La victoria del matemático Nicușor Dan, alcalde de Bucarest, en las elecciones presidenciales en Rumanía frente al ultranacionalista George Simion, dio esperanza a los liberales europeos. Sin embargo, fue un espejismo. El populista Simion, líder de la Alianza de la Unión de los Rumanos (AUR), logró en la segunda vuelta el 18 de mayo obtuvo el 46% de los votos, es decir, su movimiento sigue vivo. Dan venció porque representa una opción contra el establishment todavía fiable para los rumanos. Pero los admiradores del movimiento MAGA (Make America Great Again, el lema trampista) avanzan en Europa: esa misma jornada, Chega se convertía en el partido político más importante de la oposición en el Parlamento de Portugal y el 1 de junio, el historia dor Karol Nawrocki, apoyado por el nacional-populista Ley y Justicia (PiS), ganaba las presidenciales en  Polonia. 

Polonia marca un punto de inflexión para el movimiento trumpista. Como dijo George Simion al Financial Times, “si MAGA quiere ser internacional, necesita una victoria en Polonia”, sobre todo después de su derrota en Rumanía. Nawrocki ha presumido de su cercanía con Donald Trump. Estuvo antes de la convocatoria electoral en la Casa Blanca, ejerció de anfitrión de la CPAC (Conferencia Política de Acción Conservadora) en Rzeszow, donde acudió Kristi Noem, secreta ria de Seguridad Nacional (aunque se esperaba a JD Vance), y pocos días después de ser elegido habló por teléfono con el presidente de Estados Unidos, a quien ha invitado a visitar Polonia.

En línea con Trump, Nawrocki ha jugado a polarizar con la inmi gración, la relación con la Unión Europea y el Pacto Verde. Es contrario al aborto y a la equiparación de derechos de las parejas homo sexuales. Sin duda es un incondicional de Donald Trump pero, sobre todo, la victoria de Nawrocki, un historiador…