El presidente chino, Xi Jinping, el ministro de Asuntos Exteriores, Wang Yi, y otros asisten a los discursos de apertura de la cumbre UE-China en el Gran Salón del Pueblo el 24 de julio de 2025 en Pekín, China. GETTY.

¿Una cumbre fallida entre la UE y China?

Las relaciones entre la UE y China se encuentran atrapadas en un ciclo de disconformidad y no parece que la situación vaya a mejorar. El quinto año sin un diálogo constructivo entre la UE y China podría interpretarse como una realidad estructural.
Alicia García-Herrero
 |  24 de julio de 2025

Los máximos responsables de la Unión Europea se renúnen hoy y mañana 25 de julio de 2025 con los dirigentes chinos, en un contexto de tensas relaciones, escasa colaboración en la preparación y tensiones comerciales sin resolver. Estos factores sugieren que es poco probable que se produzcan avances significativos, a pesar de que la cumbre marca el 50º aniversario de las relaciones diplomáticas entre la UE y China.

Lo más probable es que se mantenga la lentitud de los avances observados en las últimas cumbres. La cumbre de 2020, celebrada en plena pandemia de COVID-19, se caracterizó por el reconocimiento por parte de la UE de que China no es solo un socio, sino también un competidor económico y un rival sistémico. Además, la pandemia puso de manifiesto la excesiva dependencia de la UE de China para los productos estratégicos y subrayó la asertiva “diplomacia del lobo guerrero” de China, que incluye la práctica de la desinformación y la coacción. A pesar del endurecimiento del tono de la UE, China logró llevar a buen puerto las negociaciones sobre el Acuerdo Global de Inversión (AGI) entre la UE y China antes de la fecha límite acordada para finales de 2020.

Tras un paréntesis de un año, la cumbre de 2022, celebrada solo un par de meses después de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, fue más dura que nunca. La ratificación del CAI por parte de la UE se había suspendido después de que China impusiera sanciones a varios miembros del Parlamento Europeo, académicos y grupos de expertos. China también se negó a condenar la agresión rusa. Mientras tanto, la UE estaba preocupada por el creciente déficit comercial bilateral. Este tema dominó la cumbre, que terminó sin un comunicado conjunto.

Las dificultades continuaron en la cumbre de 2023. El papel facilitador de China en la invasión de Ucrania por parte de Rusia se hizo aún más evidente y el déficit comercial de la UE con China alcanzó los 400 000 millones de euros, como consecuencia de las políticas industriales desleales de China. Los requisitos de localización impuestos por China y las cuestiones relacionadas con los datos transfronterizos también figuraban entre las principales preocupaciones de la UE antes de la cumbre. Por su parte, China criticó el mecanismo de ajuste en frontera por emisiones de carbono de la UE y las investigaciones comerciales en curso de la UE sobre productos chinos. El resultado fue otra cumbre sin acuerdos relevantes y sin comunicado conjunto.

Tras otra pausa en 2024, la cumbre de 2025 se celebra bajo la sombra del regreso al poder del presidente Donald Trump y sus continuas amenazas a la alianza transatlántica. Este cambio de circunstancias ha llevado a algunos líderes europeos a preguntarse si la UE debería restablecer sus relaciones con China. Pero, hasta ahora, hay pocos indicios de una reorientación.

Para empezar, la cumbre de 2025 debería haberse celebrado en Bruselas, pero el presidente Xi Jinping rechazó la invitación, por lo que tendrá que celebrarse en China. Los preparativos de la cumbre también se han visto limitados porque tanto la UE como China han estado ocupados con sus respectivas negociaciones con Estados Unidos, lo que significa que no se ha dedicado suficiente tiempo y energía a abordar las quejas de ambas partes.

Otras señales negativas son la imposición por parte de China de controles a la exportación de minerales de tierras raras, insumos esenciales para las industrias europeas de vehículos eléctricos, defensa y energías renovables. La Comisión Europea sigue frustrada por la falta de reciprocidad y acceso al mercado chino, las prácticas discriminatorias contra las empresas europeas y los persistentes obstáculos a la competencia leal. En consecuencia, la UE ha declinado celebrar el habitual Diálogo Económico y Comercial de Alto Nivel con China antes de la cumbre, una clara señal de frustración y escepticismo.

Desde la perspectiva de China, la UE se ha negado a levantar los aranceles sobre los vehículos eléctricos chinos, que actualmente incluyen derechos compensatorios de hasta el 35,3 % sobre un arancel básico del 10 %, lo que China considera proteccionista. Como parte de una “ofensiva del encanto” para persuadir a Europa de que suavice su tono, China ha levantado las sanciones a algunos miembros del Parlamento Europeo, con la esperanza de que se pueda reactivar el AIC. Pero Pekín también ha lanzado más amenazas, abriendo nuevas investigaciones sobre el coñac, los productos lácteos y la carne de vacuno europeos. El objetivo de China es eliminar los aranceles de la UE sobre los vehículos eléctricos o, al menos, acordar compromisos de precios mínimos y reanudar las negociaciones sobre el CAI u otra forma de acuerdo comercial o de inversión.

Por lo tanto, parece claro que la cumbre entre la UE y China volverá a terminar sin grandes acuerdos. El hecho de que este sea el quinto año sin un diálogo constructivo entre la UE y China podría interpretarse como una realidad estructural, más que como un problema temporal, sobre todo teniendo en cuenta que las difíciles relaciones entre la UE y Estados Unidos podrían haber favorecido la reanudación del diálogo entre la UE y China. Lamentablemente, parece que se va a perder otra oportunidad.

Artículo traducido del inglés de la web de Bruegel.

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