POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 206

Refugiados ucranianos atraviesan la localidad de Yavoriv camino de la frontera con Polonia, el 1 de marzo de 2022. JANA CAVOJSKA/SOPA/GETTY

Kiev no está lejos de Washington

La retirada de Afganistán, la preocupación con China y la división interna de EEUU han entrado en el cálculo de Putin para invadir Ucrania, auténtica declaración de guerra a Occidente.
Jaime de Ojeda
 | 

Ensimismada en sus acuciantes problemas interiores, la opinión pública de Estados Unidos no ha seguido la crisis ucraniana con la atención que merece un conflicto que está transformando el orden internacional e incluso degenerar en la tercera guerra mundial. Entre su lejanía y la ignorancia que todo el mundo occidental tiene de Europa oriental, a los estadounidenses les ha bastado que el presidente, Joe Biden, haya declarado sin ambages que no enviará tropas a ese desgraciado país. Además, han satisfecho incluso a los republicanos las firmes alocuciones de Biden, las enérgicas medidas militares que ha adoptado, en cohesión con una OTAN renovada, y sobre todo la manera en que ha anticipado y derrotado la desinformación y propaganda rusas.

Las noticias se han centrado en la invasión rusa sin seguir el raciocinio con que Vladímir Putin la justifica: los acuerdos de Minsk 2014-15 con los que envolvió a Ucrania en una telaraña de obligaciones ambiguas, cuidándose de incluir en los acuerdos a las dos “repúblicas populares” del Donbás, Lugansk y Donetsk. Quería forzar a Ucrania a aceptar los compromisos que de mala manera aceptó entonces, y exigiendo que las otras partes de los acuerdos, el “formato de Normandía” –en el que negocian Rusia y Ucrania, con mediación de Francia y Alemania– y EEUU obligaran a Kiev a hacerlo, cediendo esas provincias, como sucedió en 1938 en Múnich con los Sudetes de la entonces Checoslovaquia. La retirada de Afganistán, la preocupación con China e Irán, la inquietante situación interna de EEUU y la debilidad y división de los europeos le daban pie a Putin para pensar que cederían como precio de la paz.

Al contrario de lo esperado, EEUU reaccionó con inusitada contundencia y los europeos se reunieron en torno a la OTAN. El presidente ruso fue entonces más allá, reconociendo primero…

PARA LEER EL ARTÍCULO COMPLETO