Alfombra roja: Alexei Navalny

Política Exterior
 |  17 de febrero de 2017

“Mentir se ha convertido en la esencia del Estado… ¿Por qué soportar esta mentira? ¿Por qué mirar a la mesa? La vida es muy corta para mirar a las mesas… Solo podemos estar orgullosos de los momentos en los que podemos mirar honestamente al otro a los ojos, cuando estamos haciendo algo digno… La vida no tiene sentido si seguimos soportamos la mentira”

 

Desafió a Vladímir Putin a través de las redes sociales e hizo que la opinión pública se agitara. Pero en Rusia, donde la libertad de expresión brilla por su ausencia, este tipo de actos tienen consecuencias. Alexei Navalny fue condenado el 7 de febrero por un tribunal a cinco años de cárcel y una multa de 500.000 rublos, acusado de malversación de bienes por un caso de corrupción que se cerró en 2013. Este fue reabierto a raíz de que Navalny porfiara en su empeño de incomodar al Kremlin. Aunque la sentencia se ha declarado “en suspenso”, por lo que Navalny no tendrá que pasar por prisión, esta decisión del tribunal dificulta su candidatura a las elecciones presidenciales de 2018.

Nacido en el óblast de Moscú en 1976, Navalny se licenció en derecho y se especializó en finanzas. Durante la década de los 2000 militó en las filas del partido liberal Yábloko, que acabó abandonando –según otra versión, fue expulsado por sus ideas nacionalistas–. En 2008, este abogado activista comenzó una batalla contra los gigantes rusos de la energía –Rosneft, Gazprom y Lukoil, entre otros– para que fuesen más transparentes en sus finanzas. De ahí dio el salto a la investigación de prácticas gubernamentales irregulares y a la denuncia de los abusos de la administración rusa.

Llegaron entonces las elecciones legislativas rusas del 4 de diciembre de 2011, donde el oficialista Rusia Unida logró el 49% de los votos. Navalny denunció irregularidades en los comicios y llamó a las protestas desde su blog y su cuenta de Twitter. La noche del 5 de diciembre, unas 5.000 personas salieron a la calle. El 10 eran 50.000 y dos semanas más tarde, unas 120.000. Navalny fue arrestado, junto a otros, y sentenciado a quince días de prisión. Fue excarcelado el 20 de diciembre.

Tras la popularidad ganada durante las protestas, Navalny se presentó en 2013 como candidato a la alcaldía de Moscú. No ganó, pero quedó segundo con el 27% de los votos. En 2014, el panorama cambió en Rusia con la crisis de Ucrania y tras la anexión de Crimea, Putin ha recuperado los niveles de popularidad que perdió en 2011. Sin embargo, Navalny goza de popularidad en ciudades como Moscú o San Petersburgo, hogar de la nueva clase medie urbana. El 13 de diciembre de 2016, el opositor anunció su candidatura para las presidenciales de 2018.

 

 

Kafka en Moscú

Navalny fue condenado en 2013 por un tribunal de la ciudad de Kírov por la organización de un robo de madera y material forestal ocurrido en 2009, cuando asesoraba al gobernador de la provincia, Nikita Belykh. Cuando cumplía tres años y medio de arresto domiciliario, en noviembre de 2016 el Tribunal Supremo ruso anuló la condena, reabriendo el caso. El proceso había sido denunciado por la Unión Europea y Estados Unidos, que veían intereses políticos detrás. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos dictaminó que los derechos de Navalny no fueron respetados durante el proceso.

La sentencia de 2017 simplemente ha sido una versión actualizada de la que decisión que se tomó en 2013. El magistrado se volvió a ceñir a la condena solicitada por la Fiscalía. Nalvany público en su cuenta de Twitter el dictamen y se podía apreciar perfectamente que no había habido ningún cambio.

Acogiéndose al artículo 32 de la Constitución rusa, que permite a cualquier ciudadano presentar su candidatura a un cargo electo siempre que no estén “privados de su libertad”, Navalny afirma que su participación en las presidenciales continúa. Al estar la sentencia en suspenso y no tener que ingresar en prisión, Navalny argumenta que cumple con los requisitos legales. La batalla, por tanto, prosigue. Alfombra roja para el aspirante a Kafka ruso.

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