El orden posterior a la Guerra Fría está muriendo, pero el nuevo orden todavía no ha nacido. La creciente competencia geopolítica entre Estados Unidos y China ha llevado a muchos a pensar que una nueva Guerra Fría estructurará pronto el orden mundial emergente y que la competencia en todos los ámbitos entre las dos superpotencias nucleares determinará el orden mundial. Tanto Estados Unidos como China dan por sentado que, en tal orden mundial, Europa se alinearía nítidamente con Estados Unidos como parte de Occidente. Sin embargo, les corresponde a los europeos determinar su propia estrategia.

Durante los años de la Guerra Fría, la mayoría de los países no tuvieron más remedio que alinearse con un bloque u otro. Incluso quienes lograron no elegir bando, definieron su identidad en referencia a esta lucha formando el “movimiento no alineado”. Pero el mundo de hoy no es el de 1945. En 1950, Estados Unidos y sus principales aliados (los países de la OTAN, Australia y Japón) y el mundo comunista (la Unión Soviética, China y el Bloque del Este) representaban el 88% del PIB mundial. En la actualidad, representan solo el 57%. Los gastos de defensa de los países no alineados eran insignificantes en la década de 1960 (alrededor del 1% del total mundial), pero ahora alcanzan el 15% y van en rápido aumento. En aquellas regiones en las que Estados Unidos y China llevan tiempo invirtiendo en el desarrollo de relaciones estratégicas –como Oriente Próximo, África y América Latina–, ningún actor es capaz de afirmar un dominio inequívoco. Por otra parte, ni China ni Estados Unidos tienen el tipo de ideología inspiradora que durante la Guerra Fría ayudó a llevar a las élites y las poblaciones generales de todo el mundo hacia el alineamiento estricto. China fusiona hoy una ideología comunista con…