La decisión, impulsada por la creciente amenaza de Rusia y la incertidumbre de Estados Unidos con la defensa europea, pretende poner fin a la gran parálisis europea en un ámbito esencial para su seguridad. El anuncio del plan, presentado por Ursula von der Leyen la semana pasada, fue debatido en una cumbre de emergencia en Bruselas, donde los líderes europeos coincidieron en la necesidad de acelerar el refuerzo de la capacidad defensiva del bloque. Europa enfrenta “un peligro claro y presente” y ya no puede depender exclusivamente de sus aliados transatlánticos, dijo la presidenta de la Comisión.
“Si los Estados miembros aumentan su gasto en defensa en un promedio del 1,5% del PIB, esto podría generar un espacio fiscal de 650.000 millones de euros en los próximos cuatro años” explicó von der Leyen. La Comisión también propone la creación de un fondo especial de 150.000 millones de euros, basado en deuda común, para financiar la compra conjunta de material militar. Este mecanismo recuerda al adoptado para la recuperación económica tras la pandemia.
El plan de rearme no solo responde a la guerra en Ucrania, sino también a la reconfiguración del orden internacional. La administración de Donald Trump ha llevado a cabo un giro de 180 en grados sobre la política exterior norteamericana anclada durante décadas. Las sinergias de Trump con Vladimir Putin, sus ataques a la OTAN y su antagonismo con Kiev, agudizado en las últimas semanas, han llevado a la UE a tomar por fin en serio su propia seguridad.
El plan busca fortalecer áreas clave como la defensa aérea y antimisiles, la producción de municiones y la movilidad militar dentro del territorio europeo. Además, se pretende fomentar el desarrollo de una base industrial de defensa propia, reduciendo la dependencia de proveedores externos, especialmente de Estados Unidos….