Autor: Jordi Canal
Editorial: Turner
Fecha: 2019
Páginas: 96
Lugar: Madrid

Argumentos a favor de la monarquía

Marcos Suárez Sipmann
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La monarquía en el siglo XXI analiza la historia reciente de la monarquía y su futuro en España. Este breve ensayo fue presentado en el Club Tocqueville, foro de la Cataluña constitucionalista, por su autor, el historiador Jordi Canal. La monarquía parlamentaria ha facilitado de forma ordenada y con excelentes resultados el cambio político, económico, social y cultural. De hecho, buena parte de las democracias más avanzadas y modernas son en estos momentos monarquías.

En la primera parte del texto, “Legitimidades”, se mencionan cuatro. La dinástica y la constitucional. En el 77 don Juan renuncia a sus derechos a la Corona. La Constitución del 78 establece en su artículo 1.3 que la forma política del Estado es la Monarquía parlamentaria y dedica a la Corona su Título II (artículos 56 al 65). No hay continuidad con la anterior tradición monárquica hispana ni con la dictadura. Hasta el 82, Juan Carlos I adquiere las otras dos legitimidades: la democrática, porque su monarquía ayuda a la consolidación democrática; y la popular: los españoles estiman y respetan su actuación.

En la segunda parte, “La monarquía republicana”, se afirma que no existen líneas nítidas de separación entre república y monarquía, sino múltiples hibridismos. España es una monarquía republicana ya que integra, defiende y garantiza los valores fundamentales de la libertad y la democracia (atribuidos en teoría al republicanismo).

Las circunstancias de los últimos años de reinado que llevaron a abdicar la Corona en junio de 2014 se analizan en el tercer capítulo, “El Rey en su laberinto”. En octubre de 2011 los ciudadanos suspendieron por primera vez a la Corona en la encuesta del CIS. Mientras expresaba esta justificada crítica, nuestra sociedad, sin apenas memoria histórica, olvidaba las aportaciones de Juan Carlos I incluso desde antes de la Transición.

Los escándalos están en la mente de todos. Entre otros el asunto Corinna, la caída durante la caza de elefantes en Botsuana, el caso Nóos (“Nóos forramos”) que llevó a la cárcel a Iñaki Urdangarín, esposo de la Infanta Cristina… etcétera. La situación se agravó al desarrollarse en un contexto de crisis, recesión, destrucción de empleo y consiguiente hipersensibilidad social con el auge de populismos y nacionalismos. Otro elemento a tener en cuenta fue el cambio en el tratamiento mediático del rey y su familia: la discreción dio paso a la frivolidad y el amarillismo. Y el factor generacional. La buena sintonía existente con Adolfo Suárez y Felipe González fue a menos con presidentes posteriores. Para más información sobre esa etapa aciaga para Juan Carlos I resulta especialmente interesante Final de partida (2015), una exhaustiva crónica de la periodista Ana Romero.

El autor de La monarquía en el siglo XXI se muestra de acuerdo con la valoración de Fernando Ónega: Los errores del jefe del Estado están en la memoria de todos. Pero sus aciertos son innegables. Y en su libro Juan Carlos I. El hombre que pudo reinar (2015) el periodista acaba afirmando “Ha sido un buen rey; incluso un gran rey. No tengo por qué pedirle más”.

 

Nueva etapa: Felipe VI

La última parte del trabajo de Jordi Canal, “Tiempo de ejemplaridad”, trata de Felipe VI, muy consciente de que las monarquías parlamentarias – al igual que las repúblicas – han de ser consolidadas a diario. El pacto implícito con la ciudadanía hace necesaria una constante renovación.

El primer lustro de su reinado ha estado presidido por la ejemplaridad que presenta un balance positivo y de consolidación de la Corona. Pocas semanas después de la proclamación se solicitó al Gobierno que la Casa Real fuera incluida en la nueva ley de transparencia. Felipe VI introdujo la austeridad y la contención del gasto. En comparación con sus homólogas europeas y las repúblicas vecinas, nuestra monarquía no resulta demasiado costosa.

Los comienzos fueron complejos. Los diez meses sin gobierno de 2016 y el golpe separatista de septiembre y octubre de 2017 fueron dos pruebas que el Rey consiguió superar. Como subraya Canal, el discurso del 3-O sobre Cataluña fue “impecablemente constitucional” y tranquilizador para los muchos catalanes contrarios al  procés. Transmitió asimismo la decepción de quien siempre hizo gala de su condición de Príncipe de Gerona. Conviene recordar que Felipe VI ha sido muy cercano a Cataluña; habla catalán mejor que algunos independentistas y es uno de los monarcas que más ha pisado esa tierra.

Canal desmiente el mito de la Cataluña antimonárquica propagado por populistas y separatistas. Estos se equivocan al creer que el Rey es el eslabón más débil del Estado, razón por la cual le atacan. En un ejercicio de propaganda sin fundamento histórico el nacionalismo ha inventado un pasado republicano en Cataluña. El gran error del independentismo ha sido infravalorar al Estado y la Monarquía.

El Rey, muy unido a su madre doña Sofía, es de hecho más de Grecia que de Borbón. Rigor, minuciosidad y transparencia frente a campechanía e intuición. Los felipistas sustituyen al juancarlismo que siempre ganó la partida al monarquismo. Sin embargo, Felipe VI puede consolidar la monarquía a partir de su propia conducta personal, mas eso no significa que fortalezca la monarquía en abstracto. Para ello hace falta mucha labor de pedagogía.

Felipe VI, preparado y bien rodeado, ha hecho de los principios éticos su bandera, además de sintetizar tradición y modernidad. Una tarea en la que le ha ayudado la personalidad independiente y fuerte de la reina doña Letizia. Los primeros tiempos fueron difíciles para la periodista plebeya, con menosprecios y humillaciones desde círculos aristocráticos que contribuyeron a forjar su imagen aparentemente dura y desconfiada.

Felipe y Letizia son padres de Leonor (2005) y Sofía (2007). La  eliminación de la obsoleta e injusta preferencia masculina en el acceso al trono precisa solo cambios puntuales en la Carta Magna. La primera intervención oficial de la Princesa de Asturias fue la lectura del artículo 1 de la Constitución el pasado 31 de octubre, día de su decimotercer cumpleaños.

Tema recurrente del monarca en sus discursos es el papel de los jóvenes. El futuro de la monarquía pasa por su capacidad de legitimarse ante las nuevas generaciones de españoles a través de la ejemplaridad y la utilidad. Aunque algunos grupos políticos atacan la institución en beneficio de sus intereses hoy pocos consideran la monarquía un problema. Puede ser más bien una solución.

El libro nos deja como conclusión final para el debate monarquía-república en España que este debe desarrollarse con la mayor serenidad posible. Los argumentos y la razón deben imponerse a reproches y acusaciones, prejuicios y demagogia. Junto a dosis de consenso y generosidad, la discusión requiere rigor y honestidad.