El llamado Green Deal europeo se marca públicamente como objetivo la “neutralidad climática” de la Unión Europea en 2050, es decir, el equilibrio entre las emisiones de CO₂ producidas y absorbidas, y como etapa intermedia, la reducción de las emisiones de gas de efecto invernadero en la Unión Europea (UE), en 2030, a un 55% de las de 1990. Al margen de la plausibilidad de estos objetivos, que algunos sectores cuestionan también en las instituciones europeas, eso supondría un descenso desde los 4.750 millones de toneladas equivalentes de dióxido de carbono (MtCO₂e) en 1990, hasta los 2.140 MtCO₂e previstos para 2030. Como referencia, en 2023 se registraron 3000 MtCO₂e de emisiones en la UE, según cifras de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA).

El transporte de pasajeros por carretera es responsable de un 12% de las emisiones europeas, según la AEMA. Este volumen es habitualmente invocado para justificar el impulso a la electrificación del parque automovilístico europeo, plasmado en diversas medidas comunitarias, nacionales y locales. La más relevante es la adopción en marzo de 2023, por parte de los colegisladores comunitarios, el Parlamento y el Consejo Europeo, de la propuesta de la Comisión de prohibir la venta de vehículos térmicos en 2035 en la Unión, y su circulación a partir de 2050.

Funcionamiento y emisiones

Los vehículos tradicionales emplean motores térmicos que transforman la energía de la combustión del combustible fósil (gasolina o diésel) en energía mecánica y movimiento. En los vehículos y motores eléctricos, la energía mecánica se obtiene a través del fenómeno de inducción electromagnética que, a diferencia de la combustión de gasolina o gasóleo, no produce emisiones de gases de efecto invernadero. El uso de vehículos eléctricos es, en ese sentido, neutro en carbono. Otra cosa son…