POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 17

La reunificación consumada

Jean-Paul Picaper
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Alemania tiene dos oportunidades: Helmut Kohl y Lothar de Maizière. Estos dos hombres, tan distintos, pero ambos adeptos a una misma Democracia Cristiana, se presentarán el próximo día 2 de diciembre a las legislativas de la reunificación alemana.

Antes de que el año acabe, la RFA y la RDA habrán pasado a llamarse República Alemana, una República federal como la RFA, una República que enarbole sin complejos los colores negro, rojo y oro. Será una República reconciliada plenamente con Occidente gracias al partido de Helmut Kohl, y con el Este, gracias al de Lothar Maizière.

El ministro-presidente de la RDA ha sabido crear además un clima de reconciliación en su país. De Maizière ha vinculado a los socialistas a su Gobierno, pero sin dejar a los comunistas vencidos al margen de la sociedad. Los socialistas germano-orientales de Wolfgang Thierse han trabajado con él por la unidad alemana, pese a las reticencias del socialista germano-occidental Oskar Lafontaine. Este hombre menudo, pero enérgico, músico y después abogado, metido en política a su pesar, hará que se siga hablando de él aun después de la reunificación. También es cierto que su partido, la CDU germano-oriental, domina ampliamente el panorama político de la RDA.

Enfrentado a su adversario Lafontaine, que ha acumulado torpezas a lo largo de todo el año y no ha comprendido que nueve de cada diez alemanes del Este y de siete a ocho alemanes del Oeste de cada diez quieren la reunificación de su país, Helmut Kohl ha llegado a reunir a sus compatriotas. Al final de agosto, su cota electoral –según los sondeos– alcanzaba casi el doble que la de Lafontaine, después de haber sido ligeramente superior a éste a principios del año 1990. Se ve que los medios de comunicación critican mucho menos al canciller Kohl que en…

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