POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 116

Centrar el foco en Afganistán

Editorial
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Más de cinco años después de la fulminante derrota del gobierno talibán en Afganistán, Al Qaeda y grupos islamistas afines han reconstruido y ampliado su estructura y están listos para atentar en cualquier parte del mundo. Mandos de la ISAF –la misión de la OTAN en territorio afgano– advierten desde hace tiempo de la gravedad de la situación en el país, de la necesidad de una mayor aportación de tropas y de una intensa presión internacional sobre el foco del problema: Pakistán. Hoy, cuando algunos gobiernos occidentales se cuestionan su retirada de la misión aliada y otros se resisten a enviar más efectivos, la pregunta ha saltado a los medios de comunicación de todo el mundo: ¿Qué ha fallado?

La invasión y ocupación de Irak por Estados Unidos y sus aliados en 2003 es para muchos la causa principal de la debilidad de los esfuerzos a largo plazo en Afganistán. Ni el Acuerdo de Bonn (diciembre de 2001) ni el Pacto por Afganistán (enero de 2006) han logrado avances significativos en sus propósitos: crear condiciones para la paz, la reconciliación, la reconstrucción y el desarrollo de Afganistán. “La premisa de estabilidad relativa en la que se basaba el pacto se ha visto menoscabada por la insurgencia en el Sur y en el Este del país, que ha desviado tiempo y recursos (…) Aunque la insurgencia se sostiene gracias a los refugios y apoyos transfronterizos, los afganos, desilusionados y privados de derechos, están respondiendo a la llamada de los extremistas”, sostiene un premonitorio trabajo del International Crisis Group (ICG) que publicamos en este número.

El gobierno afgano ha sido incapaz de crear las instituciones para un gobierno demócratico. Personas con graves denuncias de corrupción siguen ocupando altos cargos de la administración de un desacreditado Hamid Karzai. El cultivo de la amapola…

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