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El logotipo de la aerolínea rusa Aeroflot se ve en la pantalla de un teléfono a través de un vidrio roto, el 28 de febrero de 2022. GETTY

El desacople tecnológico de Rusia

Nunca se habían aplicado sanciones de esta magnitud a una economía importante. Las sanciones a los suministros de productos de alta tecnología, combinadas con las financieras y otras restricciones, acabarán expulsando a Rusia del club de las economías modernas.
Monika Grzegorczyk, J. Scott Marcus, Niclas Poitiers y Pauline Weil
 |  30 de marzo de 2022

Las sanciones selectivas sobre tecnologías específicas, las sanciones financieras y las “autosanciones” por parte de las empresas privadas están desvinculando a Rusia del suministro de productos de alta tecnología. La combinación de sanciones tecnológicas y financieras, la presión pública y el riesgo para la reputación, así como el colapso de la economía nacional han hecho que la decisión de abandonar el mercado ruso sea fácil para las empresas, y no solo para las de los países aliados de la OTAN.

Rusia ha intentado resistir las sanciones tecnológicas mediante la sustitución de importaciones, sin éxito hasta ahora. Los productos de alta tecnología se desarrollan con insumos de muchos países, pero pocos de ellos pueden funcionar sin insumos de la Unión Europea o de Estados Unidos. En consecuencia, una sola economía no puede replicar las capacidades de la red mundial.

En algunas industrias de bienes de alta tecnología, el efecto de las sanciones ya se deja sentir. A largo plazo, las sanciones también afectarán gravemente a las perspectivas de crecimiento de Rusia. Así, la guerra garantizará que el país deje de ser una economía moderna. Los rusos altamente cualificados ya se están marchando, lo que refuerza el efecto de las sanciones.

Las restricciones tendrán que tener en cuenta las obligaciones humanitarias para con el pueblo ruso, así como los beneficios pragmáticos de garantizar que el flujo de información hacia la opinión pública rusa continúe –véase este otro artículo en Bruegel sobre Rusia en materia de software, servicios en la nube y desconexión del Internet global–. Los responsables políticos occidentales deben considerar cómo preservar el acceso de Rusia a la información y a los productos médicos, al tiempo que ejercen presión sobre la tecnología en general.

 

La dependencia rusa de la alta tecnología occidental

Rusia depende en gran medida de las importaciones de bienes de alta tecnología, con importaciones por valor de unos 19.000 millones de dólares anuales. La mayor parte (45%) procede de la UE, con un 21% de EEUU, un 11% de China y un 2% de Reino Unido. Las principales categorías de importación son los bienes aeroespaciales –con un valor de casi 6.000 millones– y los bienes de información y comunicación –casi 4.000 millones en 2019–.

En 2019, la mayoría de las importaciones de tecnología nuclear procedieron de la UE (68%). La UE también es el principal proveedor de bienes de biotecnología, electrónica, ciencias de la vida y fabricación flexible (figura 1). China fue el principal proveedor de optoelectrónica, y EEUU, el principal proveedor de bienes aeroespaciales a Rusia.

 

 

La UE es el mayor proveedor de Rusia de productos aeroespaciales, biotecnológicos y de ciencias de la vida, que en conjunto constituyen más de la mitad de las importaciones rusas de productos de alta tecnología procedentes de la UE (figura 2). EEUU exporta sobre todo helicópteros militares, aviones y motores de aviones turborreactores, por un total de más de 3.000 millones de dólares. Un tercio de las exportaciones de alta tecnología de Reino Unido a Rusia son productos aeroespaciales, por valor de 140 millones de dólares.

 

 

Sanciones

Para limitar el acceso de Rusia a los productos de alta tecnología, los países alineados con la OTAN han impuesto restricciones comerciales. Algunas apuntan a empresas concretas, mientras que otras se dirigen a sectores y categorías de bienes. Las restricciones abarcan bienes de doble uso –que pueden apoyar los esfuerzos de defensa y militares– y bienes estratégicos, que desarrollan sectores clave de la economía. En las sanciones impuestas desde 2014 por la UE y EEUU, las restricciones a los bienes estratégicos se centraron sobre todo en equipos relevantes para el desarrollo del sector energético ruso.

Desde la invasión rusa de Ucrania, EEUU ha ampliado de manera significativa el alcance de sus restricciones a las exportaciones a Rusia, con amplios requisitos de licencias de exportación para los productos fabricados con “software, tecnología o equipos” de origen estadounidense, con independencia de dónde se hayan producido. El alcance de las sanciones estadounidenses se ha ampliado para abarcar la mayoría de los sectores de bienes, excepto los de alimentos, productos médicos, ciertos programas informáticos basados en Internet para las comunicaciones personales y la energía.

 

«El alcance de las sanciones estadounidenses se ha ampliado para abarcar la mayoría de los sectores de bienes, excepto los de alimentos o productos médicos, entre otros»

 

Las sanciones extraterritoriales de EEUU se complementan con las de otros países alineados con la OTAN y con el abandono de Rusia por parte de las empresas de alta tecnología. La UE ha ampliado sus propias restricciones a la exportación para incluir una serie de tecnologías avanzadas y productos de doble uso. Reino Unido, Japón, Canadá y Taiwán han impuesto a su vez prohibiciones a la exportación de productos de doble uso y productos sensibles de alta tecnología.

Las restricciones a las exportaciones complementan otras sanciones. Las amplias sanciones financieras –que obstaculizan de manera considerable la transferencia de fondos hacia y desde Rusia– limitan las opciones de Moscú para pagar sus importaciones. Estas sanciones financieras han reforzado las interrupciones de las cadenas de suministro, provocadas por las decisiones de las principales empresas de transporte marítimo de suspender los servicios a Rusia, por el aumento de las primas para el transporte marítimo por parte de las compañías de seguros, y por el peligro que representan las rutas marítimas expuestas al conflicto. Estas interrupciones disuaden de llevar a cabo cualquier tipo de comercio con Rusia. De hecho, estas barreras también suponen un reto para el comercio de bienes esenciales y no sancionados, incluidos los envíos de productos médicos. El deterioro del valor del rublo es otra razón para que las empresas extranjeras reduzcan sus operaciones comerciales en Rusia. Los chips, la aviación y los productos médicos son especialmente importantes, o bien están sujetos a medidas específicas.

 

Chips

Los semiconductores son el cerebro de los productos de alta tecnología y son cruciales para la reducción de las capacidades económicas y militares rusas. Su creciente importancia se refleja en que las importaciones rusas casi se duplicaron entre 2007 y 2020 (figura 3). Hoy, Rusia depende de las importaciones de chips. En un intento de proteger la economía de las sanciones, el Estado ha intentado apoyar a las empresas de semiconductores nacionales, pero sin éxito. La capacidad de fabricación nacional sigue siendo muy limitada y Rusia no produce semiconductores de gama alta.

 

 

EEUU impuso por primera vez un freno a estas importaciones mediante la restricción del comercio de tecnologías fabricadas con software de origen estadounidense. Este tipo de restricciones tiene un alcance extraterritorial: si un semiconductor se fabrica en Taiwán con software estadounidense –como la mayoría de los semiconductores–, la empresa taiwanesa necesitará una licencia de exportación de EEUU para poder vender a Rusia. Otros países han seguido el ejemplo de sancionar a Rusia mediante restricciones a la exportación y también han apuntado a las tecnologías de semiconductores por su importancia estratégica, incluida la producción de equipos militares y de defensa. Debido a la ubicuidad de los chips, privar a Rusia del acceso a su suministro de chips afectará gravemente a las perspectivas de casi todos los sectores industriales.

 

Aviación

La desvinculación de Rusia tiene graves consecuencias para su industria de la aviación. La UE y EEUU han cerrado su espacio aéreo a las aerolíneas rusas, excluyendo a la compañía de bandera rusa Aeroflot de importantes mercados. Además, las compañías aéreas rusas han alquilado más de 500 aviones, muchos de ellos a empresas irlandesas, que ahora deben rescindir sus contratos. Las sanciones incluyen la prohibición de las exportaciones aeroespaciales a Rusia. Los aviones necesitan un mantenimiento regular, pero la prestación de estos servicios –que Aeroflot ha contratado a Lufthansa Technik– está ahora prohibida y ya no se pueden enviar piezas a Rusia. Alrededor de dos tercios de la flota rusa de aviones civiles son de Boeing y Airbus, por lo que pronto quedarán en tierra.

Encontrar alternativas a la tecnología aeronáutica occidental será una tarea imposible a corto y medio plazo. Airbus y Boeing disfrutan de un duopolio para los aviones más grandes, y los componentes clave, como sus motores, son producidos por empresas occidentales –solo unos pocos aviones rusos más grandes están en servicio–. El mercado de los aviones regionales está más disputado, y Rusia y China intentan entrar en este segmento de mercado. Pero los aviones regionales construidos en China y Rusia dependen en gran medida de los componentes occidentales. En el caso del Sukhoi Superjet 100 de fabricación rusa, se calcula que las piezas occidentales representan más de la mitad de los costes unitarios. Aunque hay planes para sustituirlas y duplicar la cuota rusa de valor añadido hasta el 30%, esto será demasiado poco y demasiado tarde para salvar el Sukhoi Superjet 100. China también se ha negado a suministrar piezas.

Rusia ha tomado represalias imponiendo prohibiciones de uso de su espacio aéreo, cortando importantes rutas directas entre Europa y Asia Oriental para las aerolíneas europeas. Ha impedido la devolución de los aviones alquilados y podría recuperar partes de ellos y de su propia flota. Los viejos aviones soviéticos y rusos también podrían volar durante más tiempo. Pero es difícil ver cómo la industria aeronáutica rusa podría mantener su negocio internacional y nacional. La combinación de un embargo sobre la tecnología de la aviación, la exclusión de los mercados lucrativos y el efecto del colapso del rublo cortará las alas de la aviación rusa.

 

Productos médicos

La UE es el principal proveedor de productos médicos a Rusia. Los productos de las ciencias de la vida y la biotecnología en general constituyen la mayor categoría de importaciones de alta tecnología y la UE representa aproximadamente el 60% de estas (figura 4). En el caso de los productos farmacéuticos, alrededor de nueve de cada 10 importaciones proceden de Europa. Esto coincide con los patrones globales de especialización. La UE es el mayor exportador de productos médicos del mundo, seguida de EEUU.

 

 

Por otra parte, Rusia no es un gran exportador de productos médicos, ni siquiera de vacunas. Antes de la pandemia de Covid-19, las estimaciones de la cuota de Rusia en la producción mundial de vacunas eran solo una vigésima parte de las de la UE, y casi ninguna de ellas se exportaba. Incluso la vacuna Sputnik V, ampliamente publicitada en el contexto de la diplomacia de las vacunas, solo representa una pequeña parte de las vacunas mundiales contra el Covid-19.

Las sanciones no se han dirigido directamente a los productos médicos, pero las sanciones financieras y el colapso del poder adquisitivo ruso dificultarán la importación de productos médicos. Incluso los productos farmacéuticos producidos localmente dependen de insumos y tecnologías extranjeras que se han vuelto difíciles de obtener. Ya hay informes de que las existencias de algunos productos farmacéuticos, como la insulina, se están agotando. Los países están obligados por la Convención de Ginebra a garantizar que no se impida el acceso a los tratamientos médicos. Por tanto, los productos médicos no están incluidos en las sanciones, pero los países alineados con la OTAN también deben considerar los pasos para garantizar que las medidas no dirigidas, como las sanciones financieras, no impidan el acceso de Rusia a los productos médicos.

 

‘Terra ignota’

Nunca se habían aplicado sanciones de esta magnitud a una economía importante. Las duras sanciones financieras y comerciales han provocado el éxodo de empresas tecnológicas extranjeras y han aislado a Rusia de las cadenas de suministro mundiales de productos de alta tecnología. En la aviación y los servicios digitales, se sentirá un impacto inmediato debido a la falta de acceso a piezas y servicios cruciales. En términos más generales, el corte de las cadenas de suministro mundiales ahoga el futuro económico de Rusia. Hay indicios de una fuga de cerebros, lo que refuerza una demografía ya desfavorable. Dada la escasez mundial de talentos en las industrias de alta tecnología, la migración hará más difícil mantener vivas las industrias de alta tecnología de Rusia. La UE debería aprovechar esta circunstancia y ofrecer oportunidades a los ciudadanos rusos que buscan un futuro en otro lugar.

Incluso cuando existan alternativas a las tecnologías sancionadas de los países alineados con la OTAN, su sustitución conllevará importantes costes de cambio y no podrá realizarse de la noche a la mañana. China podría proporcionar algunas tecnologías alternativas, pero esto tendrá un alto precio y empujará a Rusia a la dependencia. Ya hay pruebas de la reticencia del sector privado chino a llenar el vacío dejado por los proveedores de tecnología occidentales.

A la hora de diseñar y aplicar nuevas sanciones a Rusia, los responsables políticos deben tener en cuenta los objetivos erróneos o las consecuencias más amplias no deseadas, y deben tratar de mitigarlas. A la UE no le interesa cortar el acceso de los rusos a los productos médicos, ni reprimir su capacidad de expresar su disidencia en línea como efecto secundario de unas sanciones “digitales” demasiado amplias. Aunque los costes recaen sobre todo en Rusia, en algunos sectores la UE también se enfrentará a desafíos.

Artículo publicado originalmente en inglés en Bruegel.

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