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Una pareja de ancianos pasea por los alrededores de la Puerta de Brandenburgo en Berlín el 23 de marzo de 2020. GETTY

Tomar partido

Alemania necesita mejorar su capacidad de actuación en política exterior y seguridad. Esto incluye alcanzar el objetivo de inversión del 2% del PIB en la OTAN. También se requieren cambios estructurales, incluyendo la creación de un Consejo de Seguridad Nacional.
Peter Beyer
 |  5 de noviembre de 2020

Como actor fuerte en una Unión Europea segura de sí misma, Alemania debe llevar a cabo una política exterior que haga justicia a la responsabilidad global de nuestro país y responda a los desafíos geopolíticos del siglo XXI. Esto también debe ser visto como una oferta a nuestros socios europeos e internacionales. Necesitan saber dónde está Alemania en términos de política exterior y de seguridad, y hacia dónde se dirige.

El desarrollo de las relaciones germano-americanas en particular subraya lo importante que es para nuestro país la política exterior «a la altura de los ojos» y con vocación de liderazgo. Solo una alianza europeo-americana firmemente establecida puede salvaguardar nuestra libertad a ambos lados del Atlántico. Cuanto menos nos esforcemos y cumplamos con nuestras responsabilidades en el mundo, menos lo hará Estados Unidos. Debemos invertir en la Bundeswehr (fuerzas armadas alemanas) con más coraje y un enfoque más prospectivo, y alcanzar el objetivo de la OTAN de gastar el 2% del PIB en defensa más deprisa. Eso aumentaría nuestra capacidad de actuar en asuntos exteriores.

Esto es esencial para Alemania y Europa. También es una señal importante para Occidente: la libertad, la democracia y el imperio de la ley solo se preservarán si los EEUU y la UE colaboran más estrechamente, con más seriedad, y con respeto mutuo como socios en igualdad de condiciones.

Una cosa es segura: EEUU seguirá siendo una potencia mundial. Ni Donald Trump ni la pandemia del Covid-19 cambiarán eso. Es tranquilizador saber que la única superpotencia está constituida democráticamente; si no lo estuviera, nuestra vida en Europa se vería diferente, menos pacífica, ordenada y próspera. Sin embargo, el entorno global ha cambiado, especialmente debido al creciente poder económico y político de China. Por eso tiene sentido, no solo para Europa sino también para América, una alianza transatlántica más profunda, poderosa y nuevamente forjada.

 

La posición de Alemania ante China y Rusia

La UE describe a China como un rival sistémico. EEUU define a China como un nuevo competidor por el estatus de superpotencia. El conflicto “democracia vs. China” dará forma a este aún joven siglo. Estamos en los primeros días de una nueva guerra fría. China presenta desafíos especiales para Occidente; tenemos una dictadura económicamente exitosa en nuestras manos. Cada día China intenta de nuevo dividir la UE, para aprovecharse de los países individuales, mientras que sus ciberespías y sus empresas estatales presionan a nuestra industria y tratan de forzarnos una red 5G que permitiría a la obsesionada vigilancia de Pekín llegar a todos los teléfonos móviles alemanes. La pregunta aún abierta de si se le debería permitir a Huawei instalar hardware en la red alemana 5G pone en peligro la integridad de nuestras redes. La fiabilidad y confidencialidad de los canales de información es una cuestión de soberanía: ¿quién querría seguir intercambiando información y datos con Alemania si nadie supiera a dónde va esta información?

Las sanciones tendrán que ser parte de nuestro juego de herramientas en el futuro. Deberíamos pensar en crear una autoridad europea de sanciones, similar a la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) de EEUU. Es igual de importante la cuestión del comercio: Occidente debe insistir en la plena reciprocidad en todos los asuntos comerciales, desde la libertad de inversión hasta la libertad de establecimiento y prestación de servicios y la protección de la propiedad intelectual.

La situación con Rusia es diferente. El Kremlin ha creado hechos sobre el terreno en Europa, mientras que partes importantes de la comunidad de la política exterior alemana están preocupados por una «cultura de la contención militar» o por crear de alguna manera una «alianza para el multilateralismo» sin EEUU. En 2014 Rusia invadió Ucrania y se anexionó Crimea, desencadenando una guerra en suelo europeo que continúa hasta hoy en día. En Siria, el Kremlin bombardeó el Mediterráneo oriental sin tener en cuenta a la población civil. Al sur de Europa, ha extendido sus acciones a Libia, donde mercenarios rusos están causando problemas en nombre del Estado.

Sin embargo, por encima de todo, está la cuestión nuclear. Rusia rompió repetidamente el tratado de prohibición de misiles de medio alcance hasta que Washington se sintió obligado a terminarlo. ¿Por qué Rusia ha ganado la ventaja nuclear en Europa sobre Occidente en los últimos años? Mientras evitamos esta pregunta, Moscú está intensificando sus actividades de espionaje, especialmente en Alemania, donde la agencia de inteligencia nacional (Bundesamt für Verfassungsschutz ) está registrando un nivel de actividad de los agentes rusos similar al del punto álgido de la guerra fría. Russia Today y Sputnik difunden noticias falsas y propaganda del Kremlin. Podemos manejar a Rusia más fácilmente que a China. Nuestros lazos económicos están lejos de ser estrechos, y Moscú no tiene nada constructivo o innovador que ofrecer a nadie.

 

El coraje para asumir la responsabilidad

La estatura de la política exterior de Alemania no refleja su importancia política y económica. Nuestro país debe finalmente atreverse a asumir más liderazgo (y responsabilidad de liderar) en la comunidad internacional. Esto es lo que nuestros socios internacionales esperan de nosotros y es hora de que Alemania esté a la altura del desafío.

Por un lado, ofrecer liderazgo significa ser fiel a los principios. Por otro lado, significa tomar acciones concretas. Eso implica, por ejemplo, no sólo mediar en Libia sino trabajar con nuestros asociados para llevar la paz a la frontera meridional de Europa; reconocer, con respecto al régimen iraní, cuándo el margen para las palabras y la diplomacia es tan limitado que se necesitan consecuencias concretas; y ayudar activamente a los amigos democráticos cuando son acosados por China, como lo fue recientemente Canadá.

Y sobre todo, el liderazgo significa trabajar con nuestros socios en Europa para proporcionar seguridad cuando Rusia o China amenazan esta seguridad. «Con nuestros socios» no significa que podamos esperar a que otros avancen y hagan el trabajo. Por el contrario, desde Washington a Tallin, la gente está esperando que Alemania deje de usar palabras vacías y proporcione un apoyo concreto para contrarrestar la agresión de Rusia y la búsqueda de poder de China. No porque seamos mejores o más inteligentes que nuestros socios –y ciertamente no porque alberguemos ningún escepticismo o animadversión hacia el pueblo ruso o chino– sino más bien porque sin Alemania, el país más poblado y próspero de la UE, simplemente no funcionará.

Para lograr estos objetivos, la política de defensa y económica, así como la cooperación para el desarrollo, deben estar más estrechamente interrelacionadas, mejor coordinadas y estructuradas de manera más eficiente. La experiencia de otros países demuestra que el instrumento más adecuado para ello es un Consejo de Seguridad Nacional, encabezado por un Secretario de Estado de Seguridad Exterior con rango de gabinete y las competencias y recursos correspondientes. Contar con un consejo de este tipo nos permitiría poner en práctica más eficazmente el «enfoque en red» propugnado por el gobierno alemán, que actualmente existe únicamente en papel. Además, la relación competitiva entre la Cancillería y el Ministerio de Relaciones Exteriores ralentiza el engorroso proceso de formulación de los objetivos de la política exterior y de seguridad. Por lo tanto, ambos departamentos gubernamentales deben estar dirigidos por personas que pertenezcan al mismo partido.

Debemos estar listos para las próximas elecciones federales, como muy tarde. Los que no se preocupan por el mundo se sorprenderán más rápido de lo que les gustaría.

Este artículo fue originalmente publicado en inglés en Internationale Politik Quarterly.

1 comentario en “Tomar partido

  1. Este artículo muestra la posición eminentemente defensiva que se adopta desde algunos países europeos ante el crecimiento chino. No debe pasar por alto que este análisis viene de un cargo del gobierno alemán y que, efectivamente, en el «tomar partido» no se queda corto.

    Sobre la meta de gastar un 2% del PIB en Defensa, dejémoslo en que es un desvarío avivado por las ansias de influencia geopolítica a nivel global. Sobre la supuesta amenaza de instalar componentes chinos en Europa para construir una red 5G sólida y asequible, es necesario informarse y no dejarse llevar por rumores y sospechas infundadas: https://www.youtube.com/watch?v=9Dkc-8CQNE8&t=14s

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