En enero de 2021, con el inicio del Acuerdo de Libre Comercio Continental Africano (AfCFTA, por sus siglas en inglés), se puso en marcha la zona comercial más grande del mundo, no solo por número de países firmantes (54), sino también por el tamaño de un mercado de más de 1.200 millones de habitantes. Muchas son las ambiciones de este proyecto y es probable que los resultados lleguen en varios años, pero tras la creación a partir de los años sesenta del siglo XX de múltiples procesos de integración regional de desiguales resultados, el AfCFTA es un paso histórico que culmina las ambiciones de integración comercial de África. Aunque la iniciativa no es la panacea para todos los problemas que afrontan los países del continente, los réditos políticos y económicos de la iniciativa son potencialmente enormes.

La puesta en marcha de iniciativas de integración económica (sobre todo de áreas de libre comercio, aunque también otras fórmulas) ha sido una constante en el panorama económico mundial en las últimas seis décadas. En general, los países han entendido estos procesos como una forma de acercamiento político, construido sobre la base de acuerdos comerciales que reducían las barreras entre los países miembros. África no ha sido una excepción. Desde la descolonización, los gobiernos del continente han buscado mejorar las relaciones económicas y diplomáticas con sus vecinos. El resultado es el actual panorama de más una decena de comunidades económicas regionales (CER) en marcha, con iniciativas en todas las zonas del continente, aunque con importantes diferencias en el nivel de integración.

A pesar de su diferente ámbito geográfico y años de inicio, la mayoría de las iniciativas de integración económica regional o CER comparten objetivos. Además de la liberalización comercial, varias incluyen entre sus objetivos la integración de sus monedas, el desarrollo autosostenido, la…