POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 139

¿Vive el islam una nueva edad de oro?

Jean-Pierre Filiu
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Los cerca de 1.500 millones de musulmanes son una realidad demasiado diversa y compleja para formular un estereotipo. Ninguna religión ha ganado tanto con la globalización como el islam, que vive una extraordinaria efervescencia de manifestaciones contrastadas.

Por desgracia, a menudo se confunde globalización con occidentalización. La pereza intelectual inducida por esta asimilación etnocentrista impide, por ejemplo, tener en cuenta el espectacular ascenso y el dinamismo actual de China. Asimismo, no deja ver hasta qué punto, más allá de una actualidad muchas veces parcial y violenta, el islam sale ganando en la globalización actual. Nunca antes había tenido tantos fieles, nunca se habían practicado tanto sus ritos y nunca el árabe, lengua de la revelación coránica, había gozado de semejante difusión.

Esta consagración del islam no es, contrariamente a lo que podría sugerir una lectura superficial de la prensa diaria, fruto de una tensión expansionista o agresiva. Va de la mano de la emergencia general de un islam armoniosamente integrado en la globalización, conforme a las reglas y la ética del capitalismo globalizado. Este islam de mercado, encabezado por una burguesía devota y próspera, se desarrolla en el marco de la consolidación de los Estados-nación, establecidos tras las independencias. El atolladero de los movimientos yihadistas de vocación planetaria resulta aún más evidente.

¿Y si el islam estuviera viviendo su edad de oro, aquí y ahora? ¿Y si los que abogan por el regreso a los orígenes se equivocaran y punto, pues no es sino en este mundo y en este siglo cuando el islam experimenta una proyección sin precedentes? ¿Y si resulta que a los “perdonavidas” de un islam retrógrado y oscurantista el árbol no les deja ver el bosque, por lo que se niegan a reconocer la realidad del islam moderno, que surge del lado de los vencedores de…

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