POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 125

Carta de América: ¿Quién quiere ser presidente?

Jaime Ojeda
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Durante las elecciones primarias los candidatos a la presidencia de los Estados Unidos de América lucharon por conquistar la conciencia de sus respectivos partidos: aspiraban a encarnar sus ideales sin temor a sus aristas más duras. En la próxima campaña electoral, sin embargo, tendrán que aspirar a captar la conciencia de toda la nación y esto ha diluido notablemente su retórica: tendrán que apelar a ese inmenso centro político que, mucho más numeroso que las filas polarizadas de los partidos, oscila entre demócratas y republicanos, más hacia los primeros en temas económicos y sociales, más hacia los segundos en términos de “valores” y seguridad nacional.

Se ha notado la diferencia inmediatamente después de las primarias. Los demócratas tienen mayor facilidad en encontrar ese centro tan elusivo, pues los problemas económicos y militares de la nación lo reclaman, pero están más divididos en su definición que los republicanos cuyo mayor peligro, sin embargo, es precisamente su anclaje en un conservadurismo inviable.

Es tal el cúmulo de problemas que espera al nuevo presidente de EE UU cuando asuma el poder en enero de 2009, es tal su gravedad y urgencia que se pregunta uno por qué querrá alguien tan amargo cáliz. No hay dimensión de la próxima presidencia que no esté afectada por una profunda crisis. Problemas económicos, políticos y sociales se entreveran de tal manera que no hay forma de enfocar una visión generalizada. Su único denominador común es la tercera revolución industrial, la revolución tecnológica de nuestros días, que al reducir las distancias y el tiempo a comunicaciones inmediatas entre los rincones más apartados del mundo no sólo ha despertado la conciencia de su propio ser de regiones hasta ahora marginadas del curso de la historia, sino que les ha ofrecido una cornucopia de información que las ha capacitado para…

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