Cuando Rusia comenzó la invasión de Ucrania y los países occidentales le impusieron duras sanciones comerciales, todos entendimos que Rusia sería el gran perjudicado. Y eso a pesar de que sus exportaciones a Europa eran muy superiores a las importaciones, esto es, que tenía una balanza comercial muy positiva. Sin embargo, la composición del comercio era determinante a la hora de hacer el análisis: Moscú vendía en Europa hidrocarburos y algunas materias primas, mientras que compraba bienes elaborados, en especial tecnológicos y de equipo.
La complejidad de las exportaciones determina la dificultad para cambiar de proveedor: es más fácil encontrar petróleo que maquinaria especializada, por ejemplo. Este análisis tan sencillo no se ha aplicado en la guerra comercial entre EEUU y China. Es cierto que China tiene mayor dependencia de las exportaciones a Estados Unidos, ya que suponen el 15% de todas sus exportaciones y generan un saldo comercial positivo…