Con un proceso de reformas económicas estancado y un sistema político desprestigiado, la situación de Rusia no cambiará significativamente hasta que Yeltsin abandone el poder en el año 2000. El país necesita encontrar su propio modelo de transformación para integrarse plenamente en las estructuras políticas y económicas de Europa sin olvidar su frente asiático.
POLÍTICA EXTERIOR > NÚMERO 70


La OPEP acorralada: al fin sobra petróleo
Carta de América: Bush, todo por la reelección
Los retos estratégicos de los minerales críticos