El Director General de Rosatom, Alexey Likhachev, habla durante la ceremonia de inicio de la construcción del rompehielos nuclear Leningrado en los Astilleros Bálticos, el 26 de enero de 2024, en San Petersburgo, Rusia. GETTY

La diplomacia nuclear rusa

Rusia es un importante socio en el suministro de tecnologías nucleares a los países del Sur Global. Esta estrategia depende de la capacidad de Moscú para encontrar nuevos socios diplomáticos y comerciales, negociando con estos países sin imponer severas condiciones de no proliferación.
João Paulo Nicolini Gabriel
 |  27 de abril de 2024

Desde su invasión a Ucrania, Rusia ha conseguido superar la mayoría de las estrictas sanciones impuestas por las economías occidentales, en gran parte gracias a su capacidad para mantener relaciones económicas con potencias emergentes en el ámbito de la energía, en particular el petróleo, el gas y la energía nuclear. El sector atómico está encabezado por la presencia mundial de Rosatom, la empresa rusa que dirige un conglomerado de más de 300 empresas responsables de la fabricación y venta de tecnologías nucleares para uso civil y militar.

En los últimos años, Rusia ha surgido como socio en el suministro de tecnologías nucleares a los países del Sur Global, ampliando gradualmente su presencia en América Latina, Oriente Medio, África y Asia. Esta estrategia depende de la capacidad de Moscú para encontrar nuevos socios diplomáticos y comerciales, negociando con estos países sin imponer severas condiciones de no proliferación (como los Acuerdos 123 de Estados Unidos) y vendiendo una amplia gama de tecnologías relacionadas con la energía nuclear, siendo el único proveedor mundial de todos los elementos necesarios para establecer un programa nuclear.

Para los países del Sur Global, Rusia se ha convertido en un proveedor potencial de estas tecnologías relacionadas con la energía nuclear. Por lo tanto, Moscú recurre a Rosatom como herramienta diplomática para recabar apoyos en el seno de las Naciones Unidas con el fin de evitar nuevas sanciones –lo que la bibliografía denomina “clientelismo internacional”– en el que Rusia establece lazos diplomáticos y asociaciones con países para recibir apoyos a sus posiciones durante las negociaciones de gobernanza mundial.

Rosatom ha ganado numerosas licitaciones para la venta de reactores, posicionándose como líder en cuanto al número de proyectos de construcción de reactores nucleares ejecutados simultáneamente, con 3 unidades en Rusia y 33 en el extranjero en diversas fases de ejecución. Asimismo, controla aproximadamente el 20% del mercado mundial de materiales de conversión y relacionados con el enriquecimiento, algo que la convirtió en un socio importante de grupos científicos de EEUU y países europeos independientemente de la guerra entre Rusia y Ucrania –por ejemplo, participando en la construcción en curso de la Instalación para la Investigación de Antiprotones e Iones (FAIR, por sus siglas en inglés)– una instalación internacional de aceleradores de vanguardia en Alemania.

Del mismo modo, desde 2023 Rosatom es el proveedor exclusivo de productos relacionados con el uranio enriquecido para las instalaciones nucleares brasileñas. Este acuerdo histórico es la primera asociación a largo plazo con Brasilia, que sustituye a las importaciones anteriores de Canadá y los consorcios europeos. Estos factores se producen precisamente en un momento en que Rosatom intenta ampliar sus relaciones con los países de los BRICS para aumentar su participación en la venta de subvenciones nucleares para la producción de radioisótopos en estas naciones y conseguir financiación del Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS.

 

La creciente presencia de Rosatom en el Sur Global

En la actualidad, Rosatom controla aproximadamente el 70% del mercado mundial de exportación para la construcción de centrales nucleares. Su expansión en el Sur Global se produce en un contexto en que las potencias emergentes que intentan impulsar su producción energética por medios nucleares.

 

Región de Oriente Medio y Norte de África (MENA)

El 27 de abril de 2023, el presidente turco Erdoğan expresó su gratitud a Putin por la inauguración de la central nuclear de Akkuyu, el primer reactor nuclear de Turquía. Comenzará a funcionar en 2025 con cuatro reactores VVER 1200 de agua a presión y será responsable de alrededor del 10% de la producción nacional total de electricidad. Situada en la provincia meridional turca de Mersin, la central nuclear fue construida por Rosatom, cuyas filiales financiaron el 93% del proyecto. Este proyecto ha creado tensiones con el bloque occidental, ya que Turquía, miembro de la OTAN, buscaba tecnología rusa para avanzar en su programa nuclear civil, a pesar de las sanciones impuestas a causa de la guerra entre Rusia y Ucrania. Asimismo, Rosatom ha proporcionado a Egipto cuatro reactores VVER para la construcción de su primera central nuclear –la segunda del continente africano– en un contrato por valor de unos 30.000 millones de dólares estadounidenses. El gobierno ruso también ha acordado financiar el 85% del coste.

En el norte de África, una región que se enfrenta a un rápido crecimiento demográfico y a una creciente necesidad de fuentes de energía sostenibles, Rusia ha iniciado diálogos estratégicos para reforzar la cooperación nuclear. Países como Marruecos, Libia (cuyo reactor nuclear –cerrado temporalmente– fue producido por la Unión Soviética) y Túnez, que intentan diversificar sus carteras energéticas alejándose de los combustibles fósiles, se han convertido en centros de estas conversaciones.

Rosatom ha estado a la vanguardia de estos diálogos, aprovechando los memorandos de entendimiento (MoU) y las negociaciones comerciales para explorar posibles proyectos y colaboraciones nucleares. Aunque su objetivo es satisfacer las demandas energéticas de la región, estos compromisos también se ajustan a los intereses geopolíticos y económicos más amplios de Rusia en la región de Oriente Medio y el Norte de África.

 

África Subsahariana

En una línea similar, distintos países del África Subsahariana, como Burkina Faso, Mali, Zimbabue, Ruanda, Burundi, Kenia y Etiopía, tienen acuerdos diplomáticos y comerciales relacionados con la energía nuclear con Rusia. Rosatom ha participado activamente en la región, ofreciendo oportunidades de becas a estudiantes locales para que completen estudios de ingeniería en Rusia. En este sentido, Rusia busca un acercamiento diplomático con países como Nigeria, basado en la cooperación en la exploración de uranio y el establecimiento de una central nuclear financiada mediante líneas de crédito rusas.

Moscú ha perseguido un acceso preferente a las minas de tierras raras y uranio del continente, como se observa en los acuerdos con Tanzania y Namibia. Suráfrica, miembro clave de los BRICS, es otro caso notable. El partido gobernante, el Congreso Nacional Africano (CNA), mantiene estrechas relaciones con el Kremlin desde la Guerra Fría, ya que el país necesita generar más electricidad para hacer frente a los recurrentes apagones. En 2023, Pretoria decidió impulsar la producción de energía nuclear, con Rosatom como principal candidato. Sin embargo, los planes para la creación de nuevas centrales nucleares se enfrentan a una seria resistencia, debido a las acusaciones de corrupción que rodeaban un acuerdo anterior.

En conjunto, los países subsaharianos se han acercado más a Rusia, sirviendo tanto de apoyo diplomático como de mercado para los productos rusos. Mientras financia el crecimiento de estas naciones mediante el suministro de tecnología nuclear, Rusia recibe a cambio apoyo diplomático, especialmente en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Por ejemplo, Suráfrica ha apoyado a Rusia en las votaciones de la ONU, votando en contra de varias resoluciones que condenaban a Moscú y viéndose envuelta en polémicas relacionadas con el conflicto entre Rusia y Ucrania.

 

Asia Meridional

La diplomacia nuclear de Rusia se ha extendido también al continente asiático, especialmente al sur de Asia. En el caso de India, la construcción de las unidades 3, 4, 5 y 6 de la central nuclear de Kudankulam reaviva una antigua asociación que se remonta a los acuerdos con la Unión Soviética. Asimismo, la empresa rusa opera en Bangladesh, con los preparativos en marcha para la construcción de la central nuclear de Rooppur, la primera instalación de energía nuclear del país. También en Sri Lanka, Rusia es un candidato potencial para construir reactores nucleares como parte de un proyecto a largo plazo recientemente publicado para impulsar la producción local de energía en el país. Por lo tanto, en el sur de Asia, Rusia pretende aprovechar los lazos históricos ofreciendo oportunidades tecnológicas y energéticas en el campo nuclear para mantener los vínculos comerciales. De hecho, a pesar de las presiones occidentales, Asia Meridional mantiene un comercio significativo con Moscú, mitigando así el impacto de las sanciones en su economía.

 

América Latina

Por último, en América Latina, Rusia persigue estratégicamente la ampliación de sus asociaciones y busca un mayor acceso a los mercados de materias primas del continente. En particular, en Bolivia, un contrato de 450 millones de dólares con Rosatom dará lugar a la construcción de un complejo de extracción y producción de carbonato de litio, un material esencial para los sistemas de refrigeración y contención de los reactores nucleares. Al mismo tiempo, Rusia ha ampliado la colaboración nuclear con Brasil.

Una vez más, Rusia pretende claramente reforzar sus lazos diplomáticos con estos países a través de la energía nuclear. El ex presidente brasileño Bolsonaro, conocido por sus políticas liberales, viajó a Moscú en 2022 para reunirse con Putin, señalando su intención de profundizar las relaciones diplomáticas en el sector nuclear. Bolsonaro trató la información discutida durante el viaje como confidencial, pero la prensa brasileña informó de conversaciones con empresas rusas para promover los intereses de la marina y buscar ayuda con la certificación del combustible que se utilizará en los reactores de los submarinos nucleares.

 

Los retos que aguardan y cómo abordarlos

Rusia ha encontrado en el mercado nuclear un medio para reforzar los lazos con los países del Sur Global proporcionándoles elementos de alta tecnología. Mediante asociaciones en el sector nuclear, Rusia no solo ha reforzado su presencia en el panorama energético mundial, sino que también ha aumentado su influencia geopolítica, sobre todo en regiones donde las economías emergentes buscan avances tecnológicos y soluciones energéticas.

El uso estratégico por parte de Rusia de las alianzas nucleares con países del Sur Global no solo aumenta su influencia mundial, sino que también plantea retos relacionados con la transferencia de tecnología y la dependencia económica. De hecho, estas asociaciones a menudo dependen en gran medida de la tecnología y la financiación rusas, lo que suscita inquietudes sobre la autonomía y la vulnerabilidad económica de los países receptores.

Para mitigar el riesgo de que Rusia aproveche las asociaciones nucleares para aumentar su influencia en el Sur Global, los socios occidentales podrían ofrecer soluciones innovadoras alternativas que se ajusten a las directrices del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), como el acuerdo de 2009 de EEUU con Emiratos Árabes Unidos. Fomentando la transferencia de tecnología y la creación de capacidad local sobre la base de las normas existentes, la ayuda occidental podría capacitar a los países receptores para desarrollar su capacidad nuclear, reduciendo al mismo tiempo la dependencia de un único proveedor. Por su parte, adhiriéndose a las normas del OIEA y desarrollando asociaciones diversificadas, los países del Sur Global podrían sortear mejor los retos y fomentar un desarrollo nuclear sostenible a largo plazo.

Artículo traducido del inglés de la web del Istituto Affari Internazionali (IAI).

 

Actividad subvencionada por la Secretaría de Asuntos Exteriores y Globales.

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