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Imagen del vestíbulo de la Oficina de Representación de Taiwán en Lituania, tomada el 18 de noviembre de 2021. GETTY

El acoso de China a Lituania estimula la unidad europea

Pekín está haciendo todo lo posible para castigar a Lituania por estrechar lazos con Taiwán. A la larga, las tácticas chinas pueden acabar haciendo a la UE más fuerte y resistente.
Judy Dempsey
 |  24 de enero de 2022

Cuando Lituania, país báltico de 2,8 millones de habitantes, decidió en 2021 abrir una oficina de representación taiwanesa en Vilna y otra lituana en Taiwán, la respuesta de China fue rápida y draconiana. En Pekín no tolerarían dar a Taiwán ningún tipo de legitimidad o estatus que desafiara el principio de “una sola China”, que considera a la isla parte inalienable del continente.

Por eso, cuando Lituania anunció que la nueva oficina llevaría el nombre de Taiwán –en lugar del de “China Taipéi”, utilizado por otros países para evitar conflictos con China–, Pekín comenzó a presionar a Vilnius. En los últimos años, Lituania ha atraído lucrativas inversiones de otros Estados miembros de la Unión Europea y de Estados Unidos. Este último apoya firmemente las críticas de Lituania a la política comercial y de derechos humanos de China.

En diciembre de 2021, Vilna fue eliminada temporalmente del sistema de despacho de aduanas de China. A principios de ese año, Pekín detuvo los trenes de mercancías directos entre China y Lituania, cerrando después las líneas de crédito para las empresas lituanas y bloqueando las importaciones de pedidos existentes desde China. Vilnius no cambió su postura, ni siquiera cuando China rebajó los lazos diplomáticos con Lituania al nivel de encargado de negocios, obligando al embajador lituano a regresar a su país.

Pekín aplicó entonces un tipo de presión diferente y más fuerte. Advirtió a las empresas multinacionales –europeas o no– de que redujeran sus inversiones en Lituania y dejaran de abastecerse en el país. Pekín incluso amenazó con tomar represalias contra las operaciones de estas empresas en China, una política ya conocida, destinada a enfrentar a los Estados miembros de la UE entre sí.

 

«Pekín detuvo los trenes de mercancías directos entre China y Lituania, cerrando después las líneas de crédito para las empresas lituanas y bloqueando las importaciones de pedidos existentes desde China»

 

En un primer momento, la Cámara de Comercio Alemana en los Estados bálticos advirtió al gobierno lituano sobre las consecuencias económicas de la apertura de una oficina de representación taiwanesa. Las empresas alemanas que llevaran productos de China a Lituania –y viceversa– tendrían grandes dificultades. Pero la Federación de Industrias Alemanas, que ha adoptado una postura muy dura contra las políticas económicas y de derechos humanos chinas –a menudo en contraste con el gobierno anterior y el actual de Berlín–, fue mucho más crítica. Las acciones de Pekín equivalen a un “boicot comercial”.

“Están usando el comercio como arma arrojadiza. También las cadenas de valor europeas”, explica Žygimantas Pavilionis, el experto en asuntos internacionales del Parlamento lituano. “Ya no es solo una cuestión bilateral. Es una cuestión europea. Y necesita una solución europea”.

Una podría estar en camino. Se llama Instrumento contra la Coerción (ACI, por sus siglas en inglés), presentado por la Comisión Europea el 8 de diciembre del año pasado. En pocas palabras, el instrumento “es una respuesta al creciente problema de la coerción económica y tiene como objetivo proteger los intereses de la Unión y de los Estados miembros y sus opciones soberanas”. En un lenguaje claro, la Comisión también advierte de que “como último recurso, cuando la coacción económica persiste, la Unión puede considerar la adopción de contramedidas contra el país en cuestión para contrarrestar dicha coacción económica”.

La ACI lleva tiempo sobre la mesa de la Comisión. “El impulso creció bajo la administración de Trump”, dice Theresa Fallon, fundadora y directora del Centre for Russia Europe Asia Studies.

Donald Trump no solo adoptó una línea dura contra las políticas comerciales, económicas y políticas de China. También amenazó a Alemania y a otros países de la UE con sanciones si Berlín no detenía el proyecto de gasoducto Nord Stream 2. Según Fallon, “el instrumento anti-coerción propuesto por la Comisión estará diseñado para proteger a la UE de diversas formas de coerción económica, no solo de Pekín, sino también de Washington y Moscú”.

 

«Las acciones de Pekín han puesto de manifiesto la vulnerabilidad de la política comercial y de seguridad de la UE»

 

Uno solo puede imaginar las tensiones que provocaría en la relación transatlántica si la ACI se aplicara a EEUU, sobre todo por su continua amenaza de imponer sanciones a las empresas alemanas y otras europeas que participan en la finalización del Nord Stream 2.

Dejando a un lado la ACI y la instrumentalización del comercio europeo por parte de China para intentar forzar a Lituania a cambiar su política hacia Taiwán, las acciones de Pekín han puesto de manifiesto la vulnerabilidad de la política comercial y de seguridad de la UE.

El comercio del bloque depende de la economía china, por no hablar de las cadenas de suministro globales, tan dominadas por Pekín.

“Pekín nos ha mostrado de lo que es capaz al amenazar con imponer sanciones a los Estados miembros de la UE que tienen productos lituanos en sus cadenas de valor”, afirma Fallon. “La única respuesta correcta a esta amenaza es disminuir la dependencia, ser más resistentes e invertir en tecnologías futuras en la UE. La Comisión no puede seguir como hasta ahora”.

Al obligar a Europa a diversificar las cadenas de suministro, la instrumentalización de las cadenas de valor europeas por parte de China puede acabar impulsando la estrategia sobre el Indo-Pacífico de la UE y reforzando la creciente presencia estratégica, militar y económica de Francia en la región. Tales son las consecuencias imprevistas de las tácticas de intimidación de China hacia Lituania. “La diplomacia china está siendo contraproducente”, señala Fallon.

Pero no esperen que China abandone estas tácticas de la noche a la mañana.

Artículo publicado en inglés en la web de Carnegie Europe.

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