INFORME SEMANAL DE POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 1120

#ISPE: ¿Se puede comprar la natalidad?

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El primer ministro húngaro, Víktor Orbán, cree haber encontrado una fórmula imbatible para resolver el declive demográfico provocado por la persistente baja natalidad y la emigración.

 

La receta son ayudas, servicios de guardería y rebajas de impuestos a las familias numerosas, que además le ayudarían a ganar las elecciones al Parlamento Europeo.

La actual tasa de fertilidad (1,45 hijos por mujer) está por debajo de la media comunitaria (1,58) y muy lejos de la cifra (2,1) que permite mantener estable la población. Desde 2006, un millón de jóvenes ha abandonado el país en busca de oportunidades y mayores libertades. Muy pocos regresan.

Según las actuales proyecciones, hacia mediados de siglo Hungría solo tendrá ocho millones de habitantes, frente a los 10 actuales. La escasez de trabajadores ha obligado al gobierno a aumentar el número de horas extras que pueden exigir las empresas a sus empleados, una medida que ha sacado a las calles a los sindicatos en protesta de la que llaman “ley esclavista”.

En los próximos 30 años, en cambio, la población de África se duplicará, de 1.200 a 2.500 millones. En 2050, la mitad de los africanos tendrá 30 años o menos. Si la situación del continente no mejora significativamente, un buen número de ellos tendrá un solo objetivo: llegar a Europa. Pero Orbán cree que abrir las puertas a la inmigración significaría claudicar ante quienes quieren “descristianizar” Europa: “No necesitamos aumentar nuestra población sin más (…) necesitamos niños húngaros, no mezclar nuestro color con el de otros o convertirnos en un país de población mestiza”.

El gobierno ya ha anunciado la medida estrella del plan: las húngaras que tengan cuatro hijos o más dejarán de pagar el impuesto a la renta. Y eso es solo el comienzo. A quienes tengan tres o más hijos se les…

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