POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 157

Repliegue y alianzas del imperio ante la crisis

Jorge Burón
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Desde 2007, EE UU ha priorizado la recuperación, aplicando políticas expansivas poco ortodoxas, a diferencia de Europa, donde se ha actuado tarde y mal. Ambos buscan aliarse ante el auge emergente.

Todos los grandes imperios de la historia han caído por grandes crisis: institucionales, bélicas, políticas… pero con un germen común, una crisis financiera, falta de dinero para pagar el imperio. Y Estados Unidos lo sabe. Desde 2007, cuando el imperio de nuestros días tembló, las políticas adoptadas han tendido, cada vez de forma más evidente, a preservar su posición, por encima de cualquier otro objetivo. En lo económico, y en todo lo demás.

La que se instauró tras la Segunda Guerra mundial como primera potencia indiscutible, no solo económica sino política, intelectual y cultural, vive uno de sus momentos más críticos. Después de la crisis financiera que contagió al resto del mundo, no ha terminado de retomar la confianza en sí misma, ni a nivel interno, ni externo. Los ciudadanos no confían igual en su país, con la desafección política y la caída de la confianza en las instituciones y sus líderes reflejada en las encuestas. Y lo cierto es que existen motivos para esta preocupación.

El gran temblor que vive EE UU comenzó con el hundimiento de la economía financiera en 2007, la caída de Lehman Brothers, la insostenibilidad de las hipotecas subprime y, en definitiva, la crisis económica que ya tiene una entidad propia. Desde ahí, y quizá con motivo de ello, se han producido muchas otras situaciones que evidencian la delicada situación de la primera potencia mundial. También sus actuaciones muestran que EE UU es el primer preocupado por su realidad, y que todas sus decisiones y medidas han tenido un objetivo primero y evidente: hay que salvar el imperio por encima de todo…

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