POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 74

Hans J. Morgenthau en abril de 1969. GETTY

Poder y verdad en la era nuclear

“Politics among Nations. The struggle for power and peace” de Hans J. Morgenthau está considerada la obra que ha despertado más interés, ha generado más respuestas y ha ejercido mayor influencia en las relaciones internacionales.
Esther Barbé
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Ya ha pasado más de medio siglo desde la publicación en Estados Unidos de la obra de Hans J. Morgenthau Politics among Nations. The struggle for power and peace. El congreso anual de la International Studies Association –el más importante punto de encuentro de los académicos (sobre todo estadounidenses) en el campo de las relaciones internacionales– dedicó en marzo de 1998 una mesa redonda al cincuentenario de este libro. En dicha mesa, la obra de Morgenthau fue calificada como la que ha despertado más interés, ha generado más respuestas y ha ejercido mayor influencia en la disciplina.

 

 

Politics among Nations. The Struggle for Power and Peace
Hans J. Morgenthau
Nueva York: Alfred A. Knopf, 1948.

A principios de los años ochenta, Henry Kissinger escribió que el pensamiento de Morgenthau podía no compartirse, pero en ningún caso ignorarse. El intento en las últimas décadas, dentro y fuera de Estados Unidos, de reconstruir la disciplina de las relaciones internacionales desde diversos enfoques (interdependencia compleja, posmodernismo, teoría feminista) ha hecho de Morgenthau referencia obligada. Ante los cambios del sistema internacional (globalización, posguerra fría), su pensamiento ha sido calificado de insuficiente o de fundamentalmente erróneo. En cualquier caso, su Politics among Nations ha sido “el clásico” por excelencia de las relaciones internacionales del siglo XX.

Se trata de la obra capital de Morgenthau entre una bibliografía que suma más de trescientas referencias (artículos, capítulos en libros, colecciones de artículos y libros originales). Además de Politics among nations, que es un compendio sobre la teoría y la práctica de las relaciones internacionales, otros dos títulos destacan en su obra: Scientific Man vs. Power Politics (1946) y In Defense of National Interest. A Critical Study of American Foreign Policy (1951). Los tres libros abordan los grandes intereses de Morgenthau. En primer lugar, la filosofía del conocimiento, a la que el autor dedicó Scientific Man, donde rechazó la confianza en la ciencia (conocimiento empírico) para estudiar la política, y señaló que el único medio de enfrentarse a los problemas sociales radica en la capacidad moral e intelectual de los individuos. En segundo lugar, las relaciones internacionales, asunto central del tratado que nos ocupa y que se convirtió durante la guerra fría en el “mapa mental” para comprender el mundo, en fundamento del paradigma realista. En tercer lugar, el análisis de la política exterior de Estados Unidos, al que dedicó In Defense of National Interest y buena parte de su obra posterior.

La aparición de esos trabajos convirtió al profesor de la Universidad de Chicago en un personaje molesto para el mundo académico norteamericano. En 1955, la American Political Science Association organizó un seminario bajo el título “Morgenthau y sus críticos”. Éstos calificaban al autor de europeo, amoral y maquiavélico. ¿Quién era Morgenthau? ¿Qué tesis defendía en Politics among Nations para generar tal revuelo?

Hans Morgenthau (1904-80) había nacido en Alemania, en el seno de una familia judía acomodada. Estamos, pues, frente a un judío alemán que creció y se educó en la República de Weimar. De ese período extrajo experiencias vitales (humillaciones como judío), políticas (los desastres que conlleva la debilidad del poder, tal y como ocurriría en la República de Weimar por la falta de consenso social y la irracionalidad ultranacionalista) y académicas (admiración por el tipo de estudioso de la política que representaba Max Weber y por el análisis de la Realpolitik de Bismarck, que realizó de la mano de un republicano racional como fue el historiador Hermann Oncken).

Su paso por la universidad alemana (Berlín, Francfort y Munich) le proporcionó fundamentalmente dos cosas: por un lado, una formación en Derecho internacional con el grado de doctor (1929); por otro, un asunto de reflexión constante en toda su obra, el compromiso moral e intelectual del académico. En suma, la degradación de la República de Weimar, que afectó de pleno a la vida académica (discurso ultranacionalista y antisemita), dejó huella en el pensamiento de Morgenthau, quien lo tradujo a lo largo de su obra en un compromiso personal y en una frase recurrente: “Speak truth to power” (decir la verdad al poder).

En 1932 trabajó en el Instituto de Estudios Internacionales de Ginebra. Con la llegada de Hitler al poder, Morgenthau comenzó su periplo como refugiado. Entre Ginebra y su definitiva residencia en Estados Unidos, a partir de 1937, el autor pasó una temporada en Madrid, donde fue acogido por el profesor Antonio de Luna, en el Instituto de Estudios Internacionales y Económicos. En sus cursos, Morgenthau impartió clases de Derecho internacional y, entre otros, tuvo como alumnos a Antonio Truyol y Serra y a Fernando María Castiella.

 

Relación con España

El inicio de la guerra civil le alejó de España. Pero sus relaciones con nuestro país le llevaron, a principios de los años cincuenta, a mostrar su disponibilidad para asesorar a la administración Eisenhower durante las negociaciones con el gobierno de Franco en los acuerdos bilaterales de 1953. Que no se tuvieran en cuenta en esa ocasión sus conocimientos y contactos con España fue uno de los muchos desencuentros que el académico Morgenthau tuvo con la administración estadounidense. Los más sonados llegarían durante la guerra de Vietnam, cuando el autor hizo campaña pública contra la participación de EE UU en el conflicto indochino.

La inserción de Morgenthau en la comunidad académica estadounidense y en la sociedad del Medio Oeste no fue fácil. Las ideas dominantes en aquel entorno eran contrarias a su pensamiento, producto de su formación y de su experiencia en la Europa de entreguerras. Tres cosas chocan de manera profunda con las concepciones de Morgenthau: el cientificismo característico de la Universidad de Chicago, donde el análisis cuantitativo desempeñaba un papel importante en el estudio de fenómenos como la guerra, caso de los trabajos de Quincy Wright; la visión utopista y legalista del mundo, basada en la armonía de intereses, que desde Europa ya había criticado  Edward H. Carr en su famoso The Twenty Years’ Crisis, 1919-1939; y, finalmente, la arrogancia aislacionista de una sociedad norteamericana que, en algunos casos, parecía ver en la Segunda Guerra mundial un simple desvío para regresar al camino recto.

Politics among Nations ataca tanto la manera de pensar como la de actuar de Estados Unidos en relación con la vida internacional. Con su libro, Morgenthau pretendía crear un cuerpo de pensamiento global y coherente para analizar las relaciones internacionales y, a partir del mismo, establecer pautas de comportamiento. ¿Para quién? Sin duda, para los formuladores de la política exterior de su nueva patria. De este modo, Morgenthau escribe una obra enraizada en su formación europea (el compromiso moral del académico de Weber, la moderación de la Realpolitik de Bismarck, la inestabilidad de la Europa post-Versalles) y se proyecta en el sistema bipolar de la guerra fría, en el que una cuestión dominaba por encima de todas: el peligro de aniquilación de la humanidad en la era nuclear. Ésta fue, según el propio autor, la razón que lo llevó a concentrar su trabajo académico en las relaciones internacionales. Como diríamos en términos más actuales, su agenda de investigación estuvo dominada por la irracionalidad de la era nuclear.

Por todo esto, Politics among nations va a crear un modelo de pensamiento centrado en la dimensión diplomático-militar de las relaciones internacionales. Los primeros cuestionamientos de peso a su corpus teórico llegarán más desde la realidad internacional que desde el mundo académico. En 1973, veinticinco años después de la publicación de esa obra, el mundo se había transformado sustancialmente. La distensión Este-Oeste y sus efectos en Europa, por una parte, y las crisis monetaria y petrolífera, por otra, llevaron al propio autor a reconocer en las ediciones publicadas en los años setenta los cambios sufridos por la sociedad internacional. Como sabemos, parte de esos cambios han dado lugar al desarrollo de enfoques hoy dominantes en las relaciones internacionales, como la economía política internacional. Ahora bien, para Morgenthau estas transformaciones no modifican lo fundamental de su pensamiento. Así, en la última edición de Politics among Nations publicada en vida de Morgenthau (1978, quinta edición revisada), éste se reafirmaba en “los principios básicos de política exterior expuestos en las ediciones anteriores” de su libro, y apuntaba que “podemos comprobar que muchos de los desarrollos recientes en política exterior habían sido anticipados por las consideraciones teóricas de anteriores ediciones”.

¿Cuáles son esos principios básicos y esas consideraciones teóricas? Hay que comenzar recordando que Politics among Nationses la Biblia del realismo político en relaciones internacionales y, en este sentido, uno de los objetivos del autor era asentar un pensamiento que erradicara el idealismo propio del liberalismo norteamericano en el terreno internacional (armonía de intereses, predominio de lo económico-comercial). De ello se deriva una “contravisión” del mundo, que ha asentado el paradigma realista de las relaciones internacionales y que encuentra su punto de partida en la historia y en el pensamiento político  de autores como Maquiavelo, Hobbes o Treitschke.

 

Sobre relaciones internacionales

El paradigma realista de Morgenthau se fundamenta en tres premisas que han sido repetidas hasta la saciedad: primera, los Estados y sus líderes (“decisores” políticos) son las unidades de análisis básicas para entender el funcionamiento de las relaciones internacionales; segunda, existe una clara diferencia entre política interna y política exterior, ya que en esta última reina la anarquía hobbesiana; y tercera, las relaciones internacionales son una lucha por el poder y por la paz. De este modo, entender cómo se produce dicha lucha y cómo regularla es uno de los propósitos de la disciplina.

En suma, Morgenthau es un teórico del poder en las relaciones internacionales. El primer capítulo de Politics among Nations, incorporado en la segunda edición (1954) tras las múltiples críticas que lo calificaron de  “acientífico”, recoge lo que pretende ser la definición de las leyes objetivas sobre las que se construye su pensamiento: sus “seis principios del realismo político”. El primero de dichos principios asienta el pensamiento de Morgenthau al definir la lucha por el poder como una ley objetiva basada en la naturaleza humana. Así, la invariabilidad de ésta, que tiende a actuar en términos de poder y de interés, constituye la base objetiva de su teoría realista.

Esa premisa filosófica, la lucha por el poder y por el interés como determinante del comportamiento humano y, por extensión, del líder nacional (bajo la forma de interés nacional) constituye, en palabras de Morgenthau, “un esquema racional, un mapa que nos indica los posibles significados de la política exterior”. De ahí que esta obra dedique varios capítulos a analizar el poder desde una doble dimensión: primero, su conformación como capacidad nacional (poder nacional) y, segundo, los mecanismos de limitación del mismo (equilibrio del poder, moralidad, opinión pública y Derecho internacional).

Del análisis de Morgenthau se derivan dos conclusiones que van a capitalizar la dimensión prescriptiva de su teoría: por una parte, la racionalidad de la política exterior dictada por el interés nacional y, por otra, la necesidad del equilibrio del poder como mecanismo de estabilidad para el sistema de Estados.

El resto del libro está dedicado a una revisión sucinta de mecanismos jurídicos y políticos susceptibles de mantener, en su momento, la paz en el sistema de Estados. Esa revisión histórica es un buen ejercicio que comprende desde acuerdos bilaterales de orden político hasta proyectos de un Estado mundial. En ese recorrido, la Sociedad de Naciones y las Naciones Unidas ocupan un lugar destacado.

Tras la parte teórica (análisis del poder en las relaciones internacionales) e histórica (mecanismos de orden del sistema de Estados), los dos últimos capítulos del libro constituyen la dimensión normativa del pensamiento de Morgenthau. En este terreno, Politics among Nations es, pura y llanamente, un canto a la diplomacia tradicional, una llamada de atención a los líderes de la política exterior de Estados Unidos, de quienes se exige dos cosas.

En primer lugar, la sustitución de lo que el autor define como “universalismo nacionalista”, la cruzada de la guerra fría contra el comunismo por la formulación de un interés nacional basado en el cálculo racional entre medios y objetivos. En este punto, el pensamiento de Morgenthau coincide con el que por las mismas fechas intentaba introducir George Kennan en la política exterior estadounidense. De hecho, el profesor de Chicago colaboró con la oficina de planificación del departamento de Estado dirigida por Kennan. Así, la formulación del interés nacional constituye uno de los asuntos centrales en la dimensión normativa del pensamiento de Morgenthau. Aquí, el autor es elitista y se opone a algunos de los fenómenos propios de la política exterior de Estados Unidos (como el papel de la opinión pública o la democratización de la toma de decisiones).

En suma, Morgenthau propone una política exterior racional –según su terminología– que choca con el discurso mesiánico de Estados Unidos (“salvar al mundo del comunismo”), y que se basa en el frío cálculo del interés nacional. En ese terreno, el profesor de Chicago arremete con la tradición wilsoniana e insiste en el peligro de las buenas intenciones. Esta lógica fundamentará, por ejemplo, su campaña contra la guerra de Vietnam.

En segundo lugar, la diplomacia que reclama Morgenthau para la dirección de la política exterior de Estados Unidos se ha de guiar por el objetivo de la estabilidad del sistema. Más que nunca, a causa del peligro de aniquilación en la era nuclear, el autor remite a los líderes estadounidenses al modelo europeo del equilibrio del poder, y señala la necesidad de la prudencia como obligación moral. Citando sus propias palabras, “el realismo piensa que la prudencia –sopesar las consencuencias de acciones políticas alternativas– es la suprema virtud en política”. Es decir, el contenido normativo de la obra de Morgenthau es propio de su momento (la recuperación de la diplomacia clásica en las relaciones entre Moscú y Washington) pero también es de aplicación general. ¿Es útil su pensamiento para analizar el discurso de la paz democrática de la administración Clinton?

Con todas sus limitaciones (imprecisión conceptual, falta de dimensión económica, focalización en las potencias), el libro de Morgenthau sigue siendo una obra recomendable, más allá de sus frecuentemente citados “seis principios del realismo político”. Sobre todo, si tenemos en cuenta que Politics among Nations es una de las obras que más odios ha generado en el campo de las relaciones internacionales. Y, como se sabe, para odiarlo, primero hay que conocerlo.