Autor: Rashid Khalidi
Editorial: Capitán Swing
Fecha: 2023
Páginas: 400
Lugar: Madrid

Palestina, cien años de resistencia

Un relato en primera persona sobre como el colonialismo se entrecruza con la resistencia. Narra las vivencias y experiencias personales de una guerra colonial que ya se libra desde hace más de 100 años con el apoyo de las principales potencias del planeta.
Cristina Mas
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La última obra del historiador y escritor estadounidense de origen palestino, Rashid Khalidi, te atrapa, porque es un libro diferente. No se trata de un trabajo académico, sino de un relato en primera persona, a partir de las historias familiares y personales del autor: lo que ha visto y ha vivido, lo que le contaron sus antepasados, y episodios en los que participó personalmente, como las negociaciones de “paz” de Madrid y Washington, entre 1991 y 1993, tan complicadas como estériles.

La tesis del libro es que el pueblo palestino es objeto de una guerra colonial (y más precisamente de una guerra de sustitución de la población autóctona por colonos), que se libra desde hace más de 100 años con el apoyo de las principales potencias del planeta. El libro se estructura en las sucesivas “declaraciones de guerra” que han permitido que los colonos judíos, primero con el apoyo de Gran Bretaña y después con el de Estados Unidos, colonizaran Palestina para crear y consolidar el Estado de Israel: la declaración Balfour de 1917, el plan de partición de la ONU de 1947, la resolución 242 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas posterior a la Guerra de los Seis Días de 1967, la invasión israelí de Líbano en 1982, los acuerdos de Oslo de 1993 y la visita del líder del Likud, Ariel Sharon, a la explanada de las Mezquitas en 2000, detonante de la segunda Intifada.

Desde la década de 1960 hasta 1983, Rashid Khalidi vivió sobre todo en Beirut, donde nacieron sus tres hijos: en el libro detalla cómo vio, junto a su hermano, las bengalas del ejército israelí que iluminaban los campos de refugiados de Sabra y Chatila mientras la falange libanesa masacraba a su población y cómo huyeron del país con su familia vía Siria para regresar a Estados Unidos tras la ocupación israelí de Líbano.

Khalidi, titular de la cátedra Edward Said de Estudios Árabes de la Universidad de Columbia y director del Journal of Palestine Studies, ofrece otro marco de análisis: no estamos ante un conflicto entre israelíes y palestinos, equiparable a otros movimientos de liberación nacional de un pueblo oprimido frente a un Estado opresor, sino ante un conflicto por un proyecto colonial estratégico para las grandes potencias. La historia contemporánea de Palestina es, resume, “una guerra colonial librada por diversas fuerzas contra la población autóctona para obligarla a ceder su tierra natal a otro pueblo
contra su voluntad”.

En el libro, el repaso a la historia del colonialismo se entrecruza con el de la resistencia. Una resistencia propia de todos los pueblos colonizados en el mundo y que, como demuestra el autor, los padres del sionismo ya daban por descontada antes de empezar. Una resistencia no exenta de errores, contradicciones, liderazgos que buscan su supervivencia como aparatos por encima de los intereses del pueblo al que dicen representar. La figura de Yaser Arafat ocupa un lugar importante en los últimos capítulos del libro, y no en su crédito. También incluye un exhaustivo recorrido por las actuaciones de unos regímenes árabes que dicen estar junto a los palestinos, pero en realidad hacen muy poco para ayudarles, cuando no socavan su lucha.

Y, sin embargo, la resistencia palestina perduró, ayudada por lo que Khalidi llama la ley de las consecuencias no deseadas: el aplastamiento de Egipto por Israel en 1967 impulsó la Organización para la Liberación de Palestina, mientras que la invasión de Líbano de 1982 provocó la intifada de 1987. Con sus acciones de mano dura, Israel resucitó sin querer la resistencia palestina.

Khalidi resume así la historia contemporánea del pueblo palestino: “Es un hecho que, al igual que todas las poblaciones autóctonas que afrontan las guerras coloniales, los palestinos han hecho frente a dificultades desalentadoras y a veces insuperables. También es cierto que han sufrido reiteradas derrotas y que a veces han estado divididos y mal dirigidos. Nada de ello implica que no haya habido ocasiones en las que los palestinos podrían haber superado esas dificultades con éxito y otras en las que podrían haber tomado mejores decisiones. Pero no podemos pasar por alto las formidables fuerzas internacionales e imperiales desplegadas contra ellos –cuya envergadura se ha desdeñado a menudo–, y pese a las cuales han mostrado una extraordinaria resiliencia”.

Y entre estas “formidables fuerzas internacionales”, no podemos olvidar a la Unión Europea y sus Estados miembros. Nos lo ha recordado de nuevo, ante la agresión israelí contra Gaza, la posición de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, avalando sin matices “el derecho de Israel a defenderse”.