Tras su entrada en Phnom Phen en 1975, los jemeres rojos de Polt Pot mataron a unos 200.000, la mitad de su comunidad en Camboya.

Todavía hoy en Malasia, Singapur, Indonesia y Filipinas los tusán (nacido local en mandarín) dominan grandes sectores del comercio, la banca y la industria. En World on Fire (2004), Amy Chua sostuvo que en el sureste asiático la globalización estaba propiciando la concentración del poder económico en minorías étnicas. En 2000, los tusán filipinos, el 2% de la población, controlaban las cuatro mayores aerolíneas, bancos, hoteles, centros comerciales  y grupos de empresas textiles, de construcción, manufacturas y distribución.

En esos años, el 80% de las compañías que cotizaban en la bolsa de Yakarta pertenecía a familias tusán. En Malasia, el 70%. En Tailandia solo tres de las 70 mayores empresas no les pertenecían. En Ho Chi Ming City dominaban la mitad de la actividad mercantil.

Lee Kwan Ywe –fundador del Singapur independiente, el único país fuera de China en el que la etnia china han es mayoritaria– decía que sin el aporte de los “overseas Chinese”, China probablemente se habría estancado en un nivel de desarrollo similar al de Indonesia o México. De hecho, Deng Xiaoping le visitó en la excolonia británica en noviembre de 1978, el mismo año en el que lanzó las reformas que han devuelto al dragón su antigua vitalidad.

 

Tusán peruanos

En 1849, pocos años después de que el gobierno de Lima aboliera la esclavitud, llegaron al Callao los primeros culíes, el término que se dio a los chinos que venían  a “hacer las Américas”. En el país andino venían a sustituir en las haciendas azucareras de la costa y las islas guaneras a los recién liberados esclavos.

La mayoría eran cantoneses de Guandong, hoy una de las provincias más ricas de China, pero que en esa época sufría hambrunas crónicas. Entre 1849 y 1874 llegaron unos 100.000, después de viajes de cuatro meses en condiciones precarias desde Macao o Hong Kong.

No tardaron en independizarse y abrir comercios y negocios. Como llegaban hombres solos, los matrimonios mixtos proliferaron. Capón, el barrio chino limeño, es célebre por sus chifas (de chī 吃, comer, y fàn, arroz), parte integral de la cultura culinaria peruana. Empresarios tusán fundaron las cadenas de supermercados Wong, Tay Loy y Lau Chun. Los embajadores peruanos en Pekín suelen tener apellidos chinos por las ventajas lingüísticas y de prestigio. Según la Cámara de Comercio Peruano-China, las exportaciones a China sumaron 89.958 millones de dólares entre 2010 y 2019, con un crecimiento anual del 11%.

 

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El segundo desembarco

En 2020, la región tuvo una caída de inversión extranjera directa (IED) del 50%, según la Cepal, frente al 40% del resto del mundo. En 2019, Pekín ya había pisado el freno y regresado a los niveles de 2015: la región recibió 160.721 millones de dólares en IED, un 7,8% menos. Para 2021 la caída será del 10%.

La excepción para China ha sido latinoamericana, en una tendencia que se acelerará en 2021. En Chile, State Grid acaba de comprar CGE a la española Naturgy por 3.038 millones de dólares, lo que dejará en manos de la eléctrica estatal china a más de la mitad de los consumidores. En 2019, State Grid compró, ganándole a ENL, otra eléctrica, Chilquinta, por 2.230 millones de dólares.

State Grid, la mayor corporación mundial de servicios de energía, asumirá la deuda de CGE, lo que eleva el valor de la operación a 5.098 millones. Estados Unidos, España y Canadá retienen los mayores stocks de inversión en Chile, con unos 35.000 millones de dólares cada uno. Las chinas rondan los 13.000 millones en los últimos seis años. Entre 1974 y 2016 fueron 302.

En 2019, Legend Holdings, controlada por Lenovo, compró la salmonera Australis por 850 millones de dólares. Según InvestChile, en 2019 la IED sumó 18.448 millones, un 31% más. La proveniente de China fue de 4.852 millones, un 167% más, frente a los 2.866 millones de Canadá y los 2.790 millones de EEUU. Y en México en noviembre, CRRC, subsidiaria de China Railways, ganó al consorcio que lideraba CAF el concurso para modernizar la línea 1 de metro de la capital, un contrato de 1.600 millones de dólares.

Sin contar a México, desde 2018 China es el mayor socio comercial de la región. En 2019, el comercio bilateral rondó los 223.000 millones de dólares, frente a los 198.000 millones con EEUU.

 

Oportunidades pandémicas

Pekín ha ofrecido 1.000 millones de dólares en créditos a los gobiernos latinoamericanos para que compren las vacunas de Sinopharm, Sinovac y CanSino Biologics. Pese a la cercanía entre Donald Trump y Jair Bolsonaro, el comercio entre EEUU y Brasil está en sus niveles más bajos en 11 años. Las exportaciones brasileñas a China, un 34% del total, en cambio, no dejan de crecer.

En Neuquén, en la Patagonia argentina, desde 2018 China opera un centro de rastreo de satélites y apoyo a sus misiones espaciales. Shanghai Dredging y cuatro compañías europeas están compitiendo para quedarse con las obras de la Hidrovía Paraguay-Paraná, un sistema fluvial por el que Argentina, Bolivia, Paraguay y el sur de Brasil exportan gran parte de sus productos agrícolas. En 2021, se licitará el contrato para profundizar el calado de un tramo de 1.238 kilómetros del Paraná, el Paraguay y el Río de la Plata, por cuyos 25 puertos pasan 92 millones de toneladas al año. La inversión estimada supera los 3.800 millones de dólares.

Buenos Aires ha firmado este año cuatro acuerdos con China por valor de 4.695 millones de dólares para reactivar tres líneas ferroviarias de carga. China controla Cofco, uno de los tres mayores puertos agroexportadores argentinos.

En el Caribe, los créditos chinos suman desde 2005 unos 6.000 millones de dólares, que han financiado infraestructuras y proyectos mineros y de turismo. Si se suma Venezuela, llegan a los 62.000 millones. Según Margaret Myers, directora del programa China-América Latina de The Dialogue, los bancos comerciales chinos están sustituyendo a los préstamos soberanos, abriendo nuevas puertas a futuras inversiones de Huawei, ZTE, Alibaba, Baidu o Tencent para tender cables submarinos de fibra óptica y redes 5G.

 

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Fuente: Nature

 

Celos ‘gringos’

Juan Cruz, que entre mayo de 2017 y septiembre de 2018 tuvo a su cargo la región en el Consejo de Seguridad Nacional, culpa a la pasividad de Barack Obama los avances de las redes comerciales, diplomáticas y militares chinas, que hoy suponen, cree, una amenaza estratégica en la esfera de influencia inmediata de Washington.

Juan González, que asesora a Joe Biden sobre asuntos hemisféricos, critica, por su parte, a Trump por haber percibido a la región solo a través del prisma del voto latino de Florida. Un diplomático centroamericano comentaba a The New York Times que “las palabras de los gringos suenan a veces como las de un exnovio, celoso y despechado”.

 

Zonas turbias

El problema es que la relación es demasiado dispar. China está aprovechando la debilidad ecuatoriana y venezolana para extraer concesiones que en otras circunstancias hubiesen sido inadmisibles para Quito y Caracas.

Los contratos suelen ser opacos y sin estudios de impacto social y medioambiental. Los sobrecostes son frecuentes. De los 858 proyectos financiados por la Nueva Ruta de la Seda china, que ha examinado la Universidad de Boston, 124 se desarrollan en áreas protegidas, 261 en hábitats de gran biodiversidad y 133 en reservas indígenas.

En Ecuador, los huaorani, que eran nómadas hace apenas medio siglo, han demandado por la contaminación de los ríos de las provincias de Pastaza, Napo y Orellana y de su reserva, de 180.000 hectáreas, a PetroOriental, que explota el bloque 14 en el parque natural de Yasuní. La hidrovía Paraná-Paraguay va a degradar uno de los sistemas de humedales más grandes del mundo, hábitat de garzas, rayas de río y halcones, entre otras muchas especies.

Argentina está negociando un acuerdo de 3.500 millones de dólares para crear 25 granjas porcinas que duplicarán sus exportaciones de carne de cerdo en seis años, hasta las 900.000 toneladas, unos 2.500 millones de dólares anuales. Por la abundancia de agua, los costes de producción argentinos rondan los 80 centavos de dólar el kilo, frente a los dos dólares de China.

Las granjas industriales generan, sin embargo, focos de contaminación y virus zoonóticos. Según Grain, uno de los primeros brotes de peste porcina en China en 2018 ocurrió en el matadero de WH Group en Zhengzhou. En abril de 2019, sus granjas en Polonia fueron las primeras infectadas en Europa.

 

Una economía imperial

En Chile, Felipe Irarrázabal, exfiscal económico, recuerda que Washington prohíbe adquisiciones por razones de seguridad nacional. El gobierno de Santiago admite que está estudiando aplicar algunos “filtros” para futuras operaciones.

China Railway y China Communications, por ejemplo, están subordinadas al Consejo de Estado, que supervisa y administra 96 empresas estatales. Alibaba o Tencent necesitan su autorización para operar fuera, aunque ello no esté por escrito en ninguna parte. EEUU ha sancionado a Ceiec por haber proporcionado a Cantv, que controla el 70% del servicio de internet en Venezuela, una versión del “gran cortafuegos” chino.

Según escribe en The Party (2010) Richard McGregor, “China Inc. es una sola gran empresa. O más bien un gran monopolio”. Cuando el magnate de internet Jack Ma criticó al régimen, una semana más tarde se cayó la apertura a bolsa de Ant Group, filial de Alibaba. “Es una nueva economía imperial” y, por primera vez, no occidental, admiten en privado autoridades regionales que, por motivos obvios, prefieren mantenerse en el anonimato.

1 comentario en “Segundo desembarco latino de China

  1. «Las granjas industriales generan, sin embargo, focos de contaminación y virus zoonóticos». Esta afirmación copiada de la nota expresa el gran peligro inherente a la instalación de las granjas chinas en Argentina.

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