Según un memorándum interno filtrado a la prensa, la Casa Blanca se está planteando dejar de pagar sus cuotas a la ONU, unos 2.300 millones de dólares anuales que cubren el 20% de su presupuesto. En la torre de su sede en Nueva York, los ascensores funcionan solo a veces por falta de mantenimiento, aunque algunos sospechan que esa es la forma que tiene el secretario general, Antonio Guterres, de recordar a los diplomáticos las consecuencias del desinterés de sus gobiernos por cumplir con sus obligaciones.
Más de 40 países, entre ellos EEUU, llevan retrasos en sus pagos. Debido a un déficit de 1.100 millones de dólares, ya en septiembre el organismo y sus agencias –OMS, FAO, Unicef…– se podrían quedar sin liquidez para pagar a sus funcionarios y proveedores. El secretario de Estado, Marco Rubio, por su parte, quiere reducir al mínimo las embajadas y consulados en el África subsahariana.
No parece probable que la OEA pueda escapar de la motosierra. Washington ya ha congelado sus contribuciones voluntarias. Ramdin quiere tender un ramo de olivo a Trump, que había apostado por el canciller paraguayo, Rubén Ramírez, a favor de impulsar un “cambio de régimen” en Venezuela, Cuba y Nicaragua.
A los 15 votos del Caricom se sumaron luego los de Brasil y el resto del llamado bloque progresista –México, Chile, Colombia, Uruguay…– y después los de EEUU y sus aliados, Argentina, Ecuador y El Salvador. Luiz Inácio Lula da Silva inclinó la votación tras el viaje de Ramírez a Mar-a-Lago, donde se sacó fotos con Trump y Elon Musk.
Como país observador, China también respaldó a Ramdin, que prometió “ampliar y profundizar” la relación de la OEA con Pekín. Paraguay es el único país suramericano que aún mantiene relaciones diplomáticas con Taiwán. En 2001, el…
