POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 207

Defender un mundo seguro

Ucrania es la constatación de la dependencia que tiene la UE de Estados Unidos y de la OTAN, pero es también el impulso definitivo a la voluntad de la Unión de ganar autonomía y poder de coerción.
Áurea Moltó
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La seguridad y la defensa han sido políticas largamente debatidas y sistemáticamente pospuestas en la construcción europea. Consideradas materia medular de la soberanía nacional, los titubeantes avances hacia la Política Común de Seguridad y Defensa han coartado la consideración de la Unión Europea como un verdadero actor geopolítico –con una política exterior estratégica– y, aún más grave, han limitado su capacidad de actuación en escenarios como Afganistán o el Sahel, pero también en territorio europeo. Ucrania es la constatación de la dependencia que tiene la UE de Estados Unidos y de la OTAN, pero es también el impulso definitivo a la voluntad de la Unión de ganar autonomía y poder de coerción. POLÍTICA EXTERIOR dedica el bloque central de este número al gran debate en marcha en torno a la seguridad y la defensa, y sus múltiples ramificaciones en el sector industrial, tecnológico, educativo y en el empleo.

Para España, que celebrará el 30 de mayo 40 años de pertenencia a la OTAN y acogerá a finales de junio la Cumbre de la Alianza en Madrid, el debate es existencial tanto para su posición en la UE como para los intereses de seguridad en la vecindad sur y para una industria de defensa moderna, competitiva y pujante.

Durante más de una década, POLÍTICA EXTERIOR ha publicado a dos colaboradores regulares: los embajadores Jaime de Ojeda y Eugenio Bregolat. Respectivamente, han escrito en cada número la Carta de América y la Carta de China, en las que han adelantado la gran rivalidad entre Washington y Pekín y las transformaciones en el interior de las dos potencias de nuestro tiempo. Contar con su análisis estos años ha sido un privilegio.

Inauguramos un nuevo tipo de carta, una sola, que nos escribirá un autor desde una ciudad en cualquier rincón del planeta. Empezamos con “Carta desde Moscú”, escrita por Andrei Kolesnikov, investigador del Centro Carnegie de Moscú. Las palabras de Kolesnikov resuenan en cada página: “intentaré quedarme aquí, vivirlo todo, aunque cuando haya una oportunidad de reconstruir mi país desde las cenizas mentales y morales lo más probable es que ya no tenga fuerzas para unirme al proceso”. ●