España: la controversia por 'Eurovegas'

 |  20 de marzo de 2012

 

Esta Semana en Informe Semanal de Política Exterior: capitalismo de casino.

El proyecto del presidente y principal accionista de Las Vegas Sands, Sheldon Adelson, de 78 años, magnate del juego estadounidense, de levantar un nuevo Las Vegas en España, más allá de la polémica sobre las condiciones exigidas para su implantación, plantea dudas sobre el modelo de desarrollo que implica un proyecto así.

En tiempos donde se aboga por una mayor regulación del sector financiero tras la implosión del sistema en 2008, severo golpe al conocido como “capitalismo de casino”, sorprende la fuerte apuesta de los presidentes de las comunidades catalana y madrileña, Artur Mas y Esperanza Aguirre, respectivamente, a favor del Casino. Muchas voces moderadas lo creen un proyecto pernicioso, caduco, propio de sociedades sumidas en el subdesarrollo.

La promesa de una inversión que podría alcanzar los 18.000 millones de euros, crear 164.000 empleos directos y 97.000 indirectos, según cálculos de Las Vegas Sands, y aportar cinco millones de turistas adicionales, viene con contrapartidas propias de un paraíso fiscal. Entre ellas, la de modificar la ley de Juego, la ley de Enjuiciamiento Civil, la ley de Extranjería, la ley Antitabaco, el Estatuto de los Trabajadores y la ley de Procedimiento Laboral. “¿Después de haber sido La Meca de la construcción, se convertirá España en el templo del juego?”, se pregunta Sandrine Morel, corresponsal de Le Monde.

En 2004, Adelson abrió su primer casino en Macao, único enclave de China donde el juego está permitido. En la actualidad, posee tres resort del juego en la antigua colonia portuguesa, que tiene un tercio de su economía en manos de intermediarios relacionados con las triadas, la mafia china, según el departamento de Estado de EE UU. Una de las condiciones de Las Vegas Sands es legalizar en España ese sistema de intermediarios, conocidos como junkets, lo que obligaría, entre otras cosas, a modificar la ley de Blanqueo de Capitales. Otros elementos asociados a estas islas del juego, como la prostitución, no ayudan a aclarar la apuesta.

Adelson es uno de los miembros más prominentes del ala dura del partido Republicano, además de uno de sus principales donantes. La revista Forbes sitúa su fortuna, estimada en 25.000 millones de dólares, en el puesto 14 a nivel mundial, el séptimo en EE UU. En las primarias republicanas ha apostado por Newt Gingrich, con escasas probabilidades de victoria debido a los numerosos esqueletos que el otrora líder de la revolución ultraconservadora guarda en su armario. Adelson ha donado 10 millones de dólares para sufragar su campaña.

La salida de la crisis implica para España defender nuevos modelos de desarrollo que superen esquemas del siglo XIX. El capitalismo de casino que propone Adelson parece más adecuado para enclaves opacos, como Macao o Singapur, que para capitales europeas abiertas como Madrid y Barcelona. Si España quiere pujar por una economía abierta, transparente y sólida, no debería dejarse embarcar en apuestas que prometen dinero rápido, fácil y dudoso. Ya se sabe que en los casinos siempre gana la banca.

 

Para más información:

Ignacio Escolar, «Capitalismo de casino». Blog Escolar.net, enero 2012.

Miguel Ángel Aguilar, «¡Hagan juego, señores!». El País, febrero 2012.

 

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