AFKAR-IDEAS  >   NÚMERO 59

Una mujer sudanesa hace el signo de la victoria tras una manifestación ante el cuartel general del ejército. Jartum, 30 de abril de 2019/OZAN KOSE/GETTY

Sudán: 30 años de poder militar-islamista

Los sudaneses reivindican la vuelta a un gobierno civil y democrático. La duda es si, dentro de la diversidad social, existe una voluntad y una capacidad comunes de dirigir el país.
Marc Lavergne
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En esta primavera de 2019, Sudán se halla sumido en un nuevo momento crucial de su historia. La crisis económica que estalló en enero de 2018 se ha agravado hasta un punto de ruptura. La ciudadanía está en las calles, en una movilización dirigida por organizaciones sindicales y políticas, herederas de una larga tradición, que han vuelto a significarse: exigen la caída del régimen y el regreso a un gobierno civil y democrático. El general Omar al Bashir, presidente de la República desde 1993, ha sido destituido por su equipo y reemplazado por un comité militar que se ha dotado de plenos poderes para los próximos dos años.

El que fuera el mayor país de África (más de cinco veces Francia), con una población en el Norte de más de 40 millones de habitantes en la actualidad, lleva 30 años destacando por varios episodios dramáticos: apoyo al islamismo militante y al terrorismo internacional; intensificación de la guerra contra el Movimiento Popular de Liberación de Sudán (MPLS), fundado en mayo de 1983 por el coronel John Garang, que alcanza un acuerdo de paz en enero de 2005, seguido de la independencia de Sudán del Sur en julio de 2011; la contra-insurrección devastadora en Darfur a partir de 2003, cuya complejidad describe Gérard Prunier en su obra Darfour, un génocide ambigu (2006). Entre las nefastas guerras civiles en la periferia marginada del país, la represión de cualquier oposición política en los centros urbanos y la capital, la política asumida de subversión frente a los países vecinos y más allá, el apoyo al terrorismo internacional, Sudán ha gozado de poca paz. Richard Cockett, en Sudan, Darfur and the failure of an African State (2010), llega a calificarlo de Estado fallido. La sociedad sudanesa ha vivido una profunda transformación derivada de los amplios movimientos…

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