POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 15

La unidad alemana, realidad tangible

Jean-Paul Picaper
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El espectacular resultado de las elecciones legislativas del 18 de marzo de 1990 en Alemania del Este, ha dado estado oficial a la revolución pacífica desencadenada por la población germanooriental en el otoño de 1989. Ese gran cambio se materializó con la caída del régimen comunista, la eliminación de las cabezas de la nomenklatura y de su guardia pretoriana (la omnipotente Policía política Stasi y el regimiento de la guardia “Feliks Dzerdjinsky”) y por la apertura del muro de Berlín el 9 de noviembre. Casi el 60 por 100 de la población ha votado en estas primeras elecciones libres (queremos decir por primera vez desde 1933, si se exceptúan las elecciones regionales de 1946) por los partidos cuyo nombre y programa se distinguían lo más claramente posible del Partido Comunista (PDS, antes SED) y Socialista (SPD-Este). Esa mayoría ha votado por los partidos de la Alianza por Alemania, integrada por la Democracia Cristiana (CDU-Este), Unión Social Alemana (DSU) y Renovación Democrática (DA), así como por los liberales (BFD). De este modo la CDUEste ha obtenido el doble de votos que el SPD; a lo largo de esta breve campaña electoral. Se ha beneficiado de la popularidad de Helmut Kohl y de su definitivo compromiso político con los problemas de la RDA.

En el terreno económico la transición hacia una Alemania unificada ha empezado ya hace largo tiempo y en algunos aspectos a una velocidad vertiginosa: está ya prevista la próxima conexión de las redes eléctricas EsteOeste; comienzan a conectarse las redes telefónicas y se abren las carreteras interalemanas; ha empezado la fusión de los ferrocarriles de la Bundesbahn (RFA) y de la Reichsbahn (RDA); se ha firmado un acuerdo de cooperación entre Lufthansa (Oeste) y la Interflug (Este); la ciudad de Berlín se considerará quizá una unidad política a partir…

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