Autor: Jesús A. Núñez Villaverde
Editorial: Libros de la Catarata, Casa África
Fecha: 2015
Páginas: 112
Lugar: Madrid

Boko Haram. El delirio del califato en África occidental

Julia García González
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Boko Haram va camino  de la nada. Así comienza el último párrafo del recomendable Boko Haram de Jesús A. Núñez Villaverde. Un texto en el que se analiza quiénes conforman el grupo yihadista, qué pretende, su nacimiento, evolución… Hay mucha leyenda y chascarrillo que presenta, en primer lugar, a su líder, Abubaker Shekau, como un iluminado anacrónico que defiende que la Tierra es plana o que llueve no por condensación, sino porque lo manda Alá. Se comenta, además, que no hay un Abubaker Shekau, sino que se trata del seudónimo usado por los sucesivos líderes del grupo.

Boko Haram nace en Nigeria en 2002, aunque su presencia mediática ha sido inexistente hasta hace relativamente poco. Sus orígenes se remontan a los llamamientos a la yihad allá por el siglo XIX desde el califato de Sokoto, Nigeria actual. Hoy es, junto al Estado Islámico (Daesh, en árabe), la encarnación del mal. Su nombre quiere decir “libro prohibido” en árabe. Y su meta, acabar con todo lo relacionado con modelos occidentales de educación y organización social, política y económica, percibidos como los culpables de la situación de los musulmanes del norte del país.

En los nueve capítulos, el autor desgrana con sabiduría el entramado de movimientos inspirados en parte por el islam político, así como por un panorama sociopolítico y económico de discriminación e insatisfacción generalizadas. Hay que hacerse una idea del contexto social, político y económico que caracteriza a Nigeria. Su diversidad étnica configura un panorama social de dificilísima gestión.

La aparición del petróleo en la década de los cincuenta del siglo XX supuso la salvación del país, el cambio drástico, más tarde convertido en la maldición de los recursos. La dependencia del petróleo –se abandonó la agricultura, el caucho– incrementó la brecha de desigualdad entre el norte y el sur, provocando una fractura social evidente. Boko Haram, talibanes nigerianos, ha sabido sacar partido de esta experiencia.

Así, ha consolidado una base social con postulados ideológicos, fundamentado más en factores religiosos que étnicos. El perfil social de sus componentes y simpatizantes es el de desclasados, pero también existe entre ellos una clase media con actores políticos y económicos relevantes, jóvenes marginados y hasta inmigrantes o niños de la calle. Su máxima es imponer la sharia como norma central de la vida nacional.

Su emergencia se enmarca en el antioccidentalismo histórico y actual, que ha provocado una nueva oleada islamista. Lo que no quiere decir que Boko Haram sea una rama operativa de Al Qaeda o Daesh, ya que todos funcionan de forma autónoma. Su nexo de unión: el hartazgo ciudadano ante unos regímenes políticos corruptos, ineficientes y represivos que no aportan bienestar ni seguridad a su población.

Es imposible cuantificar su volumen de financiación, solo se hace referencia a su fuente principal procedente de la zakat (azaque en castellano, y que todo musulmán está obligado a entregar para ayudar a los más desfavorecidos), en este caso 50 céntimos de euro; pero también donaciones de personalidades políticas y empresarios locales, secuestro de extranjeros, robos a bancos y transferencias de ciertas organizaciones islámicas.

 

Espiral de violencia

En el capítulo 5, Núñez Villaverde, con rigor y sencillez, se introduce en la espiral de violencia en la que Boko Haram ha entrado de forma irreversible y que ha convertido a su líder en el terrorista más buscado de África.

En 2014, con el secuestro de 200 niñas cristianas en un colegio de Chibok, estado de Borno, Boko Haram pasó a ser mundialmente conocido, no porque fuera la primera vez que actuaba, sino por el número de personas implicadas. Desde entonces la comunidad internacional y los gobernantes nigerianos intentan hacerle frente con operaciones multilaterales, aunque el autor cree que la contundencia militar y la violencia utilizada no acabarán con la organización. De hecho, la respuesta gubernamental demostró una vez más la inoperancia de las fuerzas armadas, que ni evitaron el hecho –del que fueron advertidos– ni tampoco rescataron a las niñas, obligadas a convertirse al islam, además de sufrir agresiones.

A lo largo de estas páginas se comprueba, según el autor, que la amenaza no ha disminuido ni desaparecido, a pesar de las operaciones de castigo del gobierno ni con las negociaciones de la comunidad internacional, pues Nigeria tampoco tiene buenas relaciones de vecindad, mientras el resto del mundo ve la cuestión como un problema interno.

Aunque también hay que añadir que existe coordinación entre los distintos servicios de inteligencia, con apoyo sobre todo de franceses y estadounidenses. La ONU no ha pasado de las condenas a los ataques, es más, sigue alargando una resolución para sancionar a quien ayude a los terroristas.

Núñez Villaverde cree que lo más importante es atender las causas que han provocado el desarrollo y crecimiento de Boko Haram, que no es un grupo terrorista al uso, y que las medidas empleadas –la fuerza bruta– no sirven. La situación exige otro tipo de respuesta.

Por ello, hay que insistir en que Boko Haram va camino de la nada. Seguirá provocando sufrimiento durante un tiempo, pero su planteamiento no tiene viabilidad. Para lograr su fracaso hay que adoptar otras estrategias y el nuevo presidente nigeriano, Muhammadu Buhari, ha de asumir una profunda reforma estructural del modelo social, político y económico.

El libro destaca, ante todo, la causa de estos acontecimientos: como casi siempre, la inoperancia de los gobiernos nacionales para atajar los problemas sociales y económicos de sus ciudadanos, las diferencias religiosas y la ignorancia de personas que solo intentan sobrevivir en un entorno hostil.