Autor: VV.AA.
Editorial: CIDOB
Fecha: 2022
Páginas: 262
Lugar: Barcelona

Anuario Internacional CIDOB 2022: claves para interpretar la agenda global

La edición número 32 del Anuario Internacional CIDOB ofrece análisis internacional a través de 3 grandes ejes: las ‘nuevas geopolíticas’, el posible final de la globalización y las repercusiones de la pandemia en las brechas sociales.
Isabel Gacho Carmona
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“La única manera de dar una respuesta eficaz a las urgencias de nuestro tiempo es abordarlas con la pausa y reflexión que necesitan” señala Daniel Innerarity. Y eso es lo que hace el Anuario Internacional CIDOB desde hace 32 ediciones: un análisis pausado y reflexivo repleto de claves para interpretar la realidad global. Este año, el Anuario se vuelve todavía más necesario si cabe, ya que ve la luz mientras el mundo se encuentra en “una de las coyunturas internacionales más disruptivas e inestables de las últimas décadas”, como señalan Francesc Fàbregues y Oriol Farrés, coordinadores de la publicación.

El Anuario cuenta con más de 40 artículos, firmados por personas expertas tanto de CIDOB como de otros centros de pensamiento. Además, por tercer año consecutivo, apuesta por el talento joven dando voz a menores de 30 años seleccionados en una convocatoria internacional. También ofrece un catálogo más amplio de contenido visual que en otras ocasiones, con más protagonismo de infografías, mapas y gráficos. Y, como gran novedad, se incorporan también tres nuevas videoentrevistas disponibles en su canal de Youtube. En esta ocasión, la edición se vertebra en torno a 3 ejes temáticos: “nuevas geopolíticas”, el posible final de la globalización y las repercusiones de la pandemia en las brechas sociales.

 

Más allá de Mackinder

“Cuando decidimos tratar el tema de las ‘nuevas geopolíticas’ en el Anuario, (…) teníamos en mente aquellas que se originan en espacios que quedaron al margen de los procesos de colonización”, apuntan los coordinadores. Y son muchos los espacios que quedaron fuera de la carrera colonizadora “clásica” y que hoy son clave para el juego geopolítico global.

Si partimos de la definición de colonialidad de Anibal Quijano, nos estamos refiriendo a “las estructuras profundas de poder que las potencias coloniales utilizaron para justificar su apropiación de gran parte de los recursos del planeta”. Podemos ver que hoy esta apropiación sigue teniendo lugar, solo que lo hace en espacios nuevos y de manera renovada. En algunas ocasiones el escenario sigue siendo el mundo físico, como en el caso del Ártico, los mares o el espacio. Pero destaca especialmente la que tiene lugar en el mundo digital.

Pavel Devyatkin analiza el caso del Ártico. Antaño inexplotable, la región entra en escena como espacio de pugna geopolítica “gracias” al deshielo y a los avances tecnológicos. Teniendo en cuenta las ingentes oportunidades que ofrece, el hecho de no contar con único tratado formal para su gobernanza, y que EEUU, Rusia y China son países árticos, o “cuasi-árticos”, la pugna en el norte del planeta está servida.

Pero, sin duda, la mayor carrera colonizadora la encontramos en la esfera digital, como apunta Nick Couldry. El acaparamiento de datos a escala masiva y sin consentimiento supone un cambio fundamental en las relaciones entre las personas y los poderes político y económico. De hecho, “sugiere la posibilidad de que el colonialismo (…) expanda su ámbito de actuación”. Se trata de una profundización respecto al colonialismo tal y como lo conocíamos, ya que “se incluye la propia vida humana vista ahora como recurso esencial, un dominio de explotación nuevo del que se extraen valiosos datos”. Aún estaríamos en las primeras fases de una “datificación” del mundo, pero ya podemos ver que puede tener consecuencias verdaderamente transformadoras.

En este nuevo escenario, ¿ha pasado Europa de metrópoli a colonia? Andrea Renda analiza las oportunidades perdidas por del Viejo Continente durante la revolución digital mientras defiende que un modelo de gestión europeo todavía es posible.

 

¿Nos estamos desglobalizando?

Relocalización de la producción, disrupciones en las cadenas de suministro, políticas proteccionistas… muchos de los acontecimientos recientes parecen apuntar hacia un inevitable proceso de desglobalización. Sin embargo, como tantas veces ocurre, la respuesta no es tan sencilla y el debate está servido. El Anuario, en su segundo eje vertebral, da voz a toda clase de argumentos y puntos de vista. ¿Estamos realmente en un proceso de desglobalización? Si es así, ¿en qué sectores se está dando? ¿Se trata de un fenómeno transitorio? Los autores reflexionan sobre todas estas cuestiones.

Entre aquellos expertos que argumentan que estamos viviendo un proceso de desglobalización encontramos a Sinan Ulgen. También a Alicia García-Herrero, quien expone sus ideas en una de las videoentrevistas en conversación con Carme Colomina. “Ciertamente, estamos asistiendo a la desglobalización, que se ha acelerado”, apunta la investigadora de Bruegel. Ahora bien, la clave estaría no en el propio proceso en sí, sino en la velocidad, en los sectores y los lugares en los que estaría teniendo lugar: “En las cadenas de producción ya es una realidad y va a ser una tendencia también en el ámbito digital”.

En esta línea va también el análisis de Martí Serra, uno de los jóvenes autores seleccionados este año. Denomina la situación actual “desglobalización estratégica”, enmarcada en un proceso de regionalización de carácter geoeconómico y geoestratégico incipientes. “No nos encontramos ni ante un proceso de globalización ni de desglobalización, sino ante un cambio en la estructura del sistema internacional que introduce nuevas dinámicas”.

Otros, como Jordi Torrent o Haihong Gao, opinan que la globalización continuará. Y, para la segunda, China pasará de gran influenciada a influenciadora del proceso.

 

Las brechas sociales se ensanchan

“El mayor asesino de nuestra época no es la pandemia, la guerra o el hambre, el elemento más letal de nuestros tiempos es, sin duda, la desigualdad.” Así de contundente comienza el tercer eje del anuario, con palabras de la catedrática de economía Jayati Ghosh.

La pandemia de covid ha evidenciado esta desigualdad, que tiene lugar tanto dentro de las sociedades como entre ellas. El desigual acceso a los recursos se manifiesta de muchas formas, desde una cronificación y profundización de la pobreza, hasta el ensanchamiento de las brechas digitales.

Ante este escenario, los autores de este bloque aportan soluciones porque, como dice Ghosh, “con una gran imaginación colectiva y una mayor movilización pública aún es posible forzar los cambios políticos necesarios tanto a nivel nacional como internacional”.

José Antonio Ocampo y Tomasso Faccio, profesores del ICRICT, analizan las dificultades que encuentra la tributación internacional para hacerse realidad. Desde una óptica nacional, Danilo Martucceli pone el acento en la solidaridad. Para el sociólogo, la pandemia nos demostró la urgencia de debatir sobre la financiación de Estado benefactor y “ejemplificó la fuerza de la interdependencia entre individuos en las sociedades contemporáneas, cuestionando la idea de una rígida separación entre solidaridades estatales y relacionales”. Frente a las ideas neoliberales, aboga por la solidaridad entre individuos, entre generaciones y entre identidades

En esta coyuntura internacional tan inestable, por trigésima segunda vez, CIDOB lo ha vuelto a hacer. Abordando las urgencias de nuestro tiempo con pausa y reflexión, ofrece un mapa muy necesario para comenzar a dibujar respuestas.