China fuerza el acercamiento entre EE UU y Vietnam

Jorge Tamames
 |  1 de junio de 2016

La visita de Barack Obama a Vietnam, entre el 24 y el 26 de mayo, remacha el “pivote” hacia el Pacífico que Estados Unidos inició en 2011. El viaje, cuya culminación ha sido el fin del embargo de armas de Washington a Hanói, consolida a Vietnam como nuevo socio estadounidense. A principios de 2016, el país firmó el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, impulsado por EE UU. La visita de Obama, centrada en cuestiones de seguridad y diplomacia económica, dejó en el tintero los derechos humanos. Ambos países prefirieron minimizar sus diferencias y centrarse en lo que les une: la creciente pujanza regional de China.

El interés de EE UU y Vietnam por profundizar su relación tiene una explicación geográfica. Los más de 3.000 kilómetros de costa vietnamita constituyen el flanco occidental del Mar de la China Meridional, rico en hidrocarburos y caladeros. Hundiendo toneladas de cemento y arena en esta región, Pekín erige islas artificiales donde antes no había más que algo de arena y rocas. A continuación, presenta su soberanía sobre estos islotes como un hecho consumado y pone en práctica la “estrategia del repollo”, rodeándolos con capa tras capa de pesqueros y patrulleros e impidiendo el acceso de terceros países. Las disputas por las soberanía de estos islotes ya ha generado tensión entre los miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN).

Vietnam pretende aprovechar el fin del veto estadounidense para fortalecer su capacidad naval. Los aviones y patrulleras que espera comprar en EE UU complementarán su inversión de 3.200 millones de dólares en seis submarinos rusos. Washington, por su parte, quisiera que el reacercamiento permita rehabilitar la base naval de Cam Ranh, el mejor puerto de aguas profundas en la región, actualmente en el punto de mira de las marinas estadounidense y rusa. En la isla de Hainan, situada en frente de la costa vietnamita, se encuentra la principal base de submarinos de la marina china.

 

SCS

 

Hanói y Washington solo mantienen relaciones diplomáticas desde 1995, mientras que, en papel, China y Vietnam parecen dos países destinados a entenderse. Los dos países están gobernados por partidos comunistas que han liberalizado la economía al tiempo que mantienen un control férreo sobre la política. En 1986, ocho años después de que Deng Xiaoping comenzase a abrir la economía china, Vietnam adoptó una serie de reformas similares, bautizadas como doi moi (“regeneración”). Según The Economist, la economía vietnamita es un reflejo de la china hace diez años y a menor escala (Vietnam cuenta con 90 millones de habitantes frente a los 1.357 de su vecino). Hasta la fecha ha evitado la desaceleración económica: en 2015, el país creció un 6,7% de su PIB.

A pesar de todo, la animadversión entre Pekín y Hanói es una constante histórica. En su libro sobre China, Henry Kissinger observa que la identidad nacional vietnamita gravita en torno a dos polos contrapuestos: la significación cultural de sus élites y la resistencia feroz, en el plano político, a los intentos de dominación por parte de sucesivas dinastías chinas. En 1979, los dos países se enzarzaron en una breve guerra fronteriza propiciada por la ocupación vietnamita de Camboya y el alineamiento de Vietnam con la URSS durante la ruptura sino-soviética. Según una encuesta del Pew Research Center, una mayoría de vietnamitas continúa viendo a China como la principal amenaza para su país.

El Partido Comunista de Vietnam refleja las tensiones en la relación entre ambos países. En la organización conviven facciones pro-chinas y otras más afines a EE UU. El principal representante de la segunda facción, el ex primer ministro Nguyen Tan Dung, fracasó en su intento de hacerse con la secretaría general del partido a principios de 2016. Pero aunque el cambio de guardia en el liderazgo del PCV haya empoderado al ala más conservadora del partido, el acercamiento a EE UU continúa. La agresividad territorial de China, en alza durante los últimos años, ha creado extraños compañeros de cama.

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